sábado, 23 de agosto de 2025

Guy Ducornet, 2014 (2)

En la primera carta que presento hoy, verano de 2014, el infatigable Guy Ducornet habla de sus incesantes collages, de los que me manda dos fotos, y de la visita de un amigo de Alain-Pierre Pillet, Christian Oestreicher. En la siguiente, del 31 de julio, acusa recibo del tomo segundo de Surrealismo: el oro del tiempo, que ve como una patada en el trasero de los liquidacionistas (y mejor aún, de los historicistas habituales del surrealismo), con espacio para Infosurr, la museificación del surrealismo y el alfabeto de los sordomudos. Siguen cartas de agosto y septiembre, estas con elogios a la labor de Belotti (L'Or aux 13 Îles) y un comentario sobre el washboard que aparecía en su foto a la batería, sin duda tras yo haberle aludido a mi gusto por este instrumento rítmico, muy utilizado en los viejos blues.

En la carta del 3 de octubre, de paso algunos días por París, me noticia la muerte de Jean-Jacques Pauvert, acompañada de un artículo sobre él en L'Immonde, que no tiene interés reproducir aquí. El 23 de noviembre ya ha vuelto a París para pasar el invierno, y el 29 inicia su diatriba contra el pseudoartista Jeff Koans, que disfrutaba por la altura de un enorme éxito mediático y comercial. Interesan mucho sus reflexiones, de altos vuelos,  sobre el arte y el mundo y sobre la responsabilidad de Marcel Duchamp en su triste posteridad (y atención a la deliciosa acción surrealista del propio Ducornet en el Museo de Filadelfia...). Esta carta iba acompañada de una entrevista a Nathalie Heinich, autora del libro El paradigma en el arte contemporáneo, que tampoco interesa reproducir aquí.

La carta del 26 de diciembre, modelo de su lucidez y su probidad, debe ser la primera llamada de atención en el movimiento surrealista sobre el bluf en que se había convertido la viuda Rosemont, a quien ya en 2013 él había encontrado, en una visita a París, "hostil, arisca, muy vieja y desagradable", para ahora chocar con un comportamiento despreciable respecto a su Annandale Blues; imagino lo que hubiera pensado del asilo concedido recientemente en su fantasmal grupo de Chicago al surrealista papista. Esta carta cita algunos trechos de la última mía, en que lamentaba yo la facilidad con que se prodigaban revistas enormes o en la aberración de ver en un anuario libertario portugués hablar de Borges como "anarquista", volviendo él sobre cuestiones como la de Duchamp, el mercado del arte, las exposiciones surrealistas de corte historicista y la problemática o imposible enseñanza universitaria del surrealismo, y con novedades como sus reservas a Sade o la explosión polemista en una de aquellas revistas hinchadas por las facilidades de comunicación informática, en concreto Hydrolith, en su número segundo y último. Un párrafo final que no he escaneado lo ocupan sus deseos de un buen año y su ritual invitación a quedarme en sus casas de Francia. 

Pero aún el año se cierra al día siguiente con unas fotos (dos son un ejemplo de sus transformaciones collagistas) y, de nuevo sin que haga falta reproducir el documento, un diálogo entre un "crítico inteligente" (Jean-Philippe Domecq) y un "conservador oficial" (un tal Jean de Loisy), como manera de "añadir algunas líneas a nuestras reflexiones".

Cierra la tanda una carta sin fecha, pero que, por tratar de la polémica desgastante y hasta letal de Hydrolith, pertenece a este fin de año o a los inicios de 2015.

guy ducornet 2014 (2)

Laurens Vancrevel, Rik Lina, Guy Ducornet

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Por la tarde de haber dejado preparada esta nueva entrega para su publicación, al buscar un disco en mi colección jazzística, me deparo con el VDisc que Guy Ducornet me había enviado como regalo en agosto de 2014, único disco antiguo que poseo, y que, no sé por qué, no había encontrado en una búsqueda que hice hace unos meses. Se publicó en el año 1945, y el tema I'll Never Be The Same por la orquesta de Artie Shaw contiene un maravilloso solo de Roy Eldridge.