“El molde de la Imagen es lo
femenino” (Sergio Lima).
Esta otra flamante publicación de las ediciones Sonámbula es una novedad en
sentido absoluto. Efectivamente, nunca antes se había llevado a cabo una
colaboración entre poeta y artista con estas características, ni siquiera en el
ámbito por esencia comunitarista del surrealismo, tan fértil en este tipo de
experiencias poéticas. Que Susana Wald y Guy Cabanel sean además dos de las
figuras con una trayectoria más amplia en el surrealismo, muestra también que
el surrealismo bebe en las fuentes de la eterna juventud.
Guy Cabanel reúne 50 poemas de una obra inédita suya titulada A fuerza de errar en los sueños,
compuesta de seis libros en que cada hoja contiene una o varias imágenes
sacadas de revistas, con su poema o poemas correspondientes, todos de diez
versos. El punto común es lo femenino, porque, como dijo Lao-Tsé, “la virtud es
lo misterioso femenino”, aserción comentada así por Cabanel en su “exergo” a
los poemas: “Ese «misterioso» es lo que yo he intentado captar en numerosos
personajes femeninos, buscando, imaginando la causa o la significación de una
actitud, de una mirada, escribiendo a veces lo que me parecía leer sobre labios
a punto de proferir sus secretos”.
Cuando Susana Wald recibe de Sonámbula los poemas de Guy Cabanel para
ilustrarlos, va encadenando una serie de sorprendentes decisiones, cuyo
resultado es este precioso libro. La primera idea es ilustrarlo de modo
especial, para lo que va a valerse de unos dibujos de desnudos que presentaría
a dos por página, siguiendo la sucesión numerada del poeta. Pero surge entonces
otra idea, tan feliz como genial, la de “una especie de auto-cadáver
exquisito”: “es decir, enlazando todos los dibujos entre ellos, de modo que el
primero comunique con el segundo, luego este con el siguiente y así sucesivamente”.
El resultado es que, viendo las imágenes en sucesión, vamos a recorrer un
asombroso panel de ocho metros de largo (y 16 centímetros de ancho). Y si vamos
leyendo los poemas, los de cada página par remiten a la imagen anterior y los
de cada página impar a la siguiente, con uno o más motivos comunes, en lo que es a la vez un juego delicioso y,
como dije, sin antecedentes, dando la impresión de que ora la imagen inspira el
poema ora el poema inspira la imagen.
Pero la propia Susana Wald aún tiene más que decir:
“He realizado estos dibujos en un flujo continuo de felicidad y de
maravillamiento continuo. Los que incluyen algunos antiguos dibujos de desnudo
han sido hechos de manera muy automática, habiendo recurrido incluso al collage
a partir de elementos evocados por Cabanel, a los cuales he accedido
documentándome con libros de historia natural y en internet.
Encuentro lo maravilloso en el sentido pleno de la palabra en el exergo de Cabanel,
texto que acabo de leer y donde nos dice que estos poemas han sido escritos
según un método parecido al mío, aunque invertido, con imágenes de personajes
femeninos. El formato uniforme que he utilizado en la serie publicada por
Sonámbula corresponde también al del número diez empleado por Cabanel para cada
poema. Todo esto forma a mi juicio la realización de deseos emergentes que se
complementan”.
Por acción de la varita mágica de la imaginación, y de los azares que
siempre provoca, nada más pura y genuinamente surrealista que estas unísonas
páginas aladas de Susana Wald y Guy Cabanel.
Dibujo de Susana Wald |