martes, 29 de abril de 2014

l’impromptu primaveral

En la gótica portada de este nuevo número del boletín del umbo, vemos una imagen que antaño acogía a los visitantes de la pequeña librería L’Or du Temps, cuando la llevaba Pierre Rojanski. Cliente de esa librería, que se dedicaba solo al surrealismo, fui yo muchos años, visitándola en una ocasión que pasé por París. Al acabar mi selección de libros, di mi dirección para que me lo enviaran, y alguien que estaba ahí, al escucharme, se me acercó para preguntarme si yo conocía en Tenerife a un tal Miguel Pérez Corrales... Era Lou Dubois, quien acababa de llegar en una bicicleta, como reencarnación de Alfred Jarry, y que conocía mi nombre por Sarane Alexandrian.
De nuevo en apretadas páginas, encontramos textos de Guy Cabanel, Laurent Albarracin, Pierre Peuchmaurd, Louis-Françoise Delisse (en homenaje al último libro de Jean-Yves Bériou, Le monde est un autre), Julien Starck, Merl Fluin, Cécile Even, Alexandre Pierrepont, el ecuatoriano Huilo Ruales Hualca, Jean-Marc Thévenin, Christine Delcourt, Olivier Hervy, el argentino Néstor Ponce, Christian Hibon y Joël Gayraud (unos “slogans hirsutos”). El poema de Merl Fluin, traducido por Gayraud, pertenece a Deadwax inscriptions, originalísima publicación que yo ya noticié aquí.
En las ilustraciones, la caja que se reproducía de Her de Vries en Ce qui sera, aparece a todo color, y hay también un viejo collage de El Janabi, un dibujo de Chris Voisard y el proceso en cuatro pasos de un collage de François Morel, titulado, en cuatro palabras correspondientes, “Pequeña historia sin palabra”: una muchacha, asomada a una buhardilla enramada, ve volar cerca a una golondrina, apareciendo luego unas cigüeñas y el mar (que deja a la buhardilla instalada en el arenal), luego un leopardo que se desliza por la rama de un árbol y por último un muchacho que corre por el agua. La primaveral golondrina – ¡desde hace unos pocos días ya llenan nuestros aires de júbilo!– se ha ido a volar a otra parte.


Entre las novedades que anuncia el boletín, destacaré L’amour en moins, de Pierre Vandrepote, la autoedición de Claude-Lucien Cauët En cours y Ainsi vais-je par le dédale des jours de Alain Roussel. Pero hay muchas cosas más, de nombres habituales de l’impromptu y de otros que desconozco, o bien ya noticiadas aquí.