jueves, 13 de noviembre de 2025

Primera exposición del surrealismo


Al igual que habían hecho con la reciente exposición de Joan Miró, los surrealistas inauguran su primera exposición colectiva a la medianoche, es decir, a "la hora heráldica", que diría Toyen, entre el 13 y el 14 de noviembre de 1925.

Fue en la galería Pierre, sita en en el número 13 de la Rue Bonaparte, y participaron Arp, Chirico, Ernst, Klee, Masson, Miró, Picasso Man Ray y Pierre Roy, más dibujos (que nadie suele citar) de Desnos, Malkine, Kristians Tonny y Dédé Sunbeam. El catálogo llevó un texto de Breton y Desnos, jugando de manera automática con los títulos de los cuadros con la intención de hacer "un prefacio humorístico y absurdo". Algunas obras son hoy verdaderos clásicos del surrealismo, como el Carnaval de Arlequín de Miró, Le revenant de Chirico o los Dos niños amenazados por un ruiseñor del Superior de los Pájaros (quien iniciaba en este año la práctica de los frottages). Hubo éxito de público y los pronto convertidos en rituales ataques y burlas de la prensa basura.

El prefacio, así como la información detallada de las obras que compusieron la exposición, pueden leerse en el tomo I de las obras completas del primero, páginas 915 y 1702-1704. Y el prefacio, en el sitio de André Breton, también AQUÍ.

domingo, 9 de noviembre de 2025

Attalea Dubia

Bruno Barnabé, collage

Señalamos el surgimiento en la ciudad de Indaiatuba, Brasil, del Círculo Surrealista Attalea Dubia, cuyos auspicios no pueden ser mejores. A uno de sus componentes, Bruno Barnabé, ya hemos aludido en otras ocasiones, destacando la noticia de una exposición de collages y su homenaje a nuestro inolvidable Sergio Lima.


viernes, 7 de noviembre de 2025

Ted Joans, &c.

La página de Paul McRandle sigue dando información puntual de las novedades del surrealismo, con atención a exposiciones, reediciones, traducciones, etc. En las últimas semanas y meses encontramos entradas sobre los catálogos de las recientes exposiciones de Ted Joans (visible en su totalidad) y Man Ray, ambas en los States, sobre el libro Pierre Mabille et le surréalisme y sobre la correspondencia Breton-Gracq, sobre la reedición de tres clásicos de Ithell Colquhoun más la traducción francesa de uno de ellos, sobre los poemas reunidos de Jayne Cortez, sobre una reedición de Violette Nozières que incluye el texto de Crevel solo dado a conocer en 2003, sobre una entrevista a Doug Campbell, sobre el catálogo de la exposición "A mira dos espelhos" (al que remitimos en una reciente nota sobre las ediciones Venus d'ailleurs), sobre el último número de Analogon, etc. 

Espero comentar futuramente la correspondencia de André Breton y Julien Gracq y la edición francesa de L'oie d'Hermogène, de Ithell Colquhoun. Imposible parece por ahora obtener Pierre Mabille et le surréalisme (donde predomina lo conocido, pero que incorpora algunos inéditos), ya que las ediciones Hermann están fuera de combate y no aparece aún en librerías asequibles para mí. 

martes, 4 de noviembre de 2025

Guy Cabanel (1926-2025)

Guy Cabanel ha partido definitivamente hacia la ciudad de Hnem, al timón de su bajel El Admirable.

guy cabanel (ab irato)

guy cabanel (christophe dauphin)

Dibujo de Mimi Parent para Maliduse

Guy Cabanel Uno de los grandes poetas del surrealismo, formó parte del grupo desde 1959 hasta su ruptura, continuando en la aventura surrealista hasta el presente. En 1958 publicó el insólito poema-río À l’animal noir (reed. 1992), extraordinario libro-objeto consistente en dos tubos de hierro con rollos de papel, constando la edición de quince ejemplares, con dibujos de Robert Lagarde, dedicados a Breton (quien había saludado la “absoluta autenticidad” de su poesía), Toyen, Péret, Mandiargues y otros, y recibiendo un comentario de Adrien Dax en el primer número de Bief, junto al cual hay el fragmento de una carta del propio poeta relacionando surrealismo y budismo zen, que provocó un artículo imbécil de Étiemble, al que Cabanel respondió en el n. 8 de la revista. En 1947, había hecho un viaje al Mont-Louis (Pirineos atlánticos) en busca de “objetos de arte naturales”; de ese viaje, así como de la lectura de L’amour fou, nació un texto, “La materia de la noche”, que sirvió de introducción a “L’animal noir”, cuya redacción se prolongó diez años. Sería reeditado en 1992, con un texto (“Túnel”), donde detalla el proceso casi alquímico de “extrema descomposición” a que sometía el lenguaje. (En 1997, Cabanel declararía que un encuentro se lo había revelado todo: el de L’amour fou.)

Cabanel colaboró en Le Surréalisme, même, Bief (respondiendo a una de las encuestas de la revista), La Brèche, el catálogo de la exposición “Éros”, L’Archibras, el Bulletin de Liaison Surréaliste y Surréalisme, no siendo pues de los que acataron las órdenes fúnebres de Schuster y acólitos (Alain Joubert alude a su “lucidez” y a su “honestidad” en los conflictos del 69, demostrando tanto una como otra). En 1961 publicó Maliduse, con ilustraciones de Mimi Parent, Adrien Dax y Robert Lagarde (reed. 2009); en 1967, Guy Cabanel exalte ses animaux noirs, en edición de autor, con ilustraciones de Lagarde; en 1969, en Losfeld, Odeurs d’amour, con ilustraciones de Lagarde, Benoît, Camacho, Mimi Parent, Toyen, Silbermann y Adrien Dax; y en 1970, en Fata Morgana, Les fêtes sévères (reed. 2009, con dibujos de Lagarde). Ya en el n. 3 de L’Archibras había colaborado con Mimi Parent (“Tours”), embistiendo al final contra los mitos grecorromanos; L’Écart Absolu publicaría en 2000 el cuaderno L’essence poétique seguido de Non-guide pour les Tours y de Tours.

En 1971 responde escuetamente a las cinco preguntas formuladas por la revista Gradiva en torno al surrealismo: “El surrealismo no tiene papel ni aspectos privilegiados”; “Es la evolución de la sociedad contemporánea la que depende del surrealismo; este depende de los individuos”; el papel y la situación del surrealismo en la práctica social y de la vida es “la libertad”; “El surrealismo se burla de la filosofía, del arte y de la literatura”; “Hemos discutido demasiado. Lo que es urgente es celebrar la fiesta”. En 1993 responde a otra encuesta, esta vez la organizada por Cesariny y Vancrevel sobre André Breton, de la que entresaco estas líneas: “Yo debo a André Breton y al surrealismo –y creo no ser el primero en decirlo– ante todo la seriedad. Aprendí a dejar de lado lo fútil, a adentrarme en lo esencial, lo que no significa que lo fútil no pueda ser, a veces, lo esencial. André Breton fue el gran Iniciador y sobre todo el Rey Arturo de nuestro tiempo, héroe de una apasionada búsqueda de la verdad. Alrededor de la mesa redonda, el criterio de semejanza de los caballeros no fue nunca el método sino la pureza de las intenciones. Los caballeros podían sucederse, asumir los más diversos semblantes, el rey Arturo garantizaba la permanencia del espíritu. No hay en ello ninguna comparación exagerada. Nadie osó pretender un puesto alrededor de la mesa sin alimentar la ambición desmesurada de aportar su contribución a la búsqueda. Los que eligieron esta aventura deben a André Breton el haber suscitado el deseo de emprenderla” (Salamandra, n. 6, 1993). En 2003, respondió a otra encuesta, realizada por la revista S.u.rr…, sobre el sueño, el lenguaje y la imagen (“Écoutons voir”).

En 1974, Cabanel publicó Les boucles du temps y en 1983 Illusions d’illusions, ambos con nuevos dibujos de Robert Lagarde; en 1992, Au fil du temps y Six quinquets; en 1995, Silhouettes de hasard y Croisant le verbe, este con ilustraciones de Jorge Camacho y aquel sobre los dibujos de Gilles Dunant; en 1996, Instants de l’immobile errance; em 1997, Quinquets, ilustrado por Jean Terrossian; en 1999, Les esquilles “Mais lesquelles?”, poemas haciendo eco a unos dibujos de Georges-Henri Morin; en 2000, el ya citado L’essence poétique y Femmes admirables; en 2004, Trois souffles de verve flottant y Fées & flammes; en 2006, con Jacques Lacomblez, Douze constellations de Jacques Lacomblez pour André Breton où gravitent les étoiles renversées de Guy Cabanel; en 2007, Le verbe flottant, ilustrado por Jacques Zimmermann; en 2009, Dans la roue du paon, ilustrado por Lacomblez, Hommage à l’Amiral Leblanc y Soleils d’ombre (24 poemas para 24 fotos de ombligos de Jorge Camacho); en 2011, L’ivresse des tombes, con 8 fotos de Barthélémy Schwartz; en 2012, Chants d’autres mémoires, a partir de dibujos de Lucques Trigaut, Le revenant, con ilustraciones de Michèle Grosjean, y Les cités légendaires, con 18 dibujos de Jacques Desbiens; en 2013, Les chemins qui zigzaguent; en 2014, con Jean Terrossian, Journal intime. Las prosas míticas de Les cités légendaires evocan uno de los libros más sorprendentes de Guy Cabanel: el citado Hommage à l’Amiral Leblanc, con un prólogo-“inducción” de Alain Joubert e ilustraciones propuestas por Eve Mairot, Barthélémy Schwartz y el propio Joubert. Este extraordinario personaje, fino y elegante, con su escudo, le surgió al poeta en dos sueños que tuvo a fines de los años 60, y ya nunca lo ha abandonado, con su bajel El Admirable, sus historias de otrora, sus ocurrencias peregrinas (que hacen pensar en el Capitán Cap), sus glorias y aventuras, sus ritos, sus amores y sus “pensamientos y proclamas”, incluidos al final de la obra. Entre esos pensamientos, profiere este en una taberna: “¿No soy yo mismo un sueño? ¡Oh, muchachas y marineros, quien responda a esta cuestión será más que almirante!”. Verdadero poeta del mar, el almirante Leblanc tiene como cuartel general la ciudad de Hnem, conquistada por él, y de la que se nos ofrece al final del libro un plano al que no le falta el escudo del almirante, con el lema anagramático “le blanc admire”.

Hombre de fidelidades, Guy Cabanel aún en 2014 interviene en el almanaque de Brumes Blondes, como ya colaboraba en su revista en 1968.

(Caleidoscopio surrealista)

En este espacio hemos dedicado constante atención a Guy Cabanel. Doy seguidamente una lista de las reseñas a sus últimas obras, solo las tres primeras nombradas en Caleidoscopio surrealista, ya que Cabanel continuó hasta hace solo cuatro años asombrándonos con su escritura, que era la más vivaz y jovial del surrealismo último.

domingo, 2 de noviembre de 2025

Sade y el surrealismo (años 90)

Se abre la década con otra visita al castillo de Lacoste, esta vez en 1992 por Martin Stejskal, quien, como Emila Medková en 1972, nos remite al emblemático cuadro de Toyen (en el número 72 de Analogon, aparecerán reunidas estas tres obras, tras una de las fotos de los ruinosos muros del castillo hechas por Styrsky, que puede verse como la génesis de las demás):


En este mismo año, Guy Girard inicia sus anagrafomorfosis, siendo Sade su primera aparición:


Otra gran pieza pictórica sadiana: el Hotel de Sade II de Conroy Maddox:


Llevaron este título dos óleos y un collage, todo de 1993. Y aún, dos años después, haría el surrealista británico una pintura de sabroso título: Ayer la Reina Victoria visitó al Marqués de Sade.

De 1994 es Los jardines de Sade, de Jorge Leal Labrín (de quien veíamos cinco años antes El embeleso del hechizo revelador en Sade):


De 1995 es una obra cerámica de Eva Svankmajerova a la que titula Homenaje al Marqués de Sade. La vemos aquí, seguida de una breve segunda parte de La filosofía en el tocador por Jan Svankmajer, ilustrada por un collage homónimo, ambos de 1997: 



Seguimos en el surrealismo checo: Sade, Katerina Pinosova, 1998:


Reaparece en nuestra lista Jiri Havlicek, pero, al igual que ocurría con Demonios atacando Lacoste, no dispongo de reproducción en color. El espacio del Fuego (Sade) se reprodujo en el catálogo del grupo de Budik correspondiente a la exposición en Bélgica del año 2000, sin señalar su fecha:


Hay dos obras de las que no tenemos constancia de la fecha. La más antigua, sin duda, es El Marqués de Sade en Sagres, de Cruzeiro Seixas:


Más próximo a nosotros debe ser este Retrato imaginario del Marqués de Sade sobre la playa de San Martín, reproducido recientemente en el número 5 de Alcheringa, obra de Eugenio Castro:

miércoles, 29 de octubre de 2025

"El Espejo" y la IA

En pocas semanas han aparecido nada menos que cuatro números de El espejo, que edita en Cádiz el infatigable Bruno Jacobs. El último merece especial atención por la presencia de un espléndido alegato de Robert Green contra la llamada "Inteligencia Artificial", nueva sandez del fascismo tecnológico, disfrazada como siempre de ciencia al servicio de la humanidad. Es un placer tener noticias de Robert Green, magnífica figura del mejor surrealismo estadounidense.



Para los otros números de esta hoja volandera de bello diseño, remitimos a la página en facebook de La Grieta, aunque esa red solo da acceso a los socios. En los instantes que se me permite avizorarla, veo también una información sobre La ceguera fotográfica, otro trabajo al alimón de Bruno Jacobs con Javier Gálvez, aparecido en las también infatigables ediciones Ardemar. Como una cosa lleva a la otra, aprovecho para añadir que en la misma casa editorial unipersonal ve la luz al mismo tiempo La belleza de la masturbación, "tratado poético sobre el onanismo" realizado por Javier con Esther Peñas, de cerca de cincuenta páginas con fotos y textos. 

Sin duda que este trabajo hubiera interesado mucho a mi añorado amigo Sarane Alexandrian, y como de nuevo una cosa lleva a la otra, y siempre será mejor la IN que la campaneada IA, me he visto impulsado a recorrer de nuevo su memorable libro La sexualité de Narcisse, que me envió el 26 de junio de 2003 con una dedicatoria que ya tenía olvidada por completo, pese a lo halagadora que es, ya que me llamaba "le parfait réprésentant du surréalisme aux Canaries". Este es otro de los libros suyos que evidencian su categoría superior como ensayista apasionado de dimensiones enciclopédicas, con toda una sección dedicada al surrealismo y, por cierto, un largo capítulo sobre Sade, que merece incluirse en la temática de Sade y el surrealismo, cuya riqueza apabullante hemos venido demostrando últimamente.

Nada mejor para acabar con un poco de humor que este poema de Giorgio Baffo reproducido por Alexandrian, verdadero canto sobre la IN de la mano al servicio de la imaginación, que hoy solo habría que actualizar incluyendo al final, en vez de los de la carne de horca, a los políticos y sus votantes, ese ejército de débiles mentales (o directamente sinvergüenzas) gracias a los cuales los mayores hijos de puta de las sociedades llamadas a sí mismas democráticas siguen ejerciendo su poder sobre el resto de la población, y es que sin unos y otros esa gentuza de las élites corporativas estarían tocándose pajas burdas y mirando para la luna de Valencia.

domingo, 26 de octubre de 2025

Sade y el surrealismo (1977-1989)

El número 2 de Surréalisme, en 1977, incluye un precioso ensayo de Effenberger sobre "el azar objetivo y el retrato encontrado del marqués de Sade":




En el primer número de Dreamhelmet, 1978, hay un poema a Sade de Bill Wolack (los collages son de Stefan Jamiolkowski):



1981: Jean Benoît expone en un escaparate de París sus rollos-manuscritos, inspirados en el de Sade, que tienen que ser desmontados por escándalo.

Al año siguiente, Pierre Facheux diseña la portada de la edición Pauvert de la Vie de Marquis de Sade de Gilbert Lely, con un "retrato-prisión", así como de las nuevas obras completas del Marqués, aparecidas entre 1986 y 1992, también en Pauvert; sobre estas últimas portadas, escribe Jerôme Facheux: "Se trata de un muy bello trabajo gráfico al fin de su vida, trabajo de una gran pureza de composición, en que se reencuentra el uso del juego de los extremos en sus construcciones presente desde sus primeros trabajos de los años 40, asociado a la elección de este muy bello Didot que él definía como el carácter guillotina":



En 1983 se publica una célebre carta de Sade con un dibujo de Jacques Hérold, otra figura del surrealismo con quien nos hemos ya encontrado en esta travesía sadiana:


Surgen simultáneamente en los Estados Unidos las Marquis de Sade Editions, por los disidentes del grupo de Chicago, con libros en este par de años de Tom Burghardt, Brooke Roothwell y Alan Graubard.

1985 es un año sobresaliente, ya que aparece el libro capital sobre nuestro querido Marqués: Soudain un bloc d'abîme, Sade, de Annie Le Brun, quien viene a liberarlo de la prestigiosa crítica contemporizadora y tergivesadora, cuando no de la directamente imbécil (Paulhan, Bataille, Blanchot, Barthes, la pedantesca caspa telqueliana, el feminismo necio). Este, pese a un par de debilidades (la creencia en la estafa de los "librepensadores" tipo Holbach, que no eran más que la cloaca de las ideas burguesas de la época, o la dudosa calificación del humor negro y arrasador de Sade como "existencial") es un libro explosivo e hiperlúcido, del que recuerdo una reseña lamentable del abuelito Octavio Paz convertido en campeón de la alta literatura. Annie Le Brun vuelve en 1989 sobre Sade con los ensayos de Sade, aller et détours, pero incluso más adelante aún nos rencontraremos en varias felices ocasiones con ella.

En el mismo año, como para celebrarlo, hace Jakub Effenberger una serie de fotos del castillo de Lacoste, tres de las cuales se reproducen en el número 72 de Analogon, dentro del dosier a que ya nos hemos referido y al que nos volveremos a referir:


Jean Benoît vuelve a la carga en 1987 con obra suya impresionante, L'Aigle, Mademoiselle ("L'aigle, Mademoiselle, est quelquefois obligé de quitter la septième région de l'air pour venir s'abaisser sur la cime du Mont Olympe"):



En el mismo año, Conroy Maddox hace la pintura-collage La mirada sadiana, de la que no conozco reproducción. Y se publica Apunte de eternidad, de Alejandro Puga, con el poema en prosa "Sade", que yo reproduje en una página literaria de Tenerife, ilustrado por la carta de Marsella:


En 1989 lleva a cabo Mimi Parent Las muy ricas horas del Marqués de Sade:


Es año abundoso este de 1989: Arturo Schwarz organiza la exposición "I surrealisti", a partir de la cual crea la Fundación S.A.D.E.; Giovanna escribe una serie de "aporismes" sobre Sade que titula "Ascendant Sade. Un beau con, une belle comme" (publicados en 1994 en el número 20 de Pleine Marge); y Jorge Leal Labrín pinta  El embeleso del hechizo revelador en Sade:

jueves, 23 de octubre de 2025

Guy Ducornet, 2007

Como coda al vibrante epistolario de Guy Ducornet, he aquí su envío al difunto grupo surrealista de Londres, para los festivales de 2007.

SLAG 2007

Guy Ducornet, Couple, n. 1966

domingo, 19 de octubre de 2025

Sade y el surrealismo (1967-1976)

Jane Graverol, figura central del surrealismo en Bélgica, pinta en 1967 un Hommage au divin Marquis:


Es una lástima, pero no tengo reproducción de la pintura de Conroy Maddox The Castle Grounds of the Marquis de Sade (Lacoste), de 1967, pero en revancha pronto nos encontraremos con su maravilloso Hotel de Sade.

En 1968, Jacques Hérold veranea en Lacoste e inventa el "presionismo", movimiento artístico para realizar auténticas naturalezas muertas colocando los objetos sobre una superficie plana y aplastándolos con una máquina, en concreto la vieja prensa hidráulica de las bodegas de una cooperativa vinícola cercana. Entre esas obras, tenemos Las brumas de Lacoste, con una botella de vino, un plato, un tenedor y unos callaos que, tras haber sido colocados sobre una armazón acolchada con espuma de plástico, fueron presionados por la máquina.


Dos obras de Toyen no pueden faltar en la antología más exigente que se haga de Sade y el surrealismo: En el castillo de Silling y En el instante del silencio de las leyes, ambas de 1969:



Recordemos el pasaje de Sade en palabras de Monseñor Chigi, el amigo de Juliette y de la princesa Borguése, que origina el segundo de estos títulos: "Si se comparan los siglos de anarquía con aquellos donde las leyes tuvieron el mayor rigor, bajo cualquier gobierno, fácilmente nos convenceremos de que solo en el instante del silencio de esas leyes surgieron las más grandes acciones".

Ese mismo año se representó Le roi Gordogane de Radovan Ivsic en el castillo de Lacoste. Un año antes se había publicado en las Éditions Surréalistes, con memorables ilustraciones de Toyen.

En 1970 nos reencontramos con el impenitente sadiano Man Ray, quien ejecuta la siguiente litografía, del mismo modo que, al año siguiente, el Retrato imaginario del Marqués de Sade, escultura en yeso:




Pero hay aún más: también en 1970, Man Ray publica en edición limitada las 27 fotos de Mr. and Mrs. Woodman (Marquis de Sade), realizadas con sus maniquíes eróticos en Hollywood en 1947; algunas de ellas pueden verse en este enlace (o simplemente pinchando título y autor y yendo a imágenes), del mismo modo que  la foto suya de una Rue Sade, datada en 1938, en este otro

En 1971, Timothy R. Johnson le escribe una carta-poema a Sade. Recordemos que suyo es el Rendez-vous of the comrades-in-arms, con los surrealistas y sus antecesores y héroes, Sade por supuesto entre ellos, que reproduciría en 1976 la revista Living Blues dentro de su suplemento especial "Surrealism & Blues"; el retrato de Sade es allí el clásico de Man Ray, que acabamos de ver.

Pierre Facheux diseña en 1972 Les crimes de l'amour, con un "desgarro rosa" en su juego gráfico: 


La Lettre au citoyen Gaufridy, del mismo año, lleva un frontispicio de otro de nuestros surrealistas sadianos más recurrentes, Jacques Hérold:


También del año 1972 es En el castillo de Lacoste, con Emila Medková dialogando fotográficamente con la obra maestra de Toyen, que es veintiséis años anterior:


Apuntemos en 1975 una obra de Constant que ya reproduje en "Jarry y el surrealismo": Encuentro de Ubú y Justine.

Se celebra en 1976 la exposición surrealista mundial de Chicago; en el catálogo, esta es la página correspondiente al Dominio de Juliette:


Simultáneamente, Man Ray (desaparecido este año) realiza sus Dominios de Sade. Uno es este objeto:


Otro es un dibujo con el castillo de Lacoste que puede verse en este enlace. Y en tercer lugar vuelve a las figuras de madera de Mr. and Mrs. Woodman:


miércoles, 15 de octubre de 2025

LRS, n. 5, 15 de octubre de 1925


Desde el número 4, la sede de La Révolution Surréaliste está situada en el n. 42 de la Rua Fontaine, domicilio de André Breton. El quinto aparece hace hoy cien años y su portada expresa el deseo de revolución permanente, con las publicaciones anteriores estrujadas, y entre ellas el infame Un cadavre. Detrás de ella, en cambio, una lista ya apabullante de "obras para consultar": el Manifiesto, Le pèse-nerfs de Artaud, C'est les bottes de sept lieues de Desnos, Simulacre de Leiris y Masson, Il était une boulangère de Péret, Soleils bas de Limbour y Masson, etc.

Abre el número la escandalosa carta de Gengenbach, uno de los grandes excéntricos de aquella hora, y sigue la sección de "Textos surrealistas", con Pierre Brasseur, Raymond Queneau, Paul Éluard, Dedé Sunbeam y Monny de Boully, mientras que la de "Poemas" los contiene de Chirico (tres), Leiris (visuales), Éluard, Desnos (visual), Marco Ristitch, Desnos y Brasseur, y la de "Sueños" de Morise y Leiris. De Jacques Baron prosigue su "Decadencia de la vida", iniciada en el número 3.

El surrealismo de los yugoeslavos fue el más potente signo inicial de la internacionalización del surrealismo. A las colaboraciones citadas de Boully y Ristitch se añaden dos magníficas páginas presentadas por el primero y tituladas "El vampiro", un "relato imaginado" a partir de una serie de testimonios en un asilo de alienados y que se traducen del número 6 de la revista de Belgrado Témoignages, dirigida por Ristitch.

Pero sin duda el plato fuerte de este número es la "Carta a las videntes" de André Breton, que aparecería luego y hasta hoy en las ediciones de los manifiestos, no siendo de subvalorar que un año después saliera en la misma revista la "Carta a la vidente" de Antonin Artaud, dedicada al propio Breton. El ensayo bretoniano lo ilustra una obra de Chirico, J'irai... le chien de verre, que perteneció a Breton desde 1925 hasta 1929.

Péret inicia "Ces animaux de la famille", típico relato delirante, tras una "Nueva carta sobre mí mismo" del atormentado Artaud. La sección de "Crónicas" cuenta con una incendiaria perorata de Aragon contra las llamadas "artes decorativas", la presentación por Desnos de un poeta cartero de los Pirineos Bajos, una reseña de Éluard sobre el Saint-Just de Massot y la más conocida de Breton sobre la hagiografía leninista de Trotsky. En cuanto a la "Correspondencia", tenemos la hoy clásica de Joë Bousquet y un breve mensaje de Masson mostrando su creencia en  la entelequia de la "dictadura del proletariado", que acabaría denostando, como es más que sabido (sobre los detalles de la cuestión política, cada vez más remota en comparación con otras dimensiones del surrealismo, todo está en el volumen segundo de los Archives du surréalisme, presentados y anotados por Marguerite Bonnet).

Completa este número un importante panfleto: "La Révolution d'abord et toujours". Publicado en agosto, supuso el acercamiento entre el grupo surrealista y el de la revista Clarté, y todo lo referente a su elaboración y contextualización puede consultarse en la obra de José Pierre, aunque en este caso él cede la palabra a Marguerite Bonnet, que lo estudia a la perfección, si bien también es útil la lectura de lo que dice Victor Crastre en Le drame du surréalisme. Breton en 1934 considerará este folleto "ideológicamente bastante confuso", y con razón, pero como siempre en este tipo de documentos nos encontramos con pasajes y declaraciones admirables: "Nos declaramos en insurrección contra la Historia", "Tenemos necesidad de la Libertad", "Lo que nos repugna es la idea de Patria", "Nuestro amor de la Revolución", y en general toda la diatriba contra Occidente, Europa y "la alta finanza internacional".

Ilustraciones, aparte la de Chirico, hay de Joan Miró (dos: el famoso Tierra labrada y La Trampa, que es como un cadáver exquisito), Max Ernst, Picasso (cuatro), Masson (dos de sus dibujos automáticos) y una pintura hiperrealista enviada desde el Japón por Claire Malraux y que Georges Sebbag contextualiza en la página 69 de su André Breton. L'amour-folie

Merece resaltarse la ilustración de Max Ernst, última de este número, ya que se trata de La bella jardinera, que formaría parte de la exposición de "arte degenerado" en 1937. Parodia de un ridículo cuadro de Rafael cuatrocientos años anterior, fue vista por los nacionalsocialistas como "un insulto a la mujer alemana" y desaparecería en la vorágine de la época.

LRS, 5