Como es sabido, cuando André Breton estuvo
en Tenerife, el mes de mayo de 1935, fue entrevistado por Domingo López Torres
para su revista Índice. La entrevista no llegaría a aparecer allí,
puesto que la revista no tuvo continuidad, pero Breton la incorporó al pequeño
volumen Posición política del surrealismo.
De Índice solo se conocía el número
primero, de marzo de 1935. Recientemente, ha podido detectarse la existencia de
un segundo número, correspondiente a abril. En esta fecha, Breton ya se ha dado cuenta de lo
que pasa en la URSS (y aun así, demasiado tarde), pero la fe en Stalin sigue incólume en
trabajos como el dedicado por García Cabrera a los siniestros congresos de
escritores que tenían lugar en Moscú, donde se cree a pie juntillas lo que
decía la propaganda soviética, o, en este número 2, un retrato color rosa de los
maravillosos progresos en la misma capital, con efigie de Stalin incluida. Afortunadamente, la posición de López Torres es abierta, con el mismo interés hacia el anarquismo o el socialismo revolucionario.
El centro Tenerife Espacio de las Artes
prepara la edición facsímil de este segundo número, que ha aparecido en
Barcelona. Ha sido muy importante el proceso de
recuperación de documentación y archivos que se ha venido realizando desde el
Departamento de Colección de este centro –dirigido por el poeta y buen
conocedor del surrealismo Isidro Hernández–, apoyando la labor sobre vanguardias
y la colección Domínguez. Se han ido adquiriendo así casi todos los libros
ilustrados por Óscar Domínguez, un amplio conjunto de cartas, los boletines
internacionales del surrealismo, etc.
La sorpresa de este número es la inclusión de un gran poema de Emeterio Gutiérrez
Albelo que hubiera encajado bien en Enigma del invitado. En El Sol
del 2 de diciembre de 1934, se dice que Emeterio prepara un libro titulado Delantera
de paraíso, por lo que o este era el título que pensaba para Enigma del
invitado o proyectaba otro libro con poemas sueltos, como los dos que
aparecieron en el n. 29 de Gaceta de Arte o los que dejó inéditos: “Una
mosca” y “El cielo que no se ve”. Desde abril del 33, Emeterio había publicado
en revistas varios poemas de Enigma del invitado. Si Delantera
de paraíso era el título que pensó para Enigma del invitado, resulta
extraño que eliminara el poema del conjunto final, pero a la vez, como señalé
antes, el poema se hubiera insertado muy bien en él. Además, al describirse el
poema en Índice como “fragmento de un libro en preparación”, pensamos
que más que de un poema autónomo se trata de un poema hilvanado a otros, como
ocurre en Enigma del invitado.
“Delantera de paraíso” es puro Emeterio
surrealista, con sus constantes del verso corto, la frase entrecortada, la
cinefilia, la blasfemia o la comicidad (y cosmicidad) visionaria. El tema de la
muerte de Dios es aquí tratado humorísticamente, que es lo que se merece. Y si
la sangrienta parodia de la Última Cena contenida en Enigma del invitado
anticipaba la de Buñuel, aquí el personaje justiciero del Ángel Exterminador
trae al instante connotaciones buñuelescas. Una joya, y una vaharada de aire
fresco, verdaderamente revolucionaria, en medio de las páginas de este
número al que ni le falta un engendro del abyecto Alberti (y encima, frente a
frente uno y otro poema, presentados como si fueran complementarios).