Aparecía ante
mis ojos hace unos días un curioso dicho bretón: “La poesía es más fuerte que
las tres cosas más fuertes: el mal, el fuego y la tempestad”. Y lo encontré
apropiado, más que apropiado, yo que creo mucho más en la poesía que en los
poetas, cuando trabé conocimiento del último libro de poemas de Raúl Henao,
titulado La llave oculta.
La poesía de
Raúl Henao es, en las últimas décadas, del panorama castellano, la que me parece
más intensa, la que ofrece un mayor tenor de alcohol poético, y aromatizado sin
duda con hierbas salvajes, una poesía de las profundidades escrita por un
hombre de una feroz independencia, que emite sus mensajes, no pocas veces
desesperados, desde un entorno tan hostil como Medellín, en un país que, según
veíamos hace poco, tiene unas credenciales surrealistas como milagrosas.
Si el primer
libro de Raúl Henao, Combate del carnaval y la cuaresma, aparecido en
1973, se expresaba en verso, ya el siguiente, El bebedor nocturno,
constaba de prosas poéticas. Esta es la forma que asumen las dos docenas de
textos de La llave oculta, encabezados por una breve reflexión sobre el
poder y la vigencia del poema en prosa, que simultáneamente confirman los no
menos flamantes poemas de Carlos Barbarito Materia desnuda, también
venidos de la América del Sur. Tanto en uno como en otro caso, los elementos
poéticos priman sobre los narrativos.
Y si a
propósito de Materia desnuda señalábamos la impronta simbolista, hay que
decir que Raúl Henao continúa firmemente enraizado en la tradición romántica,
simbolista y surrealista. Los epígrafes de algunos de los poemas son de Gérard
de Nerval (“El árbol de la ciencia no es el árbol de la vida”), António Maria
Lisboa, Alejandra Pizarnik, Braulio Arenas, mientras que el poema que da título
al libro va dedicado al llorado Philip West, de quien es la cubierta de El
partido del diablo y quien tradujo al inglés los poemas de La vida a la
carta. Otro poema, “Cerrad el círculo” tiene como destinatario a su
compatriota Darío Restrepo Soto, maestro de un humor negro que no pocas veces
irrumpe en la poesía del propio Henao.
Si, en
palabras de Claude Tarnaud que hace poco citábamos aquí, “la trayectoria sensible de un hombre debe
ser determinada en función de todas las distancias que asume”, hay que
reconocer que Raúl Henao se sitúa a perfecta
distancia. Las calidades
metafóricas y visionarias de su poesía, su fuerza imaginativa y expresiva, esa
voz propia que hace inconfundible su expresión poética, tantas veces
enigmática, no dejan lugar a dudas.
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La llave oculta solo se consigue a través del autor y la
impresora, cuyas direcciones damos en seguida:
En cambio, La
reinvención del amor (“Hay que reinventar el amor”, dijo Rimbaud, y son
palabras que jamás han dejado de estar vigentes), antología de poemas
erótico-amorosos espigados en sus diversos libros, es de acceso público, por lo
cual es para mí un placer y un privilegio poder brindársela aquí a los lectores,
aunque la impresión en papel para quien quiera tenerlo como libro físico (que
es algo con lo que jamás podrá competir el libro virtual) se puede pedir a
Seshat Editorial, que la va haciendo a quien la pida. Y también aportamos el enlace de un reciente documental sin los defectos habituales de este enojoso género.