jueves, 17 de julio de 2025

Annie Le Brun y la espléndida necesidad del sabotaje

Acceso libre a unas magníficas páginas sobre Annie Le Brun, quien, además, habla, entre otras cosas, de René Riesel y del gran Unabomber (al final, algunas de sus cartas, siempre con sus verdades como puños y su lucidez implacable, tan aborrecida y hasta odiada por todo el abanico ideológico).

Unabomber:

"Incluso si la mayoría de las personas de la sociedad industrial se declarara satisfecha, nosotros (Freedom Club) continuaríamos oponiéndonos a esta forma de sociedad, y ello (entre otras razones) por considerar degradante el hecho de esta pretender satisfacer la necesidad del proceso de poder con base en actividades sucedáneas o en la identificación con organizaciones, en vez de hacerlo con base en la búsqueda de objetivos auténticos."

"Las personas ansiosas por salvar la libertad sin sacrificar los supuestos beneficios de la tecnología no dejarán de proponer modelos ingenuos de sociedad, intentando reconciliar la libertad con la tecnología, cuando la libertad y el progreso tecnológico son incompatibles".

"Lo mejor es desembarazarnos de todo este sistema nauseabundo, asumiendo las respectivas consecuencias".

"Nuestro objetivo se limita a desmantelar la actual forma de sociedad".

https://chez.renart.info/Annie-Le-Brun-et-la-splendide-necessite-du-sabotage

martes, 15 de julio de 2025

LRS, n. 4, 15 de julio de 1925


El 2 de julio de 1925 tuvieron lugar los incidentes en el banquete de honor a Saint-Pol-Roux. El día 15 aparecía el cuarto número de La Révolution Surréaliste, ya con André Breton al mando y la ausencia de Antonin Artaud.

La portada lleva la proclama "Et guerre au travail", acompañada de una foto de Man Ray, la de un escuálido maniquí de la exposición de Artes Decorativas que se celebraba en París; quizás hubiera sido mejor alguna imagen más acorde con el carácter explosivo de la proclama.

El editorial de Breton, acompañado de un dibujo mediúmnico, es admirable, poniendo los puntos sobre las íes a algunas veleidades de Éluard, Aragon y Masson y situando al surrealismo "a las órdenes de lo maravilloso"  y contra "el abominable confort moderno".

Los poemas son de Éluard, y el segundo de ellos estaba caligrafiado en el muro de la casa de Yves Tanguy. Hay sueños de Max Morise y de Michel Leiris, y "textos surrealistas" de Philippe Soupault, Marcel Noll, Georges Malkine y Paul Éluard (el de Soupault añade notas importantes sobre Raymond Roussel y sobre Fantomas, y el de Malkine ocupó a Sarane Alexandrian en una página del capítulo que dedica a "Breton y el amor surrealista" en Les libérateurs de l'amour).

A continuación, un capítulo de Mort aux vaches et au champ d'honneur, inmortal obra de Péret, una nueva maravilla de Desnos ("La baie de la faim"), la continuación del Glosario de Leiris y una "Nomenclatura" de Jacques-André Boiffard.

Uno no sabe cuál habrá sido la reacción de los cándidos poetas de la Residencia de Estudiantes a la incendiaria conferencia proferida allí tres meses antes por Louis Aragon, parcialmente reproducida en este número, con su diatriba contra el trabajo y su exaltación del pensamiento artaudiano. Y es que en España todavía ni habían pasado por la triste celebración del centenario de Góngora.

El plato fuerte del número, en un plano teórico, es el arranque de "Le surréalisme et la peinture", de Breton, exponiendo el concepto de "modelo interior". ¡Y qué arranque de ese arranque, con el postulado "El ojo existe en estado salvaje"! 

En el capítulo de Exposiciones, Max Morise embiste contra la involución de Chirico, y en el de Correspondencia Breton fulmina a Joseph Delteil.

Picasso se lleva la palma de las ilustraciones, nada menos que con cinco, una de ellas Las señoritas de Aviñó, que se reproducía por primera vez. Pero más significativas son las dos de Max Ernst, con dos piezas decisivas: la de los dos niños amenazados por un ruiseñor y La révolution la nuit. No menos "clásica" es la de El cazador, de Miró, mientras que de Masson, la estrella artística del número anterior, solo está La armadura, que perteneció a Breton. Hay otras de Chirico, Pierre Roy y Man Ray, más una bella foto de la mujer de Saint-Pol-Roux, Divine, en la costa bretona, con una gaviota posada sobre su cabeza.

LRS, 4

Max Ernst,
Pietà ou La révolution la nuit (1923)

jueves, 10 de julio de 2025

Guy Ducornet: 2013 (2)

Encontrado en un sobre de 2013, esta noticia de unas lecturas de 2007 en el desaparecido Musée de l'Érotisme lleva una sabrosa acotación suya contra una de sus bestias negras:



Abre el segundo pdf del año 2013 una postal para anunciarme el regalo del libro de fotos de Rodolphe Hammadi Paris surréaliste, y la reflexión sobre la herencia de la fotografía surrealista (nombrando a Man Ray y Brassaï) la ilustra con una de sus propias fotos callejeras, que ha titulado Rhapsody in Blue, viejo estándar jazzístico.

La carta del 10 de marzo, con el collage de la Place André Breton, se centra en la reciente publicación de los dos tomos de Invisible Heads, que describen la trayectoria de los surrealistas americanos que se desligaron del grupo Arsenal. Ducornet toma el partido de su amigo Franklin Rosemont y da sus razones, discrepando cordialmente de la reciente reseña de Laurens Vancrevel en el número 98 de Infosurr (la suya aparecería en el 101). Mi punto de vista sobre esta cuestión lo expresé sucintamente en una reseña de la revista, y estaba más cerca de Vancrevel que del suyo.

El 4 de abril me envía dos imágenes de la exposición Histoires 100 Paroles, con fotos de sus encuentros en la galería con Alain Joubert, Joël Gayraud y Dominique Rabourdin.

A partir de aquí me enfrasco en un cierto laberinto de cartas sin fecha, que ha sido un rompecabezas ordenar de modo aproximado. La primera la abre respondiendo a una cuestión mía sobre los firmantes del manifiesto antirreligioso de 1948, antes de contar por escrito lo que me había contado a mí en Tenerife: la maravillosa anécdota de su visita a la tumba de Torquemada, en la que escupió ante los ojos atónitos del monje que lo había guiado allí. Comienza aquí a desarrollar su berrinche contra "ese cretino de Claude Courtot", aún limitado a su rastrero ataque a Édouard Jaguer y Anne Éthuin, que ya me había indignado a mí. Alude a un collage de título Bienvenue à l'Orotava!, que tengo la desgracia de no conocer. Y anuncia su viaje a S. Paulo y los Estados Unidos, para participar en la exposición sobre el libro objeto organizada por Sergio Lima y para presentar Annandale Blues.

La del 29 de julio de 2013 informa del proyecto del almanaque de Brumes Blondes, que pronto vería la luz, y entra ya a fondo en el asunto Courtot, adicionándome las cartas que ha escrito al propio Courtot (¡admirable!), Gérard Roche y Jerôme Duwa, para señalar su renuncia a formar parte del comité de la Asociación de los Amigos de Benjamin Péret, por no querer sentarse a su lado, y más que por las sandeces acumuladas en su miserabilista "Pseudocrónica de una desventura antisurrealista", por haber manifestado allí la alegría y el entusiasmo que le habían producido la matanza de las llamadas Torres Gemelas y su odio hacia todo lo norteamericano. La siguiente, no datada, retoma la cuestión de su carta de dimisión, señala el carácter valiente y novedoso del libro de Melanie Nicholson sobre el surrealismo en Latinoamérica, reivindica la obra literaria de Rikki, etc.

En la siguiente, tampoco datada, describe de nuevo, con tintes poéticos, el Loire Valley, donde pasaba parte del año, en medio de la naturaleza. Evoca fugazmente un conflicto con el grupo de París, a cuenta de Pierre Sabourin, y lo considera superado, el distanciamiento de Marie-Dominique Massoni permitiendo ahora aproximarse a ellos. Refiere haber sido invitado a la exposición local "Le bestiaire enchanté", a la que aportará obras de su propia casa, de artistas como Max Bucaille (of course!), Jorge Camacho , Wifredo Lam, Philippe Collage, Toyen, Zydron, Silbermann, Cruzeiro Seixas, Rikki, Philip West, Revilla, Anne Éthuin, Penelope Rosemont, Guy Girard, Ody Saban, etc. La de cinco de septiembre aludirá a la instalación del bestiario, pero las imágenes que en la postal un día posterior me dice ha enviado, no las localizo o no las bajé del correo. La deliciosa matraquilla de Courtot prosigue en esa carta y en la del 9 de septiembre, que es una pura burla. Sale el trotamundos para el continente americano, donde estará hasta principios de octubre, y desde donde me mandará la postal de las Torres Gemelas. 

Ya en octubre, hay dos cartas sin fecha, pero ubicables porque la exposición de Joseph Cornell en Lyon, reseñada por él en el número 110 de Infosurr, se inauguraba el día 18 de ese mes. Una de las cartas, con el sello de El Hierro, es manuscrita, y la otra (a la que quizás falte la segunda parte) vuelve sobre Courtot, pero también da cuenta de su visita a la casa de Víctor Hugo, donde se celebraba la también bella exposición sobre el gran poeta y los surrealistas. Encanta el entusiasmo de Ducornet por la obra cornelliana, y encanta la valoración que hace de ella.

El 26 de noviembre me manda media docena de billetes postales de gran tamaño, repletos de motivos parisinos, de los que me limito a reproducir uno, y el 17 de diciembre partían él y Ghislaine de nuevo para los Estados Unidos.



sábado, 5 de julio de 2025

Sade y el surrealismo (1932-1934)

En 1932, Toyen (con quien volveremos a encontrarnos) ilustra para las Ediciones 69 Justine:




En el mes de julio, Styrsky, interesado por Sade desde los años 20, visita Lacoste y narra sus impresiones en un gran ensayo, La tierra del Marqués de Sade, aparecido al año siguiente con una serie de fotografías:



Styrsky no concluyó un libro sobre Sade que iba a titular El ocupante de la Bastilla. Solo completó los primeros cinco capítulos, cubriendo los años 1740-1767; el primero, "Leyendas y antepasados", lo publica en 1931, pero habrá que esperar a 1969 para que Frantisej Smejkal dé a conocer los siguientes. Ya en 1937 pintará Gift que él consideraba un retrato de Sade, tal y como Breton había considerado la imagen daliniana que veíamos en la anterior entrega:


Retomamos Le Surréalisme au service de la Révolution, porque en la sección final del número 5, aparecido el 15 de mayo de 1933, nos encontramos con el célebre Monumento a D.A.F. de Sade de Man Ray, hecho para una edición de Los 120 días de Sodoma (añado dos fotos del colgante que hizo a principios de los 70, la segunda con Juliette ostentándolo):




En este mismo número, Maurice Heine publica la cuarta parte de su "Actualidad de Sade", con su largo ensayo "De Justine a La nueva Justine a través de las hojillas inéditas", y en el siguiente, aparecido simultáneamente, Maurice Henry propone suprimir la Plaza de la República y colocar en su centro una estatua de Sade prohibiéndose la entrada a la nueva plaza.

1933 es un año espectacular, ya que, a la vez que prosigue con toda pujanza la revista del grupo, surge Minotaure, en cuyo número inaugural Maurice Heine publica "Dramaturgia de Sade". Ese mismo año, Heine da a la luz en la NRF "El Marqués de Sade y la novela gótica", del mismo modo que ya en 1936, en el número 8 de Minotaure, aparecerán las "Miradas sobre el infierno antropoclásico", con un diálogo entre las sombras de Sade y de Jack el Destripador.

Pero más aún: el infatigable divulgador y explorador del Marqués le dedica en Documents 34 un homenaje poético:



Cerramos este capítulo con Camille Bryen y El fantasma cotidiano de Sade, de 1934, fotografiado por Raoul Michelet en L'aventure des objets, 1937. El propio Camille Bryen ha hablado de este objeto "semiautomático" :


<<

miércoles, 2 de julio de 2025

Venus d'ailleurs

Yoan Armand Gil, Archipiélagos

Venidos de otra parte, o sea, de la vrai vie, que al final es la única parte vivible o sea vivificante y digna de ser vivida. Resulta apabullante el catálogo que en pocos años se ha forjado Venus d'ailleurs, gracias a la iniciativa incansable y sin concesiones de Yoan Armand Gil. Echemos un rápido vistazo a sus "colecciones", que son cerca de una veintena.

La revista homónima va ya por su número 14 y se ofrece una caja con los doce primeros, mientras que al número inaugural de Halo nos hemos referido recientemente. La tercera colección es la de La Nouvelle Revue Moderne de Philippe Lemaire, con colaboraciones de Jean-Pierre Paraggio, Jacques Abeille, Laure Missir, etc. "La boîte à gant" cuenta con la sección "Los Grandes Transparentes", que incluye obras de Érik Satie, Jacques Vaché, Malcolm de Chazal, Lou Dubois... y Miguel de Unamuno, por sus siempre modernos Apuntes para un tratado de cocotología. Otra revista, El ojo heliotropo, es la publicación de la galería de Arlés así llamada.

Pero la colección en que se acumulan más obras de interés para los lectores de este blog es la titulada "Idea", que a su vez se divide en estos cinco apartados: "Génesis de las vanguardias", "Dada, surrealismo y Cª", "Utopías libertarias", "Contemporáneos", "Absurdo" y "Hermética". La abren las artes inoherentes y siguen piezas, entre otros, de Duchamp, Jarry, Nerval (por René Daumal), Gilbert-Lecomte, Hausman, Schwitters, Chazal, Labisse, Fourier, Stirner, Alleau, Éliphas Levi, Patrick Lepetit y Bernard Roger. El libro sobre la obra gráfica de Alleau es importantísimo y esperamos reseñarlo aquí.

La colección "Poiesis" incluye una Oda a Annie Le Brun por Nadine Ribault, Le Promenade de Vénus de Sergio Lima y páginas sobre Victor Brauner, mientras que "Pallas Hôtel" se orienta a los autores actuales, como Sylwia Chrostowska, Joël Gayraud o Laurent Albarracin. Siguen los "Carnets de dibujos", la colección "Isis" y la titulada "Orteluque", esta con un homenaje a Brauner por Benoit Pingeot, más libritos de Charles Fourier y Alphonse Allais y un conjunto de collages y textos de Philippe Lemaire con el bello título de El humor negro iluminando el mundo.

Los discos digitales son objeto de la colección "Anima", en la que encontramos una "ficción-homenaje a Érik Satie", y la música de la titulada "Muse Sick", a la que sigue el "Teatro de papel". "Boat" es la que rige una serie de minilibros en rollos, entre los cuales uno con las calaveras de Posada y otro con los collages de Andersen. Por último, hay una colección de ediciones especiales y otra de obras y estampas realizadas en el propio taller de la editorial. Entre las ediciones especiales, hay que distinguir tres: la del catálogo sobre surrealismo y masonería (reseñado aquí); la del catálogo de la reciente exposición del centenario del primer manifiesto del surrealismo, organizada en Portugal por Miguel de Carvalho y pronto en la Fundación Granell; la de Jacques Maréchal (que no he podido obtener, ya que se agotó muy pronto, pero que se va a reeditar y sin duda es la publicación definitiva sobre este artista visionario, cercano un tiempo al surrealismo); y la de fotos de Aurélie Aura, creadora de objetos muy poéticos y sorprendentes (Solutions acides & Rêves salins, con textos de Marie-Dominique Massoni, David Nadeau y Dominique Paul, entre otros).

Aurélie Aura, Trompetilla acústica

Aparte la sección de las colecciones, hay otra de "Álbumes de fotos" y otra de "Actos", con sus catálogos correspondientes. En conjunto, como dije al principio, una labor apabullante, que hay que ver para creer: 

lunes, 30 de junio de 2025

El balcón

Por cortesía de Rik Lina, he aquí estas curiosas metamorfosis del balcón de las majas de Goya. Lo que realmente no perdonaron los surrealistas es al trío burgués manetiano.

Francisco de Goya,
Majas al balcón, 1810

Édouard Manet, El balcón, 1869

René Magritte,
Perspectiva II: el balcón de Manet,1949

Jorge Camacho, El balcón, 1962

Rik Lina, El balcón carnívoro, 1983

sábado, 28 de junio de 2025

Guy Ducornet, 2013 (1)

Este año, tras el recibo de mi ejemplar de Annandale Blues, con la simpática dedicatoria en que me anuncia su visita, comienza con las dos bellas cartas desde El Hierro, lugar que fascinó a Ducornet y le inspiró incluso una serie de collages, de los cuales me regaló Mano guanche, que aparecería en la portada del primer tomo de Surrealismo: el oro del tiempo; en la segunda, habla precisamente de los "backgrounds" que irían a servir para esos collages. La Casa de los Ángeles no fue el primer lugar donde quise enviarlos a él y Ghislaine (como unos años atrás había hecho con Fátima Roque, Sergio Lima y Célia Cymbalista), sino otro mucho mejor, completamente aislado, pero que no se encontraba disponible.

Portada con Mano guanche

A su retorno a París, me envía cuatro collages junto con un comentario de la anécdota del cuchillo que regalé en Las Palmas a Édouard Jaguer (ya la he contado un par de veces) seguido de nuevas alusiones a su labor ceramista. Ya ha aparecido Annandale Blues, al que dediqué una reseña. Vemos aquí la información de su salida junto a la invitación a la exposición conjunta con Gregg Simpson, y a continuación la del 17 de febrero, agradeciendo la reseña, siempre con mucha generosidad y destacando el aspecto musical de su libro, con referencias a su práctica de la batería, y aludiendo a Gregg Simpson (a quien califica de "bon vivant" como cree que soy yo también, cuando nunca me he reconocido como tal). Unos apuntes político-cinematográficos completan esta página.

En una entrada del 24 de marzo, yo aludiría a la exposición y reproduciría dos de los collages de El Hierro: Sky Eye y Vision n. 2, pero antes he recibido nada menos que otras dos extensas cartas, la del 21 de febrero capital. Tras hacerme con uno de los Tardi dedicados a las novelas de Léo Malet, y descubrir que también ha llevado al cómic a Céline, le inquiero por mi vieja extrañeza acerca de la fascinación ejercida por este siniestro personaje entre los intelectuales de izquierda, incluidos los anarcas. La respuesta es larga, admirable y definitiva, y por supuesto coincide con mi visión. Esta carta antológica incluye una digresión sobre su trabajo de profesor en Estados Unidos y concluye con otro caso de "azar objetivo", que involucra a Arturo Schwarz y Miguel de Carvalho. La postal final, con La puerta de lo desconocido de Topor, lleva al dorso un cortés "Pardon d'avoir été aussi long!"

Pero ahí no queda la cosa. En la del 27 de febrero, vuelve sobre Céline, pero centrándose en su estilo, cuyo éxito le parece un "misterio", y en los escritores de la época, incluidos Jacques Prévert y Boris Vian. Salta aquí el nombre de Borges, porque yo también le he mostrado mi repudio hacia el culto borgiano, es decir al culto no solo de la obra sino de la persona abyecta que era Borges, muy bien considerado por Magritte como un "gilipollas instruido" (también lo comenté con Granell, que sabía distinguir entre el personaje y su obra, encontrando algunas de sus historias incluso muy cercanas al surrealismo). No parece con todo tener noticia de que haya llamado a los militares argentinos "caballeros", haya alabado a Pinochet (y recibido un premio en su presencia) y haya criticado a los States por no tener la valentía de fundar un verdadero imperio.


Vénus d' El Hierro