martes, 8 de abril de 2014

“Infosurr” n. 105

Quien siga este blog advertirá la riqueza de informaciones que de y sobre el surrealismo aportamos semanalmente, y eso que dejamos de lado, por supuesto, a los “parásitos del surrealismo”, o sea a todo ese vasto submundo de la explotación académica, con su historicismo contemplativo y sus rituales agresiones a André Breton, del que solo emergen algunas excepciones que desafían la regla ideólogico-institucional.
Sin embargo, hay cosas que se nos escapan, o de las que tenemos un conocimiento tardío, y ese es el caso, en este nuevo número de Infosurr, de las desapariciones de Les Coleman y de Louis Th. Lehmann, ya hace más de un año. Gran aforista, celebrado por Marcel Mariën –que le dio cabida en Les Lèvres Nues– y por Pierre Peuchmaurd, Les Coleman hizo también muchos dibujos, que expuso frecuentemente, junto a Glen Baxter y Alastair Brotchie. En 1978 participó en la exposición “Surrealism Unlimited”, organizada por Conroy Maddox. Dos recopilaciones suyas de aforismos se han traducido al francés: Impensées (Hourglass, 1994) y Je suis trop vieux pour mourir jeune (2005), y no debe olvidarse que, en 2011, editó maravillosamente un libro imprescindible: Anthony Earnshaw. The imp of surrealism. Michel Remy, que es quien traza la semblanza, nos dice que “Les Coleman es el autor de todos los horizontes verticales con que se puede soñar y de los arcos iris en la noche”.
Lehmann fue poeta, ensayista, novelista, músico de jazz, pintor, arqueólogo marino... El surrealismo lo fascinó desde que visitó la exposición internacional de 1938 en Amsterdam. Luego frecuentó a Van Moerkerken y el círculo en torno a Theo van Baaren y Gertrude Pape, y compuso la mini-ópera surrealista Der mörder (El asesino), cuyo libreto había escrito Theo van Baaren. Publicó una docena de recopilaciones poéticas, entre ellas Ruidos de día y de noche, 1940, El sondeador de ultrasonidos, 1955, y Lujo, 1966, mientras que La botadura de una teoría y el poemario Artes modestas aparecieron más recientemente en las ediciones Brumes Blondes. En 2008, participó con dibujos, acuarelas y poemas en la Exposição Internacional de Surrealismo Actual de Coimbra “O reverso do olhar”, y Beatriz Hausner, al conocerlo, le dedicó la bella prosa “L. Th. Lehmann”. Laurens Vancrevel y Bastiaan Van der Velden son quienes hablan de él en sendas notas de este número de Infosurr.
Sobre Max Schoendorff hay textos de Gérard Roche y de Richard Walter, siendo el primero una ampliación del que apareció en los Cahiers Benjamin Péret. Pero ya a Schoendorff le dedicamos aquí un pequeño homenaje. Otras noticias de este Infosurr tampoco las dejamos de anotar en su momento: Deste pão não comemos, del grupo DeCollage, la Guide du Paris surréaliste organizada por Henri Béhar, Explorador de horizonte, de Carlos Calvet, Le grandeur de la lune brûlée, del colectivo Les Boules, Multiversum, de Rik Lina, las Notas para a compreensão do surrealismo em Portugal, poemarios de Beatriz Hausner y Guy Cabanel.
Del resto me gustaría destacar la nota que hace Heribert Becker a una retrospectiva de Max Ernst en Viena hace un año, y no porque no me hubiera enterado de esa exposición (mi antena de la actualidad maxernstiana no está nada afinada), sino por aportarme un dato divertido que tampoco conocía: el más eminente estudioso y conocedor de la obra de Ernst, o sea Werner Spies, en 2010 confirmó la autenticidad de siete Max Ernst... que luego se demostró eran falsos.