jueves, 7 de agosto de 2025

Bruno Montpied: un blog fascinante

Hace más de seis años llamamos la atención sobre el extraordinario blog de Bruno Montpied "Le poignard subtil", dedicado a tender “pasarelas entre el arte popular, el art brut, el art naïf, el surrealismo espontáneo y el arte inmediato”. Hoy ese blog, frente a tantos otros que han colapsado o se han ralentizado algo o mucho, persiste con perfecta salud, por lo que es preciso recomendarlo incesantemente.

Bruno Montpied marca su presencia constante en la revista del grupo surrealista de París Alcheringa, y mención especial merece, en el número 3, la presentación de cinco insólitos artistas populares, descubiertos en los rastros y lugares similares: Louis Carmeil (de profesión carnicero), Dominique Dalozo ("simbolista visionaria intimista"), Louis Delorme ("maestro de escuela tentado por el frenesí"), Armand Goupil ("pintor malicioso y secreto") y Gabriel Jenny ("un hombre inquietado por el Diablo"). Sin duda, mucho más interesantes que la legión de artistas bobos, engreídos y racionales que nos infligen hasta la inanidad los millones de galerías del planeta.

http://lepoignardsubtil.hautetfort.com/

alcheringa.revue@gmail.com

Armand Goupil, Corps nu/Cornue, 1962

martes, 5 de agosto de 2025

Richard Humphry

Richard Humphry, Bailarina ciega, 1966

El número 4 de la revista del Grupo Surrealista de París, Alcheringa, saca de la sombra a la figura de Richard Humphry, quien en los años 60 y 70 participó en algunas actividades del surrealismo británico. Sylwia Chrostowska le consagra el ensayo "Todo y su contrario", al que sigue un importante artículo de Jacques Brunius, "El jardín no tiene puertas", no recogido en su antología Dans l'ombre où les regards se nouent. Humphry participó en la exposición "The Enchanted Domaine", coordinada por Brunius en 1967, y, como señala Sylwia Chrostowska, las obras suyas que más nos interesan son las que se asocian a los paisajes selváticos visionarios de Max Ernst. En el enlace que damos, podrá apreciarse el contraste con muchas de sus restantes pinturas.

https://richardhumphry.com/

sábado, 2 de agosto de 2025

Sade y el surrealismo (1936-1940)

En 1936, la conferencia de Éluard en Londres, con motivo de la exposición internacional del surrealismo, incluye una exaltación del Marqués. Lévis-Mano la publica al año siguiente: L'évidence poétique

No solo esto, ya que en el mismo año aparece otra de las preciosas ediciones del surrealismo: Les mains libres, compuesta de "dibujos de Man Ray ilustrados por los poemas de Paul Éluard", y, de los nada menos que 54 dibujos, dos son retratos imaginarios del Marqués que prefiguran el famoso retrato con ladrillos de la Bastilla, un año posterior.



De 1939 es su dibujo Justine:


Pero no dejamos al Hombre-Rayo, ya que en los años de la guerra continuará sus reflexiones sobre el Marqués, recogidas en sus escritos sobre arte:







En 1940, André Breton le dedica un capítulo de su Antología del humor negro, seleccionando pasajes de Juliette, protagonizados por el entrañable ogro Minski; en la edición de 1950, Breton insertará un añadido sobre las "señales", de la célebre carta a Madame de Sade "L'aigle, mademoiselle":






1940 es un año fuerte, ya que Gómez-Correa, a la par que anuncia una traducción de Justine con estudio suyo, le dedica un brillante ensayo ("El Marqués de Sade o el amor considerado como un vicio espléndido"), publicado tres años después en el número 2-3 de la revista surrealista chilena Leitmotif (ver AQUÍ).

De otro de los grandes mandragóricos, Braulio Arenas, aparecería en 1948 su traducción, con prólogo, del Diálogo entre un sacerdote y un moribundo, en 1955, dentro de las Ediciones Mandrágora, la de los Estatutos de los Amigos del Crimen, y en 1957 este poema, incluido en El AGC de la Mandrágora:



Por continuar en Chile, en 1968 publicaría Mario Pellegrini, en traducción y con notas suyas, el citado Diálogo, con el prólogo de Heine ("Fantasmas", que había publicado Lely por vez primera en 1953) y "La evidencia poética" de Éluard. Esa fue la edición que se leyó en el ámbito hispánico, particularmente al coeditarla en 1980 en Barcelona y Buenos Aires la Editorial Argonauta.

martes, 29 de julio de 2025

Automatismo en la costa africana

A los visitantes surrealistas en la isla de Tenerife, tan prestigiada por Óscar Domínguez y sobre todo por la estancia bretoniana de 1935, acostumbro llevarlos a conocer la cordillera de Anaga, con parada obligatoria en el pueblo de Taganana y un paseo por la playa de arena negra del Roque de las Bodegas, desde donde hace siglos se exportaba vino de malvasía para algunos países europeos.

Al extremo de la pequeña playa, hay una formación rocosa conocida como Piedra de la Sal, tan desconocida que ni una sola vez es nombrada en la gigantesca enciclopedia informática, dato que acaba de sorprenderme. Tiene un pasadizo, y mismo al lado una de las rocas que baña el mar ostenta una enigmática espiral, guanche o neoguanche. Llevados de una súbita inspiración, Miguel de Carvalho y Rik Lina decidieron frotar sus lápices sobre una serie de hojas colocadas encima de la superficie rugosa. He aquí las dos que me regalaron:



La primera es obra de Rik Lina, y de ella emergió un personaje que me recordó a los de Baj.

La segunda es la de Miguel de Carvalho, con intervención collagista posterior, cuando estábamos en el Bar África, allí mismo, frente al mar. El drago que ha surgido lo vio como el drago (dragón) del Roque de las Ánimas, lo que merece una explicación. El Roque de las Ánimas, imponente, se encuentra al otro lado de la carretera, y es así llamado porque se escuchaban allí las voces de las ánimas de quienes habían muerto, hace muchos siglos, al intentar arrancar las orchillas, entonces tan preciadas para los tintes. Pero además, en el Roque abundan los dragos, que pueden verse desde lejos, diminutos pero a la vez inverosímiles.

Lamento no tener fotos mías de la Piedra de la Sal ni del Roque de las Ánimas, pero como ilustración tomo estas de la red:

Piedra de la Sal

Roque de las Ánimas y Piedra de la Sal

domingo, 27 de julio de 2025

Víctor Chab (1930-2024)

Con 94 años, desapareció en el pasado otoño Víctor Chab, una de las grandes personalidades del surrealismo en su proyección argentina. Muchas veces nos hemos referido a él aquí, y aunque baste con poner su nombre en el buscador para encontrar nutrida información, aprovecho para reproducir el artículo de Caleidoscopio surrealista, añadiendo la página que le dedicó Aldo Pellegrini a su exposición de 1970 en la Galería Gradiva de Buenos Aires. 

Víctor Chab,
Con la lluvia del embalsamador de piedras, 1966

Víctor Chab Otro alumno de Batlle Planas, el pintor Víctor Chab descubre el surrealismo gracias a su condiscípulo Juan Andralis, lee con entusiasmo a Breton y los poetas surrealistas y se entrega febrilmente al automatismo, como ya se aprecia en su primera exposición, que tuvo lugar en Buenos Aires en 1952. Forma parte luego del grupo Boa y del movimiento Phases. En 1962 inicia su Bestiario y comienza a dedicarse al collage –con óleo o acrílico sobre tela– de modo intenso (ya en 1954 había hecho algunos, así como “poemas encontrados”). En 1967, Pellegrini lo incluye en la exposición “Surrealismo en la Argentina” y dice de él en Panorama de la pintura argentina contemporánea: “Se destacó en un comienzo por tintas en las que mediante formas precisas, a menudo geométricas, componía un lenguaje de rara sugestión poética. Pasó luego por un breve período informal y en sus obras de los últimos años ofrece las imágenes de una fauna de pesadilla, realizadas con sin igual refinamiento mediante texturas (logradas generalmente con un fondo de collage), transparencias, matizados y gamas muy sutiles”. Especialmente poderosa es la obra desarrollada por Chab, artista inconfundible, en las últimas décadas. En 1970 participó en la muestra “Lautréamont 100 años”, siendo su interés por Lautréamont duradero, ya que de 1954 es un Maldoror (y de 1955 un Maldoror 2) y en 1994 expone como homenaje a Ducasse la Suite del Canto IV, compuesta por dieciocho tintas y con un gran texto de Juan Andralis recordando el impacto de Los cantos de Maldoror cuatro décadas antes y subrayando la fidelidad del artista al automatismo: “La práctica del automatismo confiere a Víctor Chab, en esta nueva etapa de su obra, una energía inaudita, que despelleja literalmente el soporte visual de la escena, donde el blanco del papel o de la tela actúa como una forma (una contraforma) impiedosa, luz de flash, restallante, enceguecedora”.

En 2002 se publicó en Buenos Aires un gran libro sobre él, con motivo de su retrospectiva (1947-2002) en el Palais de Glace bonaerense. En el catálogo, valiosos textos de Édouard Jaguer, Jorge Villacorta Chávez, Julio Llinás, Enrique Molina, Aldo Pellegrini y Juan Andralis. En una entrevista del mismo año, Víctor Chab afirmaba: “Mi pintura es automática”. A la vez, Floriano Martins lo entrevistaba en el n. 31 de su revista digital Agulha (“Víctor Chab: una trayectoria del surrealismo”), afirmando el artista su fidelidad al surrealismo y al automatismo. Transcribo dos pasajes de sumo interés: “Si bien los fundamentos del surrealismo están muy claramente expuestos en el primer manifiesto de 1924, a partir de ese mismo año se lo dio por muerto sistemáticamente por los espíritus idiotas que no vieron más allá de sus narices. El límite que Jean Schuster establece entre el surrealismo histórico y el eterno –con la muerte de Breton– es una violencia golpista y arbitraria y totalmente innecesaria. Carece de fundamento teórico”. “Yo concibo el arte de pintar como el camino de la gran libertad. De igual manera que transité por caminos distintos y opuestos, en la actualidad mi obra está fijada al desnudo femenino; el cuerpo de la mujer no tiene igual como cantera para las variaciones estéticas y me produce un placer sin límites. El surrealismo tiene la particularidad maravillosa de no basarse en un corpus técnico como el cubismo, el fauvismo, el neoplasticismo, donde los fundamentos están basados estrictamente en la descomposición de la figura (cubismo), la plenitud del color (fauvismo) o la geometría octogonal (neoplasticismo). El surrealismo nos abre las puertas a lo desconocido. Todas las formas y todas las técnicas pueden adscribirse a las fantasías más delirantes: figuración o no figuración, y todas las variantes de la reunión de los contrarios”.

Más recientemente (2013), Víctor Chab realizaba una serie de dibujos muy bellos, cuyo colorido alegre contrasta con el de sus cuadros más característicos, si acaso volviendo a algunos de los años 50, pero, paradójicamente, con más jovialidad y alegría. Y es que estamos ante un artista de esos pocos que han sabido mantener la inspiración viva a lo largo de una larga vida, sin repetirse, sin regodearse en los propios hallazgos, sin transitar senderos trillados por otros o por ellos mismos.

Muy interesante pintora es Gladys Gómez, la mujer de Víctor Chab, quien también ha participado en manifestaciones surrealistas, como la exposición “Derrame-Cono sur o el viaje de los argonautas”, celebrada en la Fundación Granell en 2005.


Víctor Chab, poema-collage

martes, 22 de julio de 2025

René Alleau, soñador definitivo

Las minas abandonadas de La Mancha, Dielette, 1975

Otra gran publicación sobre René Alleau, y nuevamente en Venus d'Ailleurs, aborda su obra gráfica, en particular la acuarelística. Como es la norma en estas ediciones, riqueza de reproducciones a todo color, esmero diseñístico (sobrio y a la vez muy rico, que eso es bien posible pero raro) y trabajos de uniforme y extremo valor. El apartado Alleau de una buena biblioteca surrealista no debe prescindir de este volumen, pero es que además es un soplo de vida para los actuales tiempos, tan difíciles y hostiles como otros cualesquiera, pero con la diferencia de que son los que nos tocan vivir.

El título, Rêveur definitif, es la expresión con que él designaba al pintor, o sea al verdadero pintor. Presenta el libro la hija de Alleau, quien a la muerte de su padre descubrió una enorme cantidad de pequeñas acuarelas y de manuscritos sobre ellas, que hacían pensar en un proyecto de tratado. La acuarela era para Alleau un "medio de componer sueños con el agua", una "forma de escritura que comporta un alfabeto de signos y de colores, inventados por el propio artista y que tienen significaciones diversas como un poema, un ensayo o una novela". No olvidemos que, en propias palabras de nuestro artista hermetista, el agua es "la materia misteriosa por excelencia".

El primer estudio es de Gilles Boucherie, y se titula "El filósofo en el paisaje". Explora los motivos más específicos de las acuarelas (rostros y castillos emergiendo de espacios vaporosos, sobre todo) y determina con justeza la ausencia del elemento fantástico, poco o nada exitoso en áreas surrealistas; A la vez, las acuarelas de Alleau son una investigación sobre técnicas antiguas y una "interrogación sobre nuestra percepción del mundo".

Patrick Lepetit, desde hace tiempo una de las más notorias y genuinas autoridades del surrealismo en todo lo que se refiere a su dimensión esotérica, se centra en los paisajes y los "arrière-paysages" en Alleau. Profundizando en su sentido cósmico, Lepetit nombra a Josef Sima, Víctor Hugo, John Constable y el arte extremo-oriental.

Sigue una entrevista de Yoan Armand Gil a Bernard Roger, que conoció bien a Alleau y nos ofrece un testimonio de lujo. Las principales cuestiones que se desgranan son la entrada de Roger en el surrealismo, su encuentro con Alleau, las figuras de Canseliet, Baskine y Hunwald, el Círculo Hermes, las tan influyentes conferencias de Alleau, la Bibliotheca Hermetica y por fin la propia pintura de su amigo. Aquí surgen otros nombres en que las acuarelas hacen pensar, como Turner, Moreau y Redon, pero yo extraño a lo largo del libro el de Strindberg, por sus óleos de paisajes y marinas.

David Nadeau, otro autor decisivo en los estudios sobre surrealismo y hermetismo aparecidos en el último par de décadas, se centra específicamente en el surrealismo de Alleau, cuyo compromiso con el surrealismo fue "profundo y duradero", en particular por lo que se refiere a la busca de lo maravilloso (no habría que dejar aparte el perfil de nobleza que lo caracterizaba), y señala como su principal aportación teórica al surrealismo el concepto de imaginal, la noción de un espacio-tiempo imaginal. Nadeau caracteriza sus paisajes de manera muy bella al final de su ensayo.

Más específico, pero bienvenido, es el trabajo siguiente, de Pierre Mollier, sobre heráldica y surrealismo, con los ejemplos de Marcel Jean, Jorge Camacho y Alleu en tándem con Philippe Audoin. De Camacho es su Heráldica alquímica nueva, aparecida en 1978, con prefacio de Canseliet, en Le Soleil Noir. De Marcel Jean, su heráldica en el almanaque surrealista del medio siglo, a la que he recurrido varias veces a lo largo de mis trabajos en este espacio sobre Apollinaire, Sade, Rimbaud, Kafka, Duchamp y otros; al disponer ahora de las versiones coloreadas, he procedido hace unos días a actualizar sus blasones, pero para una más cómoda visión, he aquí la página definitiva, en Rêveur definitif:


El último artículo es de Jean Viride, sobre Alleau y otro pintor hermetista, totalmente desconocido para mí, Louis Cattiaux, ambos "fieles a la vocación unitiva e iluminadora del arte medieval, tanto como a la videncia rimbaldiana".

Pero eso no es todo, ya que al final hay una serie de reflexiones y notas del amigo Alleau sobre el paisaje y la acuarela. Se desprende sin duda mucho de su afirmación siguiente: "Lo que me seduce en el paisaje es que ningún género de escritura o de pintura se presta menos al antropocentrismo y al narcisismo". Y tras hacer una disquisición sobre la semejanza del pintor y el alquimista, aún nos regala una embestida impagable a Picasso visto como una carpa monstruosa y a la pintura que idolatra lo perecible, por utilizar sus palabras. Un bello cuadro práctico de los colores, dos poemas y su respuesta a la exposición sobre arte y alquimia que hizo Arturo Schwarz en Venecia (cuyo catálogo me fue tan útil para el Caleidoscopio surrealista) redondean este volumen que apareció en 2023, escapándoseme entonces, cuando se trataba de una de las grandes publicaciones de ese año.


sábado, 19 de julio de 2025

París-Copenhague

De nuevo Xesús González Gómez nos incita a una serie de rápidas pesquisas en el dédalo surrealista. Nos envía el enlace del número 280 de los Cahiers du Sud, 1946, que se abre con una amplia antología del surrealismo realizada por un tal Claude Serbanne, más o menos acertada pero con los típicos prejuicios contra el automatismo y el carácter supuestamente "sectario" del surrealismo. Serbanne, según nos informa Mattias Forshage en su invalorable historia del surrealismo boreal, era un asociado del automaldenominado "surrealismo revolucionario", lo que explica mucho. Hay también, al final de este número de Cahiers du Sud, reseñas de Arcane 17 de Breton y de Le siège de l'air de Arp.

Claude Serbanne publicó al año siguiente una antología general del surrealismo, en lengua danesa. Pero el traductor era Steen Colding, una figura mayor del surrealismo en Dinamarca y a quien sin duda se debe el mayor rigor de la antología. La cubierta era de Wilhelm Freddie y en el interior se incluía una carta del artista a André Breton. Este libro aparece en mi cronología del surrealismo con el título de El hostigador de la duda, a nombre de Colding.

De una subasta de libros extraigo la de El hostigador de la duda junto a otra antología danesa, titulada El surrealismo actual. Poesía y prosa, editada por Finn Hermann en 1966 (ver enlace). Si uno siguiera esta sola información, dudaría del proyecto, ya que Louis Aragon en 1966 no es que formara mucha ni ninguna parte del "surrealismo actual", pero se trata en realidad de una antología general, como nos aclara Mattias Forshage:

"Finn Hermann compiles the surrealist anthology Aktuel Surrealisme, obviously in close collaboration with the French surrealist group, and in that sense an equivalent of the Swedish Spektrum anthology of the 30s. In comparison to that, Herrmann’s anthology is much larger and also broader, focusing on poetry but also including a substantial section of polemical or theoretical texts. To this date, this is the most substantial anthology of surrealism in translation in any nordic language. The poetic texts range from the 20s French classics (Aragon, Artaud, Breton, Crevel etc) over subsequent newcomers from different corners of the world (Césaire, Chazal, Heisler, Luca, Magloire St-Aude, Moro, Nougé, Paz, etc) to the most active at the time (Cabanel, Legrand, Mansour, Pieyre de Mandiargues, Schehadé, etc). The critical texts range from Breton classics to several pieces from recent journals and 31 from the catalog of the 1965 international surrealist exhibition L’Ecart absolu. However it is very remarkable that the international scope of the journal is the current limited outlook of the French group, with only some remarkable individuals from outside France, and strikingly, only one single contributor from the nordic countries, which is Wilhelm Freddie, represented with his entire collected lyrical production of three small poems… Hermann appears to be a openminded art critic with radical political views, but I have not been able to find much information about his personal relationship with surrealism and his other possibly surrealist activites, except that he participated in a Dutch surrealist exhibition in Velp 1967. Speaking of translations, Uffe Harder and Torbern Brostrøm translate classic French surrealist poetry into Danish in 7 franske digtere 1962, and Jørgen Sonne translates Lautréamont in 1969".

Pero aprovechemos para recordar a Steen Colding, magnífica figura del movimiento surrealista:

Steen Colding (1900-1979). Notable crítico, defensor e ilustrador del surrealismo durante nada menos que medio siglo. Desde 1935 (en que se enfrentó a los detractores de Freddie, como haría luego con los de Svanberg), y hasta 1967, sostuvo una columna de comentarios sobre el arte coetáneo, estableciendo además relaciones con figuras del surrealismo internacional, como Luca o Götz, en los años 40. En 1947 publicó el libro El hostigador de la duda, antología de poemas y textos surrealistas internacionales, que provocó una polémica en la prensa. En la introducción a este libro, reeditado en 1972, Steen Colding podía afirmar que “el conocimiento y la comprensión del surrealismo, ese movimiento de gran envergadura que se ha propagado por el mundo entero, es bastante limitado en Dinamarca”, donde ha concitado mayormente el ataque o la indiferencia, una actitud de “angustia” que para él se debe a “la conciencia de las fuerzas dinámicas que subyacen en el surrealismo, de su poder de hacer estallar todas las formas de vida humana conocidas (cualquiera que sea su forma de expresión), resultando de ello la aniquilación de la burguesía”.
Steen Colding colaboró en Rixes, L’Âge du Cinéma, Phases, Edda, TransformaCtion, Brumes Blondes, etc. En 1971 recopiló sus poemas y prosas poéticas en La risa que nunca se rió, con ilustraciones de Jacques Hérold, Ghérasim Luca, Svanberg, Freddie, Lacomblez, Philippe Collage, etc. Estos datos revelan su plena inserción en el corazón del surrealismo. En el catálogo de la exposición mundial de Chicago (1976), se notifica que, por enfermedad, Colding delega la organización de la participación danesa en el joven poeta y escritor Ulf Gudmundsen. Por entonces, en torno a Colding y a Georg Broe, funcionaba el grupo de Los Surrealistas.

Wilhelm Freddie,
El navío máquina de coser, 1939