martes, 12 de agosto de 2025
Rik Lina: automatismo y naturaleza
sábado, 9 de agosto de 2025
Guy Ducornet, 2014 (1)
Una postal de Sedona, con recuerdos de los indios hopis y de Max Ernst y Dorothea Tanning, abre el año 2014.
La primera carta no tiene fecha, pero se sitúa en estos primeros días del año, con relatos del reciente viaje americano (y ahora las muñecas kachinas) y más recuerdos y azares, aparte la constante actualidad surrealista (el almanaque de Brumes Blondes, y nuevas insistencias en el apaleado Courtot). Me retrata a Ghislaine al volante, y he de decir que, cuando estuvieron en Tenerife me quedé maravillado por sus dotes de conductora, ya que manejaba como si conociera la isla desde hace años, incorporándose en cuestión de segundos a la siempre atiborrada autopista del Norte; me explicaría que aprendió a conducir en el camión de su padre desde niña, y la considero el mejor conductor, masculino o femenino, que yo haya conocido a lo largo de mi vida. Como otra nota personal, el lector habrá advertido la insistencia de Ducornet en que los visitara en Francia (París o su casa del campo), pero por desgracia era una batalla perdida, ya que entre 2006 y 2016 nunca me moví de las islas (y a partir de 2016 solo lo he hecho para retornos portugueses, sin dar nunca ni un paso más allá de la frontera).
Del 27 de enero es la maravilla de carta manuscrita e ilustrada, hablando de París, de su práctica personal del automatismo, de Virginia Tentindó y de Alain Joubert. El 16 de febrero escribe con más collages a todo color, refiriendo la reciente estancia de Laurens y Frida Vancrevel en París y aludiendo a la presentación de Oblique Shocks con Michel Mourand a la batería, pero, por desgracia, de esa presentación, entonces en google, de lo cual me alerta, no hay ya ni rastro.
La carta del 12 de marzo, a la vuelta de su viaje a Holanda, es exaltante. Tras denigrar la "explotación espectacular del surrealismo", comentar la exposición de Meret Oppenheim en Lille y dejar unos finísimos apuntes sobre la pintura nórdica admirada en su viaje por Holanda y Bélgica, nos da un nuevo recital de radicalidad ideológica. Anuncia unas correcciones a un artículo que yo he escrito sobre Rikki, las cuales encabezan la siguiente carta, in medias res y comentando en algunos párrafos la reacción negativa de Jacques Lacomblez al almanaque de Brumes Blondes; acotaré que no me hizo entonces ninguna gracia la anécdota "provocadora" que cuenta de Lacomblez.
Por aquellas fechas, salía a flote en la prensa francesa el caso Blanchot, o sea el de su juventud fascistoide, tema que no podía escapársele. Pero sigamos con otra misiva excepcional, la datada en 26 de marzo. Me entero de su colección enorme de postales estereoscópicas, para luego iniciar una feroz diatriba contra las guerras y sus abominables trasfondos, en que vemos cómo ha mantenido incólume la violencia que anida en los orígenes del surrealismo. Era esa rabia contra un mundo inadmisible lo que estaba en la base de nuestra entente intelectual, tanto como el amor del surrealismo, y sus palabras sobre la importancia capital de las declaraciones colectivas del movimiento a lo largo de casi un siglo son definitivas. Veo en esta carta dos deslices: las atrocidades del estado belga en el Congo no son ninguna novedad para quien se haya leído Las tres erres de Mark Twain (aunque supongo que el asunto reemergía por aquellos días) y Oliveira Salazar ya había muerto cuando el cambio de régimen en Portugal (se confunde con Marcelo Caetano); pero esto es pecata minuta en una carta admirable, que él mismo define como un "largo desarrollo improvisado".
El 4 de abril vuelve sobre Blanchot, y da noticia de su habitual mudanza de Perís al valle del Loire. Por fin, la carta del día 26 del mismo mes, ya desde Puy-Notre-Dame, es curiosa por haberse conservado las preguntas que yo le formulaba. Nada diestro en la escritura del francés y del inglés, yo le solía chapurrear brevemente en esas lenguas. Interesante es su contestación, con pros y contras, a la valoración que le pido sobre Jimmy Gladiator.
jueves, 7 de agosto de 2025
Bruno Montpied: un blog fascinante
http://lepoignardsubtil.hautetfort.com/
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Armand Goupil, Corps nu/Cornue, 1962 |
martes, 5 de agosto de 2025
Richard Humphry
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Richard Humphry, Bailarina ciega, 1966 |
sábado, 2 de agosto de 2025
Sade y el surrealismo (1936-1940)
En 1936, la conferencia de Éluard en Londres, con motivo de la exposición internacional del surrealismo, incluye una exaltación del Marqués. Lévis-Mano la publica al año siguiente: L'évidence poétique.
No solo esto, ya que en el mismo año aparece otra de las preciosas ediciones del surrealismo: Les mains libres, compuesta de "dibujos de Man Ray ilustrados por los poemas de Paul Éluard", y, de los nada menos que 54 dibujos, dos son retratos imaginarios del Marqués que prefiguran el famoso retrato con ladrillos de la Bastilla, un año posterior.
martes, 29 de julio de 2025
Automatismo en la costa africana
A los visitantes surrealistas en la isla de Tenerife, tan prestigiada por Óscar Domínguez y sobre todo por la estancia bretoniana de 1935, acostumbro llevarlos a conocer la cordillera de Anaga, con parada obligatoria en el pueblo de Taganana y un paseo por la playa de arena negra del Roque de las Bodegas, desde donde hace siglos se exportaba vino de malvasía para algunos países europeos.
Al extremo de la pequeña playa, hay una formación rocosa conocida como Piedra de la Sal, tan desconocida que ni una sola vez es nombrada en la gigantesca enciclopedia informática, dato que acaba de sorprenderme. Tiene un pasadizo, y mismo al lado una de las rocas que baña el mar ostenta una enigmática espiral, guanche o neoguanche. Llevados de una súbita inspiración, Miguel de Carvalho y Rik Lina decidieron frotar sus lápices sobre una serie de hojas colocadas encima de la superficie rugosa. He aquí las dos que me regalaron:
Piedra de la Sal |
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Roque de las Ánimas y Piedra de la Sal |
domingo, 27 de julio de 2025
Víctor Chab (1930-2024)
Con 94 años, desapareció en el pasado otoño Víctor Chab, una de las grandes personalidades del surrealismo en su proyección argentina. Muchas veces nos hemos referido a él aquí, y aunque baste con poner su nombre en el buscador para encontrar nutrida información, aprovecho para reproducir el artículo de Caleidoscopio surrealista, añadiendo la página que le dedicó Aldo Pellegrini a su exposición de 1970 en la Galería Gradiva de Buenos Aires.
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Víctor Chab, Con la lluvia del embalsamador de piedras, 1966 |
En 2002 se publicó en Buenos Aires un gran libro sobre él, con motivo de su retrospectiva (1947-2002) en el Palais de Glace bonaerense. En el catálogo, valiosos textos de Édouard Jaguer, Jorge Villacorta Chávez, Julio Llinás, Enrique Molina, Aldo Pellegrini y Juan Andralis. En una entrevista del mismo año, Víctor Chab afirmaba: “Mi pintura es automática”. A la vez, Floriano Martins lo entrevistaba en el n. 31 de su revista digital Agulha (“Víctor Chab: una trayectoria del surrealismo”), afirmando el artista su fidelidad al surrealismo y al automatismo. Transcribo dos pasajes de sumo interés: “Si bien los fundamentos del surrealismo están muy claramente expuestos en el primer manifiesto de 1924, a partir de ese mismo año se lo dio por muerto sistemáticamente por los espíritus idiotas que no vieron más allá de sus narices. El límite que Jean Schuster establece entre el surrealismo histórico y el eterno –con la muerte de Breton– es una violencia golpista y arbitraria y totalmente innecesaria. Carece de fundamento teórico”. “Yo concibo el arte de pintar como el camino de la gran libertad. De igual manera que transité por caminos distintos y opuestos, en la actualidad mi obra está fijada al desnudo femenino; el cuerpo de la mujer no tiene igual como cantera para las variaciones estéticas y me produce un placer sin límites. El surrealismo tiene la particularidad maravillosa de no basarse en un corpus técnico como el cubismo, el fauvismo, el neoplasticismo, donde los fundamentos están basados estrictamente en la descomposición de la figura (cubismo), la plenitud del color (fauvismo) o la geometría octogonal (neoplasticismo). El surrealismo nos abre las puertas a lo desconocido. Todas las formas y todas las técnicas pueden adscribirse a las fantasías más delirantes: figuración o no figuración, y todas las variantes de la reunión de los contrarios”.
Más recientemente (2013), Víctor
Chab realizaba una serie de dibujos muy
bellos, cuyo colorido alegre contrasta con el de sus cuadros más
característicos, si acaso volviendo a algunos de los años 50, pero,
paradójicamente, con más jovialidad y alegría. Y es que estamos ante un artista
de esos pocos que han sabido mantener la inspiración viva a lo largo de una
larga vida, sin repetirse, sin regodearse en los propios hallazgos, sin
transitar senderos trillados por otros o por ellos mismos.
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Víctor Chab, poema-collage |
martes, 22 de julio de 2025
René Alleau, soñador definitivo
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Las minas abandonadas de La Mancha, Dielette, 1975 |
El título, Rêveur definitif, es la expresión con que él designaba al pintor, o sea al verdadero pintor. Presenta el libro la hija de Alleau, quien a la muerte de su padre descubrió una enorme cantidad de pequeñas acuarelas y de manuscritos sobre ellas, que hacían pensar en un proyecto de tratado. La acuarela era para Alleau un "medio de componer sueños con el agua", una "forma de escritura que comporta un alfabeto de signos y de colores, inventados por el propio artista y que tienen significaciones diversas como un poema, un ensayo o una novela". No olvidemos que, en propias palabras de nuestro artista hermetista, el agua es "la materia misteriosa por excelencia".
El primer estudio es de Gilles Boucherie, y se titula "El filósofo en el paisaje". Explora los motivos más específicos de las acuarelas (rostros y castillos emergiendo de espacios vaporosos, sobre todo) y determina con justeza la ausencia del elemento fantástico, poco o nada exitoso en áreas surrealistas; A la vez, las acuarelas de Alleau son una investigación sobre técnicas antiguas y una "interrogación sobre nuestra percepción del mundo".
Patrick Lepetit, desde hace tiempo una de las más notorias y genuinas autoridades del surrealismo en todo lo que se refiere a su dimensión esotérica, se centra en los paisajes y los "arrière-paysages" en Alleau. Profundizando en su sentido cósmico, Lepetit nombra a Josef Sima, Víctor Hugo, John Constable y el arte extremo-oriental.
Sigue una entrevista de Yoan Armand Gil a Bernard Roger, que conoció bien a Alleau y nos ofrece un testimonio de lujo. Las principales cuestiones que se desgranan son la entrada de Roger en el surrealismo, su encuentro con Alleau, las figuras de Canseliet, Baskine y Hunwald, el Círculo Hermes, las tan influyentes conferencias de Alleau, la Bibliotheca Hermetica y por fin la propia pintura de su amigo. Aquí surgen otros nombres en que las acuarelas hacen pensar, como Turner, Moreau y Redon, pero yo extraño a lo largo del libro el de Strindberg, por sus óleos de paisajes y marinas.
David Nadeau, otro autor decisivo en los estudios sobre surrealismo y hermetismo aparecidos en el último par de décadas, se centra específicamente en el surrealismo de Alleau, cuyo compromiso con el surrealismo fue "profundo y duradero", en particular por lo que se refiere a la busca de lo maravilloso (no habría que dejar aparte el perfil de nobleza que lo caracterizaba), y señala como su principal aportación teórica al surrealismo el concepto de imaginal, la noción de un espacio-tiempo imaginal. Nadeau caracteriza sus paisajes de manera muy bella al final de su ensayo.
Más específico, pero bienvenido, es el trabajo siguiente, de Pierre Mollier, sobre heráldica y surrealismo, con los ejemplos de Marcel Jean, Jorge Camacho y Alleu en tándem con Philippe Audoin. De Camacho es su Heráldica alquímica nueva, aparecida en 1978, con prefacio de Canseliet, en Le Soleil Noir. De Marcel Jean, su heráldica en el almanaque surrealista del medio siglo, a la que he recurrido varias veces a lo largo de mis trabajos en este espacio sobre Apollinaire, Sade, Rimbaud, Kafka, Duchamp y otros; al disponer ahora de las versiones coloreadas, he procedido hace unos días a actualizar sus blasones, pero para una más cómoda visión, he aquí la página definitiva, en Rêveur definitif:
sábado, 19 de julio de 2025
París-Copenhague
De nuevo Xesús González Gómez nos incita a una serie de rápidas pesquisas en el dédalo surrealista. Nos envía el enlace del número 280 de los Cahiers du Sud, 1946, que se abre con una amplia antología del surrealismo realizada por un tal Claude Serbanne, más o menos acertada pero con los típicos prejuicios contra el automatismo y el carácter supuestamente "sectario" del surrealismo. Serbanne, según nos informa Mattias Forshage en su invalorable historia del surrealismo boreal, era un asociado del automaldenominado "surrealismo revolucionario", lo que explica mucho. Hay también, al final de este número de Cahiers du Sud, reseñas de Arcane 17 de Breton y de Le siège de l'air de Arp.
Claude Serbanne publicó al año siguiente una antología general del surrealismo, en lengua danesa. Pero el traductor era Steen Colding, una figura mayor del surrealismo en Dinamarca y a quien sin duda se debe el mayor rigor de la antología. La cubierta era de Wilhelm Freddie y en el interior se incluía una carta del artista a André Breton. Este libro aparece en mi cronología del surrealismo con el título de El hostigador de la duda, a nombre de Colding.
De una subasta de libros extraigo la de El hostigador de la duda junto a otra antología danesa, titulada El surrealismo actual. Poesía y prosa, editada por Finn Hermann en 1966 (ver enlace). Si uno siguiera esta sola información, dudaría del proyecto, ya que Louis Aragon en 1966 no es que formara mucha ni ninguna parte del "surrealismo actual", pero se trata en realidad de una antología general, como nos aclara Mattias Forshage:
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Wilhelm Freddie, El navío máquina de coser, 1939 |
jueves, 17 de julio de 2025
Annie Le Brun y la espléndida necesidad del sabotaje
Acceso libre a unas magníficas páginas sobre Annie Le Brun, quien, además, habla, entre otras cosas, de René Riesel y del gran Unabomber (al final, algunas de sus cartas, siempre con sus verdades como puños y su lucidez implacable, tan aborrecida y hasta odiada por todo el abanico ideológico).
Unabomber:
"Incluso si la mayoría de las personas de la sociedad industrial se declarara satisfecha, nosotros (Freedom Club) continuaríamos oponiéndonos a esta forma de sociedad, y ello (entre otras razones) por considerar degradante el hecho de esta pretender satisfacer la necesidad del proceso de poder con base en actividades sucedáneas o en la identificación con organizaciones, en vez de hacerlo con base en la búsqueda de objetivos auténticos."
"Las personas ansiosas por salvar la libertad sin sacrificar los supuestos beneficios de la tecnología no dejarán de proponer modelos ingenuos de sociedad, intentando reconciliar la libertad con la tecnología, cuando la libertad y el progreso tecnológico son incompatibles".
"Lo mejor es desembarazarnos de todo este sistema nauseabundo, asumiendo las respectivas consecuencias".
"Nuestro objetivo se limita a desmantelar la actual forma de sociedad".
https://chez.renart.info/Annie-Le-Brun-et-la-splendide-necessite-du-sabotage
martes, 15 de julio de 2025
LRS, n. 4, 15 de julio de 1925
La portada lleva la proclama "Et guerre au travail", acompañada de una foto de Man Ray, la de un escuálido maniquí de la exposición de Artes Decorativas que se celebraba en París; quizás hubiera sido mejor alguna imagen más acorde con el carácter explosivo de la proclama.
El editorial de Breton, acompañado de un dibujo mediúmnico, es admirable, poniendo los puntos sobre las íes a algunas veleidades de Éluard, Aragon y Masson y situando al surrealismo "a las órdenes de lo maravilloso" y contra "el abominable confort moderno".
Los poemas son de Éluard, y el segundo de ellos estaba caligrafiado en el muro de la casa de Yves Tanguy. Hay sueños de Max Morise y de Michel Leiris, y "textos surrealistas" de Philippe Soupault, Marcel Noll, Georges Malkine y Paul Éluard (el de Soupault añade notas importantes sobre Raymond Roussel y sobre Fantomas, y el de Malkine ocupó a Sarane Alexandrian en una página del capítulo que dedica a "Breton y el amor surrealista" en Les libérateurs de l'amour).
A continuación, un capítulo de Mort aux vaches et au champ d'honneur, inmortal obra de Péret, una nueva maravilla de Desnos ("La baie de la faim"), la continuación del Glosario de Leiris y una "Nomenclatura" de Jacques-André Boiffard.
Uno no sabe cuál habrá sido la reacción de los cándidos poetas de la Residencia de Estudiantes a la incendiaria conferencia proferida allí tres meses antes por Louis Aragon, parcialmente reproducida en este número, con su diatriba contra el trabajo y su exaltación del pensamiento artaudiano. Y es que en España todavía ni habían pasado por la triste celebración del centenario de Góngora.
El plato fuerte del número, en un plano teórico, es el arranque de "Le surréalisme et la peinture", de Breton, exponiendo el concepto de "modelo interior". ¡Y qué arranque de ese arranque, con el postulado "El ojo existe en estado salvaje"!
En el capítulo de Exposiciones, Max Morise embiste contra la involución de Chirico, y en el de Correspondencia Breton fulmina a Joseph Delteil.
Picasso se lleva la palma de las ilustraciones, nada menos que con cinco, una de ellas Las señoritas de Aviñó, que se reproducía por primera vez. Pero más significativas son las dos de Max Ernst, con dos piezas decisivas: la de los dos niños amenazados por un ruiseñor y La révolution la nuit. No menos "clásica" es la de El cazador, de Miró, mientras que de Masson, la estrella artística del número anterior, solo está La armadura, que perteneció a Breton. Hay otras de Chirico, Pierre Roy y Man Ray, más una bella foto de la mujer de Saint-Pol-Roux, Divine, en la costa bretona, con una gaviota posada sobre su cabeza.
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Max Ernst, Pietà ou La révolution la nuit (1923) |
jueves, 10 de julio de 2025
Guy Ducornet, 2013 (2)
Encontrado en un sobre de 2013, esta noticia de unas lecturas de 2007 en el desaparecido Musée de l'Érotisme lleva una sabrosa acotación suya contra una de sus bestias negras:
sábado, 5 de julio de 2025
Sade y el surrealismo (1932-1934)
En 1932, Toyen (con quien volveremos a encontrarnos) ilustra para las Ediciones 69 Justine: