miércoles, 20 de noviembre de 2024

Sobre la "poesía impersonal"

Las Ediciones La Grieta han recopilado las hojillas volantes de "La Página Blanca" sobre el fenómeno poético; inmejorable idea, resultando un volumen exquisito, de textos e imágenes fotográficas. Hubiera formado parte de la última entrega que dedicamos a Lautréamont y el surrealismo, ya que la principal inspiración, junto a la de Paul Nougé, es la de Isidore Ducasse (o Lautréamont A, como lo llamaba Agustín Espinosa).

Sobre esta publicación y las ediciones La Grieta puede consultarse su página, aunque por desgracia está restringida a quienes forman parte de la red social facebook.

Estas páginas independientes  nos sitúan perfectamente:



domingo, 17 de noviembre de 2024

Dos libros sobre Duchamp

La bibliografía de Marcel Duchamp es inagotable e incesante, pero, al igual que su descendencia, con una mayoría inmensa de paja. Estas dos novedades son sugestivas y podrían tener interés, permitiendo los editores echarles una ojeada:

duchamp y roussel

duchamp la magie de l'art

miércoles, 13 de noviembre de 2024

Rimbaud y el surrealismo (años 70)

Entre 1968 y 1970, Mário Cesariny rinde homenaje a su amado Rimbaud con una serie de pinturas inspiradas en las Iluminaciones. Por desgracia, a pesar de todos los libros que se le han dedicado al poeta y artista portugués, no existe un catálogo razonado de sus obras, y yo solo he podido espigar cuatro títulos, el último solo en una reproducción en blanco y negro. Pero antes veamos O barco bêbado, de 1958, y del que tampoco tengo sino esta reproducción:

El primer cuadro dedicado a las Iluminaciones es Las voces instructivas exiliadas, frase con que comienza "Veinte años", tercer capítulo de "Juventud":


El segundo es Mañana de embriaguez, título de la portentosa iluminación en que el poeta proclama la llegada del "tiempo de los asesinos":


El tercero es Rumeurs des villes..., que en este caso procede de la breve iluminación "Départ":


Por último, he aquí la desafiante interrogación "¿Qué es mi nada, comparada con el horror que os espera?", de la primera parte de "Vidas", quizás su iluminación más cercana a Una temporada en el infierno:


De Mário Cesariny pasamos a su amigo Ted Joans, quien invoca a Rimbaud, en cuya casa de Harrar residió un año después de escribir esta página de 1970:


Invalorable es esta foto con John Digby, Bill Wolack, Joyce Mansour, Arthur Rimbaud y Ted Joans:


En 1971, Max Walter Svanberg, catorce años después de su edicion de las Iluminaciones, lleva a cabo este homenaje a Rimbaud, tapisería ejecutada por Edna Martin:


No fuera porque en 1975 hace Rik Lina El barco ebrio y tendríamos que dar un salto enorme, de 1971 a 1989, que será nuestra próxima fecha:

miércoles, 6 de noviembre de 2024

Svanberg y Rimbaud


Ya hace unos años con motivo del centenario de Max Walter Svanberg, le dediqué este artículo a la edición sueca de las Iluminaciones. Ahora reproduzco sus ilustraciones, incluyendo no solo las nueve a toda página sino casi todas las restantes. Y cierro con el ensayo clásico de José Pierre en su magnífica monografía, aunque debo decir que, en el comentario que hace de ellas, sospecho que confunde "Bárbaro" con "Metropolitano"; la imagen correspondiente aparece al final de la primera iluminación y antes de la segunda, pero además el motivo de la bandera (extraño en Svanberg) apunta a "Bárbaro". 

Las nueve ilustraciones o "ymages" a toda página se corresponden con las siguientes iluminaciones: "Enfance", "Being beauteous", "Ornières", "Villes (1)", "Aube", "Barbare", "Soir historique", "Devotion" y "Solde"

pdf iluminaciones svanberg

domingo, 3 de noviembre de 2024

Jehan Mayoux, Lucie Thésée

Jehan Mayoux visto por Hans Bellmer

Xesús González Gómez reivindica a Jehan Mayoux, figura capital del surrealismo, en una de sus recientes entregas, y traduce algunos de sus poemas. 

jehan mayoux

Dibujo de Jorge Camacho para las "fatrasies" de Mayoux

*

Por otra parte, siguiendo su tan loable interés por nombres ignotos del movimiento surrealista, nos trae a primer plano a Lucie Thésée, cuyos poemas en Tropiques siempre me encantaron. A la traducción de esos poemas, añade una carta maligna de un idiota "jefe del servicio de información" y teniente  de navío, contestada admirablemente por la tripulación de la revista.

miércoles, 30 de octubre de 2024

Roger Renaud: el ojo del corazón


En su afán, sin paralelos en estos últimos lustros, de dar a ver filones de poesía ocultos o muy poco conocidos, Jean-Christophe Belotti inicia, tras el cuarto número de L'Or aux 13 Îles, una serie de ediciones que se abren con este volumen de Roger Renaud, titulado Vols de chouettes, caresses de chats, y que continuarán muy pronto con otro de Marianne van Hirtum. 

Sobre la edición en sí, nada se puede decir que no hayamos ya dicho de la revista citada, dado que el esmero y la belleza vuelven a ser totales. Sobre el contenido, comenzaré remitiendo al dossier dedicado en este espacio a Roger Renaud, donde ya incluíamos las páginas en que la revista daba la voz a su pensamiento y a su poesía. Con la aparición de esta obra, ya tenemos el libro de referencia, capital, sobre Renaud: tanto sobre su poesía como sobre su personalidad, de una originalidad extrema ambas.

François-René Simon le dedica unas páginas iniciales ("Renaud le désengagé"), pero lo que interesa son las del propio Renaud, en tres secciones. La primera, más sucinta, presenta su obra poética y se centra en las dos pasiones de su vida, complementarias sin duda: el surrealismo y la etnología, orientada hacia el mundo amerindio. La segunda, titulada "El gato de nueve plumas", nos da una semblanza de cada uno de los nueve ilustradores del libro, que son, a saber, Jorge Camacho, Torgia, Josette Exandier, Georges-Henri Morin, Guylaine, Jean Terrossian, Marianne van Hirtum, Aurélie Javelle y Brann Renaud. Las ilustraciones de Morin han sido hechas expresamente para el libro, y una de las dos de Camacho es la que acompañaba uno de sus poemas en el número 1 del Bulletin de Liaison Surréaliste dibujo dedicado expresamente a Renaud. Las de Guylaine, Marianne van Hirtum y Josette Exandier son muy características (por no decir las de Terrossian, siempre inconfundible), con los animales de la primera, preciosos dibujos de la segunda a todo color y entre las cajas de la tercera una titulada La troizième revient..., que hay que unir urgentemente a esa fecunda temática de Nerval y el surrealismo. La gran sorpresa han sido para mí las de Torgia: Caída de piedras, Saudade y Coucher de soleil; de ella, que ha sido siempre la discreción personificada, hay creaciones dispersas que mucho quisiéramos ver un día reunidas. Aclararé que hablo de "ilustraciones" para entendernos, ya que todas estas imágenes pertenecen a artistas ligados vibrantemente a la vida de Renaud, y Belotti las prefiere llamar "ymages", recordando el título de la revista de nuestro caro Alfred Jarry. Entre las nueve semblanzas, resulta especialmente conmovedora la que consagra a Marianne van Hirtum.

Georges-Henri Morin, Carnaval de los semidioses

Al final de los poemas, Roger Renaud habla de ellos, los sitúa y caracteriza de tal manera que nada puede sustituir sus informaciones y reflexiones. El automatismo absoluto rige los que escribe a raíz de su incorporación al surrealismo, en febrero de 1968 (no llegó a tiempo de conocer a 1713). El automatismo iría mutando para llegar a erupciones poéticas más "dirigidas" y privadas, pero unidas por el hecho de ser poemas de amor, o mejor del amor, que a la vez no rompían con todo lo anterior, porque "son, como los textos del período surrealista, textos oídos, que vienen del otro lado del espejo" (y nunca retrabajados). 

Ahora bien: el hito esencial en la biografía intelectual o espiritual de Renaud, y en la originalidad o singularidad de que yo hablaba, es su descubrimiento de la etnología, al haber llegado accidentalmente a sus manos los cantos de Alce Negro, uno de los grandes visionarios sioux, de quien tenemos traducida al español esa maravilla de libro titulada Alce Negro habla, y digo esto porque también yo estoy empapado desde los años mozos no solo de surrealismo sino de la cultura de los indígenas de la América del Norte, y siempre me he sentido atraído por la etnografía de los pueblos "primitivos" (y, a causa de su paganismo, y salvadas las distancias, por la del Portugal popular, cuyas ruinas iluminadas por un sol poniente aún llegué a tiempo de conocer). No encontré en el Bulletin de Liaison Surréaliste, cuando llegó a mis manos, artículos más deslumbrantes y revulsivos que los de Renaud, hasta el punto de que alerté a mi amigo Sergio Lima para que, en el número 2 de A Phala, recuperara un par de ellos, aunque faltó "Je, nous, blessés", que es el propiamente dedicado a la grandeza amerindia.   

En su inmersión etnográfica, a través de la cual Roger Renaud deja claro que ha continuado "avanzando sobre las rutas de exploración mental y sensible, de deseo y de insumisión que me habían llevado al surrealismo", tuvo la suerte de aprender con Robert Jaulin, un verdadero maestro de la materia, lúcido y sin concesiones y autor entre varias obras más que notables de La paz blanca, libro de combate contra el integracionismo cultural del progresismo universalista. También debe señalarse que la fascinación amerindia marca la propia poesía de Renaud, y que quien lea estas páginas suyas recientes sobre su propia trayectoria y su propia poesía (como las de la encuesta sobre la exaltación) no puede sino concluir que la nobleza y la gravedad amerindia es exactamente lo que lo caracteriza como ser individual. Su obra poética, reunida aquí de manera primorosa y definitiva, es sin duda alguna uno de los grandes acontecimientos de este año de cuitas, para sumar a la edición centenaria de Poisson soluble y Les chants de la vue de Guy Cabanel.

"Boire l'horizon / comme un cheval comanche /s'évadant de son galop même / épéronné par ses traces"

domingo, 27 de octubre de 2024

Sergio Lima, por Bruno Barnabé

El boletín Caça e Pesca, siempre abierto al surrealismo, incluye en su número 11, "en memoria de Sergio Cláudio de Franceschi Lima, navegante de la contracorriente", este bello homenaje de Bruno Barnabé, óptimamente acompañado de un collage del propio Barnabé y de un poema de Gilles Petitclerc: