Martin Stejskal, uno de los grandes nombres
del surrealismo checo, expone en una galería de Praga, conjuntamente con Zuzana Lazarová.
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La Galería Pstrossova 23, donde transcurre la
exposición, advierte: “En relación con la situación epidémica, hay que observar
las medidas de higiene y presentar un certificado de vacunación o una prueba
negativa para covid-19”.
A estos extremos hemos llegado, por ahora (al principio
era solo “un papelito para facilitar los viajes”), y este es la situación del surrealismo en noviembre de 2021.
Por “medidas de higiene” se entiende lavarse las manos (de todo lo que está
pasando) y llevar puesto un bozal (para ocultar aquello en que cada uno se ha
convertido).
Como vemos en las siguientes fotos, los
surrealistas checos se lo pasaron pipa en la apertura de su exposición, tras
haber presentado su certificado “sanitario”, que margina a cuatro millones y
medio de sus compatriotas, aunque ellos demuestren ser buenos ciudadanos
preocupados por el BIEN COMÚN. Con la misma preocupación y la misma alegría en
el trabajo, otros surrealistas que se han pasado la vida ladrándole al
capitalismo, y que a la hora de la verdad han demostrado no ser sino sus
mascotas, presentan sus libros y sus revistas o participan en un “encuentro de
amigos” provistos de las mascarillas “sanitarias” con que muestran plena
obediencia aun a las medidas más estúpidas del Régimen. Y ahora mismo, cuando
las sociedades occidentales se han convertido en sociedades fascistas de coartada
sanitaria, la tribu surrealista se entretiene contestando bucólicamente a una
encuesta sobre... surrealismo y arquitectura. Esto es el surrealismo en
noviembre de 2021.