domingo, 26 de octubre de 2025

Sade y el surrealismo (1977-1989)

El número 2 de Surréalisme, en 1977, incluye un precioso ensayo de Effenberger sobre "el azar objetivo y el retrato encontrado del marqués de Sade":




En el primer número de Dreamhelmet, 1978, hay un poema a Sade de Bill Wolack (los collages son de Stefan Jamiolkowski):



1981: Jean Benoît expone en un escaparate de París sus rollos-manuscritos, inspirados en el de Sade, que tienen que ser desmontados por escándalo.

Al año siguiente, Pierre Facheux diseña la portada de la edición Pauvert de la Vie de Marquis de Sade de Gilbert Lely, con un "retrato-prisión", así como de las nuevas obras completas del Marqués, aparecidas entre 1986 y 1992, también en Pauvert; sobre estas últimas portadas, escribe Jerôme Facheux: "Se trata de un muy bello trabajo gráfico al fin de su vida, trabajo de una gran pureza de composición, en que se reencuentra el uso del juego de los extremos en sus construcciones presente desde sus primeros trabajos de los años 40, asociado a la elección de este muy bello Didot que él definía como el carácter guillotina":



En 1983 se publica una célebre carta de Sade con un dibujo de Jacques Hérold, otra figura del surrealismo con quien nos hemos ya encontrado en esta travesía sadiana:


Surgen simultáneamente en los Estados Unidos las Marquis de Sade Editions, por los disidentes del grupo de Chicago, con libros en este par de años de Tom Burghardt, Brooke Roothwell y Alan Graubard.

1985 es un año sobresaliente, ya que aparece el libro capital sobre nuestro querido Marqués: Soudain un bloc d'abîme, Sade, de Annie Le Brun, quien viene a liberarlo de la prestigiosa crítica contemporizadora y tergivesadora, cuando no de la directamente imbécil (Paulhan, Bataille, Blanchot, Barthes, la pedantesca caspa telqueliana, el feminismo necio). Este, pese a un par de debilidades (la creencia en la estafa de los "librepensadores" tipo Holbach, que no eran más que la cloaca de las ideas burguesas de la época, o la dudosa calificación del humor negro y arrasador de Sade como "existencial") es un libro explosivo e hiperlúcido, del que recuerdo una reseña lamentable del abuelito Octavio Paz convertido en campeón de la alta literatura. Annie Le Brun vuelve en 1989 sobre Sade con los ensayos de Sade, aller et détours, pero incluso más adelante aún nos rencontraremos en varias felices ocasiones con ella.

En el mismo año, como para celebrarlo, hace Jakub Effenberger una serie de fotos del castillo de Lacoste, tres de las cuales se reproducen en el número 72 de Analogon, dentro del dosier a que ya nos hemos referido y al que nos volveremos a referir:


Jean Benoît vuelve a la carga en 1987 con obra suya impresionante, L'Aigle, Mademoiselle ("L'aigle, Mademoiselle, est quelquefois obligé de quitter la septième région de l'air pour venir s'abaisser sur la cime du Mont Olympe"):



En el mismo año, Conroy Maddox hace la pintura-collage La mirada sadiana, de la que no conozco reproducción. Y se publica Apunte de eternidad, de Alejandro Puga, con el poema en prosa "Sade", que yo reproduje en una página literaria de Tenerife, ilustrado por la carta de Marsella:


En 1989 lleva a cabo Mimi Parent Las muy ricas horas del Marqués de Sade:


Es año abundoso este de 1989: Arturo Schwarz organiza la exposición "I surrealisti", a partir de la cual crea la Fundación S.A.D.E.; Giovanna escribe una serie de "aporismes" sobre Sade que titula "Ascendant Sade. Un beau con, une belle comme" (publicados en 1994 en el número 20 de Pleine Marge); y Jorge Leal Labrín pinta  El embeleso del hechizo revelador en Sade: