La conexión con Guy Ducornet la establecí, como otras muchas, gracias a Édouard Jaguer, quien de manera incomparable ponía en contacto a personas muy distantes del surrealismo y sus entornos. Fue motivada por la preparación de Surréalisme & athéisme, en donde Ducornet iba a reproducir al manifiesto antirreligioso À la niche les glapisseurs de dieu! seguido de nuevas firmas. En mi primera carta, junto a la aquiescencia de mi nombre, le envié mi libro de fotos Disparos del archibrazo, como he hecho con muchos otros amigos del surrealismo. Su respuesta interesa por lo que dice acerca de su propia actividad fotográfica, tan sin pretensiones como la mía, pero también me habla de Rikki e inicia su leitmotif de invitarme a Francia, que yo sabía nunca se haría realidad, porque para aquel entonces yo ya no viajaba a parte alguna, hasta 2016, en que reanudaría los viajes portugueses, ahora más breves y melancólicos; también me cuenta que todos los años viaja con Ghislaine a una isla y que Tenerife puede ser la próxima. Esta carta va acompañada de una serie de fotos que reproduzco y que llevan por detrás un título y una fecha, legibles en la carpeta encima de cada una. La que reproduje el otro día, tocando el saxofón, ponía: "Para Miguel, en amistad jazzística y surrealista", porque le he revelado también mi pasión por los blues y por el jazz. La de su parafernalia percusionista funcionaba como apertura: "À l'ami MPC, quelques petites images du temps qui passe". Y cierra con una magnífica instantánea de obras propias, tan peculiares, en su apartamento.
Dos días después vuelve a escribir, muy contento por haber descubierto que el sobre contenía también la traducción que hice en la prensa tinerfeña de un largo pasaje de Les parasites du surréalisme (reproducida en este enlace). Me dice que ha estado con Sergio Lima y me anuncia su exposición en Galicia. Entretanto, ha muerto Édouard Jaguer, y como él alude a su contribución al homenaje que le dedica Infosurr, también lo reproduzco aquí, a continuación de esa carta, que es del 13 de julio de 2006. Se celebra por entonces en Tenerife el congreso Surrealismo Siglo XXI, al que debería haber acudido Jaguer pero en el que estuvieron nada menos que Jorge Camacho, Sarane Alexandrian, Sergio Lima y Georges Sebbag y en el que sin lugar a dudas hubiera estado el propio Guy Ducornet de yo haber conectado antes con él.
La carta siguiente, de agosto, muestra que ya lo he invitado a venir a Tenerife, para conocer no solo los parajes bretonianos sino la más secreta cordillera de Anaga. En esta carta habla de André Breton y refiere datos de su vida (como estudiante, en Nueva York, en la Argelia independiente años después de haber desertado del ejército, en Canadá, con el grupo surrealista de Chicago, como ceramista, etc.).
Otra misiva da noticia de su exposición veraniega en Villers-Cotterêts, y de agosto es la carta con las gallinas, porque yo debo haberle hablado de mi afición a las riñas canarias de gallos; las pullas religiosas nunca faltan en este violento anticlerical, aflorando a cada momento. Por fin, la carta del 8 de septiembre comenta que no vendrá ese año a Tenerife por falta de dinero y nombra por primera vez la isla de El Hierro, que le he sugerido visitar porque envié a Sergio Lima muy poco antes viniendo deslumbrado de ella (allí fue con la fotógrafa surrealista Fátima Roque y la ceramista Célia Cymbalista, a quien estaba unido entonces). También le he hablado del genocidio europeo con los indígenas canarios, y Ducornet era muy sensible a todas estas cuestiones coloniales: "Siempre la misma historia de crucifijos sangrientos, de sables y de oraciones, de abominable explotación en nombre del dios de mierda".