sábado, 27 de septiembre de 2025

Guy Ducornet (2015-2017)

El 26 de agosto de 2015, publiqué una reseña de Collage redux, donde traduje unas palabras de Ducornet sobre su práctica en el terreno del collage. Dado que venían en inglés, le pedí me las enviara en francés:

Le collage tel que je le pratique commence toujours à partir de le sorte de banque de données que je me suis constituée depuis de nombreuses années à partie d'innombrabres fragments et éléments photographiques et d'imprimés ou de documents de toutes sortes.
La plupart d'entre eux ont depuis longtemps perdu leurs fonctions représentatives au bénéfice de formes somplifiées, de structures épurées, de variante de couleurs ou de textures innombrables dont le seul commun dénominateur est d'avoir été assemblées de manière fortuite, au hasard des circonstances d'une vie agitée et nomade, au hasard de désirs d'un total automatisme,
sans aucune décision consciente apparente -- avant d'être reduits et découpés le plus rapidement possible et sans autre but précis que de pouvoir (peut-être) éventuellement être UTILES comme éléments LIBRES (à la manière des électrons du même nom) dans un nouvel ensemble qui paraît sur le point de se constituer comme par magie...
C'est parfois à ce stade qu'un certain "sens" ou une certaine "direction" peuvent à l'occasion se faire jour avec une chance de pouvoir être communiqués à d'autres spectateurs curieux... Et si ce processus totalement libre m'intéress ete me captive autant et depuis si longtemps, c'est qu'il revèle accidentellement des connexions imprévues et imprévisibles entre des formes qui appartiennent à un micro-univers dont les éléments sont peut-être susceptibles d'être communiqués, transmis (ou non) ou révélés à tout esprit cultivé curieux et encore assoiffé d'émerveillement et d'imaginaire...

En septiembre me llega una postal tinerfeña (lo que me recuerda mi hábito irónico de enviarles desde Canarias, allá por fines de los años 70, postales de Barcelona a mis amigos de allá), dando cuenta de su visita a las grutas de Lascaux, y un correo narrando su viaje a Gales para encontrarse con John Welson y otros surrealistas como John Richardson y con unas referencias a André Mimiague, cuya genialidad parapluycha yo no descubriría verdaderamente hasta septiembre de 2018, y al rosacrucianismo de Paul Sanda y sus amigos, que Ducornet no podía ver con buenos ojos, cerrado como era al esoterismo religioso y organizado.

La foto de la carta del 28 de octubre es de junio de 2014, "tocando los blues" en su saxofón con su viejo amigo Didier Lavigne a la guitarra eléctrica y de quien venía también una foto en la casa de Puy Notre-Dame. Las dos cartas de noviembre son ya a la vuelta a París, con sus exposiciones, una evocación de los Zeller en Ontario, recuerdos de Miguel de Carvalho en Puy Notre-Dame y más alusiones a sus amigos Richard Walter y Alain Joubert.

La carta del 18 de enero de 2016 es la última que me trajeron los correos. Creo que al final sucumbimos al naufragio del correo tradicional, lo que explica, aunque solo en parte, una cierta decadencia de nuestra correspondencia. Y digo en parte porque este año me encontró despidiéndome de mi trabajo y a la vez muy afanado en la publicación de la edición definitiva de Caleidoscopio surrealista y en la del segundo tomo de Surrealismo: el oro del tiempo (más las de otras publicaciones más personales), amén de una causa que veremos en seguida. Esta última carta contenía solo un folleto del Musée de la Vie Romantique, con una llamada de atención sobre un curioso precedente del azar automático surrealista. 

El 4 de febrero, tras haber reanudado, después de once años de sequía, mis viajes a Portugal, jugamos con la bella propuesta de encontrarnos allá. Otros dos correos de este mes carecen de interés (nuevos problemas de salud, la recepción de Caleidoscopio surrealista 2), contándome que se ha puesto de nuevo a tocar el piano y que está escuchando a Horace Silver y Oscar Peterson. Saltamos así a junio, con una exposición Histoires 100 paroles en Puy Notre-Dame. Al cruzarse en nuestro intercambio una referencia a la viuda Rosemont, me dice que no sabe qué será de ella, por lo que le envío un vídeo reciente, quedando encantado por reescuchar su voz.

En octubre ya soy un "dear old friend". Él visita de nuevo a Los Ángeles y recorre la poderosa naturaleza norteamericana. Y en en esa carta del 6 de octubre, da otra de las claves del bajón experimentado en los últimos tiempos por nuestra correspondencia (ya que la amistad permanecía incólume y yo creo que al final ellos hubieran vuelto a Tenerife o nos hubiéramos encontrado en Portugal): la pobreza de la actualidad surrealista. A su juicio, "el planeta surrelista se encoge", idea en que insiste en la importante carta del día 13 del mismo mes: "No veo mucho de nuevo o excitante en el panorama surrealista", "demasiadas repeticiones de ideas viejas, sin energía original y fuerza", todo lo cual lo volvía "melancólico y triste". Esto, dicho por un surrealista precisamente original y vigoroso.

El correo del 20 de octubre da cuenta de la recepción de Surrealismo: el oro del tiempo 2, y el del 7 de noviembre evoca su estancia en S. Paulo junto a Sergio Lima, con una referencia despectiva a la "lepra" de los grafitis contemporáneos que allí se encontró en todo su esplendor, grafitis que ya Édouard Jaguer había visto como "arte de brutos", todo lo más opuesto al "art brut".

Tardo en escribirle porque estaba a la espera de un número de la revista Algérie Littérature Action que contenía una colaboración suya... y que para mi sorpresa me confiesa no tener. Estamos en marzo de 2017 y se produce un hiato de casi nueve meses, cuando le escribo para decirle que lo veo en excelente forma a la luz de sus colaboraciones en Infosurr. El 16 de marzo recibo su respuesta a mi correo sobre Elizé Bleys, cultivadora de la cerámica, en que le digo que me gustaría escribir algo sobre su propia práctica; me envía detalles en esa respuesta, que la convierte en otra carta de especial interés. El 25 de marzo parece que recomenzamos nuestro diálogo a todo vapor, contándome que va a visitar nuevamente a Her de Vries y Laurens Vancrevel (quienes creo que eran sus mejores amigos surrealistas, con John Welson), pero el silencio absoluto se hace cuando no recibo ya respuesta al envío que, sabedor de su sensibilidad hacia aquella temática, le hice de una verdadera joya bibliográfica y musical: el libro de más de cien páginas Parchman Farm. Photographs and Field Recordings: 1947-1959, con las grabaciones de Alan Lomax en la prisión estatal de Mississippi, fotos extraordinarias y una gran documentación.


Cuatro años después, el 27 de agosto de 2022, dediqué a mi "dear old friend" en este blog un homenaje, con mucho material notable.

Guislaine y Guy Ducornet.
Jardín Botánico de La Orotava,
enero de 2013