lunes, 15 de septiembre de 2025

Guy Ducornet, 2015 (1)


El primer semestre del año 2015 fue aciago para Guy Ducornet. Las dos primeras cartas de enero vienen marcadas por el asesinato de los Charlie-Hebdo, incluido un amigo íntimo suyo, Philippe Honoré, pero las cartas siguientes vuelven a los motivos habituales, la del 26 de enero con el número 413 de Histoires 100 paroles que encabeza esta entrega y varios folletos del Jardin des Plantes, donde yo había estado in illo tempore para, en mi última estancia parisina, pasar de largo en vista de la enorme cola turística para comprar los billetes; no sé a qué se refiere la alusión a Ludovic Tac, pero supongo que a su reseña de Ce qui sera aparecida en el número 112 de Infosurr, con algunas críticas a Alain Joubert.

La carta del 30 de enero es la primera con referencias a la exposición de Costa Rica, organizada por Alfonso Peña y Amirah Gazel, y la del 3 de febrero concluye con la habitual invitación al apartamento de Guislaine en París; pese a mi respuesta ("Paris. What a dream! Mais je pense que jamais je sortirai des Canaries. Je suis définitivement lassé de voyager (même dans les îles!)", no obstante la cual continuará siempre insistiendo.

Las cartas del 9 y 10 de marzo son muy tristes, porque registran sus primeros problemas cerebrales, que acabarían repitiéndose fatalmente. Pero son muy interesantes sus reflexiones sobre la memoria y sobre el horror hospitalario, con los tan engreídos como ignaros señores de las batas blancas, que darían evidencia también de su maldad durante la farsa pandémica, cinco años después. En una de esas cartas, alude al envío que le he hecho de unas grabaciones "comprometidas" del gran  J. B. Lenoir, al que llama Lenon, porque, si era un conocedor extraordinario del jazz, no controlaba igual la tradición de los blues.

La carta del 2 de abril es magnífica. Cuenta que se ha comprado un saxo soprano, y que piensa tocar algunos temas de Sidney Bechet (quien disfrutaba de un verdadero culto a Francia, donde hasta hay un busto suyo en Juan-les-Pins), aprovechando para relacionar su automatismo collagista con la improvisación jazzística. Con alborozo celebra haber llegado al collage 499 de Histoires 100 paroles

Él mismo dice de la correspondencia de marzo y abril que es "algo melancólica", a causa de su accidente cerebral, y yo sospecho que le dejó una leve secuela, ya que lo encuentro en estos meses algo repetitivo, como si no controlara lo que me ha venido contando. Pero la actualidad, con sus movimientos, sus exposiciones y sus novedades bibliográficas, vuelve a imperar. El 9 de abril recibo una carta visual, con más creaciones suyas, un precedente de la calcomanía y un cuadernillo de disco compacto de Sidney Bechet. Al día siguiente manifiesta su deseo de llegar a Puy Notre-Dame para poder tocar sin problemas de vecinos su saxo soprano, lo que me recuerda, una noche en la villa lanzaroteña de Teguise (el más bello pueblo de Canarias, aparte La Orotava), cuando escuché un saxo soprano surgir del profundo sosiego de unas calles desiertas, que resultó tocaba Juanele Morales, eximio fabricante de timples artesanales y aficionado a los gallos finos, con quien aquel mismo día yo había hablado en su taller, recopilando informaciones para el Diccionario gallístico de Canarias. Esta carta expresa su obsesión por qué va a hacer con todo lo que tiene, y comenta el avance de su libro Bris-collage, que califica de "suerte de Annandale Blues en francés"; lástima: hoy hubiera aparecido, por ejemplo, en Le Grand Tamanoir, o hubiera sido muy fácil hacer una edición con tiradas pequeñas y renovables y haberla difundido en la medida de lo posible.

Pero mayo y junio le reservaban dos desastres: roban su casa de Puy Notre-Dame y le piratean el ordenador, con la consecuencia de que intentan estafar a todos sus amigos con el cuento de que ha sido asaltado en Atenas y necesita que le envíen 2.500 euros, trampa en que yo mismo estuve en un tris de caer. Entre una y otra desgracia, la carta del 17 de mayo narra otro "azar objetivo", con Ralph Ellison, la del 25 de junio expresa sus críticas al nuevo número de A Phala y la del 26 de junio  reproduce el dibujo de Philippe Honoré con André Breton cuando le envió en 1913 a Charlie-Hebdo una nota en defensa de Breton.

La carta final, de 9 de julio, alude a la "extraña fotografía con gafas y bigote blanco" enviada en mi correo, que es la que el estafador remitía en último término, por si picaba alguien que no lo conociera físicamente; nunca falta el humor en el amigo Ducornet, que me dice con tres interjecciones que "el rostro se parece al de Alain Joubert"... Mala racha, pero otros bellos vuelos como el del collage de arriba aún le esperaban.