martes, 16 de diciembre de 2025

Claude Cahun, en los coloquios de Cerisy

Claude Cahun, Combate de piedras, 1931

Los coloquios de Cerisy se dedicaron recientemente a Claude Cahun y la publicación, con el título de Claude Cahun. L'unique en son genre, acaba de aparecer, en Jean-Michel Place. Como señalamos hace poco, la proliferación de trabajos sobre ella hacía poco atractivo este volumen, pero resulta inesquivable al haber dirigido el coloquio François Leperlier, Georges Sebbag y Françoise Py. 

Encabeza el volumen una introducción de Françoise Py, "Claude Cahun, inclasificable y ejemplar", que es la típica introducción idónea para quien no se quiera leer el libro, ya que nos va resumiendo el contenido de cada uno de los artículos. Gran interés ofrece, en cambio, el trabajo de Leperlier "La recepción de Claude Cahun y la querella de las interpretaciones", poniendo el dedo en la llaga sobre la recuperación de una figura revolucionaria y sobre la inflación de estudios sobre ella y la utilización de su obra por "móviles ideológicos socioculturales o financieros" que la han enjaulado "en la turbia cuestión del género". Afirma Leperlier que la propia Claude Cahun habría repudiado esa "iconolatría", que además sucede, por cierto, en la época más servil y cobarde de la historia de la humanidad. Como es sabido, a Leperlier se deben los mejores trabajos sobre Claude Cahun, que son un ejemplo de agudeza, lucidez y respeto por una obra vigorosa y ciertamente revolucionaria.

La primera sección lleva por título "Distinciones" y la abre Monique Sebbag, quien acerca inesperadamente la obra de Cahun a las de Colette y Simone Weil. Su conclusión, subrayando la dimensión nietzscheana, coincide con la de Leperlier: la "singularidad" y la "libertad" de Claude Cahun son extrañas por completo  a "las proclividades deconstructoras de nuestra época"

Tirza True Latimer se centra en las actividades del Teatro Esotérico, en los años 20. Eva Gianoncelli aborda "el trastorno de la la imagen de la mujer". Atsuko Nagaï ahonda en su relación con la literatura inglesa, de Swinburne a Wilde. Y Hervé Sanson estudia su conexión con el Mercure de France, Rachilde y Gourmont.

La segunda sección, "Creaciones", comienza con un buen trabajo de Masao Suzuki sobre la "teatralidad enigmática" de los autorretratos. Cristina Surrentino se ocupa de la obra fotográfica y de sus fotos como instrumento de investigación y de experimentación. Elza Adamowicz, de los fotomontajes de Aveux non avenus. Silvia Mazzucchelli, de su interés por los objetos. Junko Nagano, de las máscaras y las marionetas, con documentación sobre el impacto del teatro No en el teatro vanguardista. François Armengaud, en fin, de su pasión por los gatos ("El camino de los gatos" es el título de una serie de ocho poemas con fotos y de la construcción de planchas murales de las que hizo fotos).

La tercera sección es "Transgresiones" y comienza con dos excelentes trabajos, "Claude Cahun, del personaje a la persona", por Leperlier, y "El malestar ontológico de Claude Cahun", por Monique Sebbag, quien resalta la "gravedad y la "profundidad" de su figura. Michel Carassou trata de la homosexualidad y aprovecha para llamar "homófobo" a André Breton: del mismo modo que, como veíamos hace poco, al Breton no ser melómano lo convierten en "sordo a la música", al no ser homofílico lo convierten en "homófobo". Ève Gianoncelli trata un tema que no podía dejarse de lado: la revolución según Claude Cahun. 

El plato fuerte del libro es quizás el ensayo de Georges Sebbag "La diferencia Claude Cahun". Tras centrarse en la relación con tres de sus mentores: Grandville (tratado ya en otras ocasiones por él, y del que Claude Cahun sería deudora en el transformismo y la filosofía de disfraz), Stirner (y su afirmación de lo único) y el nietzcheano Jules de Gaultier (con sus nociones de bovarismo y de ficción universal), que unidos ofrecen un "diorama que Claude Cahun y los surrealistas han visionado y del que han podido sacar partido", concluye considerándola "inclasificable" en su "singularidad plural, o sea, "la única en su género". No debe olvidarse, con todo, que de Claude Cahun es esta contundente declaración: "Soy y he sido siempre surrealista".