En 1936, la conferencia de Éluard en Londres, con motivo de la exposición internacional del surrealismo, incluye una exaltación del Marqués. Lévis-Mano la publica al año siguiente: L'évidence poétique.
No solo esto, ya que en el mismo año aparece otra de las preciosas ediciones del surrealismo: Les mains libres, compuesta de "dibujos de Man Ray ilustrados por los poemas de Paul Éluard", y, de los nada menos que 54 dibujos, dos son retratos imaginarios del Marqués que prefiguran el famoso retrato con ladrillos de la Bastilla, un año posterior.
De 1939 es su dibujo Justine:
Pero no dejamos al Hombre-Rayo, ya que en los años de la guerra continuará sus reflexiones sobre el Marqués, recogidas en sus escritos sobre arte:
En 1940, André Breton le dedica un capítulo de su Antología del humor negro, seleccionando pasajes de Juliette, protagonizados por el entrañable ogro Minski; en la edición de 1950, Breton insertará un añadido sobre las "señales", de la célebre carta a Madame de Sade "L'aigle, mademoiselle":
1940 es un año fuerte, ya que Gómez-Correa, a la par que anuncia una traducción de Justine con estudio suyo, le dedica un brillante ensayo ("El Marqués de Sade o el amor considerado como un vicio espléndido"), publicado tres años después en el número 2-3 de la revista surrealista chilena Leitmotif (ver AQUÍ).
De otro de los grandes mandragóricos, Braulio Arenas, aparecería en 1948 su traducción, con prólogo, del Diálogo entre un sacerdote y un moribundo, en 1955, dentro de las Ediciones Mandrágora, la de los Estatutos de los Amigos del Crimen, y en 1957 este poema, incluido en El AGC de la Mandrágora:
Por continuar en Chile, en 1968 publicaría Mario Pellegrini, en traducción y con notas suyas, el citado Diálogo, con el prólogo de Heine ("Fantasmas", que había publicado Lely por vez primera en 1953) y "La evidencia poética" de Éluard. Esa fue la edición que se leyó en el ámbito hispánico, particularmente al coeditarla en 1980 en Barcelona y Buenos Aires la Editorial Argonauta.