El pasado año murió en Ciudad de México, a los 90 años, Alan Glass, artista surrealista de una creatividad extraordinaria, en especial por su cajas poéticas, pero también por sus dibujos, pinturas, collages, esculturas, anamorfosis, objetos, ensamblajes, huevos pintados... Actualmente se le dedica una amplia retrospectiva, que es una buena ocasión para que lo recordemos, como hicimos cuando L'Or aux 13 Îles le dedicó un precioso dosier.
La mejor manera de recordarlo, o una de las mejores, es sin duda recorrer, e imposible no hacerlo con entera fascinación, el lujoso libro de Masayo Nonaka que publicó Turner en 2012, más de 300 páginas de gran dimensión con infinidad de reproducciones y un estudio inteligente y profundo de alguien que se había acercado a él con sensibilidad y respeto; ese estudio se divide en los capítulos "Los primeros años", "Los años en París", "Los años mexicanos", "Madurez en México" y "La creación bidimensional", más un interesantísimo epílogo sobre dos obras basadas en fenómenos de azar objetivo: Sorprendente hallazgo, de 2000, construida con objetos relacionados con Nadja, y que fue objeto de un estudio de Gloria Feman Orenstein en el catálogo mejicano de 2003, y Pigall's: A la memoria de Louis Morin y de Marcel Duchamp, elaborada entre 1998 y 2000, y estudiada la cadena de coincidencias que la generó en este libro de Masayo Nonaka (Louis Morin era un artista del cabaret Le Chat Noir, muy admirado por Duchamp). Esta segunda obra se me escapó en mis artículos dedicados a los homenajes a Marcel Duchamp, pero ya está reproducida en su lugar correspondiente, así como A can "can-can" for Marcel Duchamp de 1998, y Picabia, Rrose Sélavy, de 2005:
Recordemos, aunque también esté reproducida, como Pigall's, en el folleto de Phares, la admirable obra dedicada a Nadja:
Concluyo con el homenaje en el número 5 de Le Bathyscaphe, a este artista que ha ido creciendo con el tiempo, ya que ni existe en las gruesas obras de René Passeron, José Pierre, Jean Paul Clébert o Keith Aspley y escapó por los pelos en el Dictionnaire général du surréalisme et de ses environs, siendo menos explicable que la británica enciclopedia internacional del surrealismo lo liquide en quince miserables renglones.
Alan Glass. Alumno de Alfred Pellan, Alan Glass realiza
dibujos automáticos y cajas con objetos encontrados, considerándose surrealista
y contactando con el grupo surrealista en París. Allí expone en 1958 en la
galería de Éric Losfeld Le Terrain Vague (Alejandro Jodorowsky prefacia el
catálogo), y allí aparece como uno de los presentes en la ceremonia de
ejecución del testamento del divino Marqués, diciembre de 1959. Tras
fructíferos viajes a Checoslovaquia, Grecia, la India y el Tibet, vive desde
1962 en México, donde trabó amistad con Leonora Carrington, Kati Horna, Alice
Rahon.
Alan Glass es, con Joseph
Cornell, el más importante creador de cajas poéticas. En 2001 expuso cajas y
objetos en la galería 1900-2000, llevando el catálogo textos de Mimi Parent, Roland
Giguère (el poema “Inventario infinito”), Leonora Carrington y Gloria F.
Orenstein (refiriendo esta una interesante aventura de azar objetivo). En 2008,
el Museo de Arte Moderno de Ciudad de México le dedicó la exposición “Zurcidos
invisibles. Alan Glass. Construcciones y pinturas, 1950-2008”, que motivó un homenaje en el n. 5 de Le Bathyscaphe, apareciendo en los años siguientes un suntuoso libro sobre su obra, de Masayo Nonaka y una película en la colección Phares.
Con motivo de esa retrospectiva, Alan Glass reafirmó su identificación con el
surrealismo y evocó a André Breton como “el hombre más accesible del mundo. Me
recibió calurosamente y en seguida propuso una exposición y le encargó a
Benjamin Péret llevarme a la galería Le Terrain Vague”. Fue en la casa de Aube
Breton donde vio en 1961 una de las típicas calaveras mejicanas de azúcar, que
fue el señuelo que lo llevó a México: “Vine aquí por un año, luego regresé a
Europa, pero ya no lo soportaba, porque lo encontraba todo pequeño, apretado.
Vendí mis cosas y regresé a México”, donde a su justo juicio aún se puede vivir
“a la sombrita, no en medio de todo lo que sucede ni asistiendo a todas las
inauguraciones. Más bien prefiero estar apartado para ver las cosas con cierta distancia”.
En 2014, el n. 3 de L’Or aux 13 Îles dedicó a Alan Glass un lujoso homenaje, con textos de Alain Joubert, Leonora Carrington y Alejandra Pizarnik y muchas reproducciones, entre ellas la del objeto El festín de los Grandes Transparentes y la de la caja Hacia el oro del tiempo (tributo a André Breton).
"Cornell es como mi hermano, así como los surrealistas son mi familia. Ese es mi árbol genealógico."
La flauta de Rousseau, c. 1980 |