Se abre la década con otra visita al castillo de Lacoste, esta vez en 1992 por Martin Stejskal, quien, como Emila Medková en 1972, nos remite al emblemático cuadro de Toyen (en el número 72 de Analogon, aparecerán reunidas estas tres obras, tras una de las fotos de los ruinosos muros del castillo hechas por Styrsky, que puede verse como la génesis de las demás):
En este mismo año, Guy Girard inicia sus anagrafomorfosis, siendo Sade su primera aparición:
Otra gran pieza pictórica sadiana: el Hotel de Sade II de Conroy Maddox:
Llevaron este título dos óleos y un collage, todo de 1993. Y aún, dos años después, haría el surrealista británico una pintura de sabroso título: Ayer la Reina Victoria visitó al Marqués de Sade.
De 1994 es Los jardines de Sade, de Jorge Leal Labrín (de quien veíamos cinco años antes El embeleso del hechizo revelador en Sade):
De 1995 es una obra cerámica de Eva Svankmajerova a la que titula Homenaje al Marqués de Sade. La vemos aquí, seguida de una breve segunda parte de La filosofía en el tocador por Jan Svankmajer, ilustrada por un collage homónimo, ambos de 1997:
Seguimos en el surrealismo checo: Sade, Katerina Pinosova, 1998:
Reaparece en nuestra lista Jiri Havlicek, pero, al igual que ocurría con Demonios atacando Lacoste, no dispongo de reproducción en color. El espacio del Fuego (Sade) se reprodujo en el catálogo del grupo de Budik correspondiente a la exposición en Bélgica del año 2000, sin señalar su fecha:
Hay dos obras de las que no tenemos constancia de la fecha. La más antigua, sin duda, es El Marqués de Sade en Sagres, de Cruzeiro Seixas:
Más próximo a nosotros debe ser este Retrato imaginario del Marqués de Sade sobre la playa de San Martín, reproducido recientemente en el número 5 de Alcheringa, obra de Eugenio Castro:








