martes, 30 de mayo de 2023

Ángel Zapata: "Pleroma"

"Con el término Pleroma, los gnósticos de la Antigüedad se referían a la totalidad de lo real tal como se encuentra originalmente en el interior del Dios-Abismo. Pleroma, pues, nombra el Ser en tanto plenitud vacía, inmanifestada, virtual, en el buen entendido de que para la tradición gnóstica toda manifestación en la materia y el tiempo equivale a un alejamiento en relación al Principio, a una degradación y a una caída".

Así, y con cuatro citas la primera de las cuales es esta de Roussel: "Una obra literaria no debetía contener ningún hecho u observación del mundo real, solo combinaciones de objetos imaginarios", antecede Ángel Zapata su nuevo libro, Pleroma, que continúa otros cuatro ya apuntados aquí: Las buenas intenciones (2001), La vida ausente (2006), Materia oscura (2015) y Luz de tormenta (2018). Es en la parte final este último donde encontramos algunas prosas que anuncian Pleroma, como "La flor de oro", "El justo medio", "Las reglas del juego" y "La caracola apátrida", que abandonaban lo narrativo incluso en su forma de "microrrelato". La inspiración intensamente gnóstica se zambulle plenamente en las aguas preconscientes del surrealismo en estos poemas (única calificación que podrían llevar) de carácter delirante, que a veces parecen las confidencias de un loco genial, por su claridad imaginativa, su sorna de un humor dislocado ultrasubversivo o su lirismo de irrupciones inesperadas. Cada uno de ellos acumula, bajo títulos de que el escritor posee el secreto, declaraciones  que parecen gacetillas de un  periódico surrealista (como los poemas collages que últimamente han recibido el interés de críticos hiperlúcidos como Georges Sebbag, ya que están en el hontanar del automatismo) o fragmentos de esos desternillantes diálogos absurdos en que también el surrealismo ha sido pródigo.

Leyendo estos poemas, y considerando los otros que aparecen en libros anteriores tanto como los relatos que le han dado a Ángel Zapata una cierta notoriedad, me atrevo a considerar su obra realizada hasta el momento como la más valiosa del panorama surrealista español en las últimas cuatro o cinco décadas, y su nombre se me aparece, por lo que se refiere al panorama general del surrealismo en la lengua del Arcipreste de Hita, tan solo junto a los de Raúl Henao y Fernando Palenzuela. 

"Si te das cuenta, entramos en la nueva Edad de Hielo como entraríamos en una habitación de hotel que acabara de desocupar el rayo".

pleroma 

materia oscura

luz de tormenta

reseña de pleroma 1

reseña de pleroma 2

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Al mismo tiempo, Ángel Zapata ha publicado otro libro detonante, aunque en otra onda que Pleroma, titulado Fuegos reunidos, "comentarios contra la sociedad del simulacro", al que dedica una nota "La banda de Fantomas".

fuegos reunidos

lunes, 29 de mayo de 2023

Lebel, por Bédouin

En la nota a La Saint-Charlemagne, Jerôme Duwa cita una reseña de Pascal Pia, pero no esta de Jean-Louis Bédouin, aparecida en el número 2 de la revista Surréalisme, que proseguía la aventura del surrealismo haciendo oídos sordos al clan de los sepultureros dirigido por Jean Schuster. Es una reseña breve pero magnífica, tanto que hasta debía haberse incluido en el aparato documental de este segundo tomo de las obras lebelianas. Soberbio el final (y muy indicado para el surrealismo decadente actual), porque este era el Bédouin de los buenos tiempos, antes de su palinodia liquidacionista.

viernes, 26 de mayo de 2023

Robert Lebel al completo (2)

Ya hace tiempo que nos inquietaba la continuidad del proyecto en cuatro tomos de la obra de Robert Lebel, pero por suerte los temores se limitaban a la tardanza en aparecer el segundo, que lo acaba de hacer siete años después, y, dando sin duda justificación a esa demora, en otra editorial.

Se integran aquí los grandes libros de invención de Lebel, en concreto La double vue (1964), L'Oiseau caramel (1969), Traité des passions par personne interposée (1972) y La Saint-Charlemagne (1976), que dan cuenta del gran escritor que era y de su extrema originalidad. Pero hay mucho más, de nuevo al cuidado de Jerôme Duwa, que vuelve a hacer un gran trabajo.

Para empezar, antes de La double vue encontramos Masque à lame, L'Ancillage, L'Inventeur du temps gratuit y Lascivia. El primero es su única obra poética, libre compañía de las siete construcciones de Isabelle Waldberg inspiradas en las cartas de navegación de las tribus de las islas Marshall; reeditada en 2015, dimos entonces noticia de su aparición, como otra de las colaboraciones de primer rango en que ha sido tan pródigo el surrealismo. L'Ancillage es un inédito en forma teatral perteneciente al mismo período que Masque à lame y también asociado a Isabelle Waldberg. L'Inventeur du temps gratuit es todo un clásico del surrealismo, un "retrato imaginario" de Marcel Duchamp que se publicó en el número 2 de Le Surréalisme, même y formó parte luego de La double vue. Lascivia no es otra cosa que su "carta lasciva" enviada a la "Boîte alerte" de la exposición EROS, en 1959.

Por razones que no entiendo, ya que la documentación iconográfica es riquísima y se dijera a primera vista que también exhaustiva, no se incluye al final de La Saint-Charlemagne el "Álbum de un itinerario", conjunto de ocho fotografías con leyendas que remiten a esta "autobiografía enmascarada", como la llamó François Di Dio. En su lugar hay un breve testimonio sobre Max Ernst, que había fallecido unos meses antes, publicado cuando la presentación del libro, con el que había colaborado amistosamente.

La última obra es un inédito de nuevo autobiográfico: Journal d'une démystification, escrito entre 1975 y 1986 y que se limita a los años 1917-1939, pudiendo considerarse una obra inacabada. Los capítulos sobre la infancia y la adolescencia (esos dos períodos especialmente pesadillescos de la vida humana) interesan sobre todo por el retrato de la bajeza social y de los horrores de la familia y la escuela, por no hablar de la catástrofe bélica. Resalta el impacto que produjo en él la asistencia en 1917 a Les mamelles de Tirésias, pero realmente el gran interés solo aparece en el capítulo X, donde explica sobre su pasión por la pintura, tras revelar su poca atracción por los grupos y el "gusto pronunciado por el misterio, por el enigma, por el secreto". La temperatura sube en los capítulos XI y XVII, el primero dedicado al "clan de fulminantes personas" que componía el surrealismo y el otro a la exposición surrealista internacional de 1938, situada a años luz de las exposiciones convencionales.

La sección "Notas sobre la poesía y la literatura" se abre con unas "Notas sobre la poesía en Francia desde 1940", publicadas en 1943, en que Lebel distingue como las grandes excepciones del cotarro poético-literario francés del momento el Fata Morgana de André Breton, la revista Tropiques y la poesía de Césaire en particular. Que la brújula de Lebel era certera lo muestra el siguiente ensayo, "Esquema de la transparencia", de 1947, en que hilvana los nombres de Sade, Lautréamont, Dada, Picabia, Duchamp y Breton. Otros artículos hay sobre la Lolita de Nabokov, la poesía de Fardoulis-Lagrange (a quien admiraba mucho) y Georges Bataille, pero más importantes son las páginas excepcionales que dedica a Ghérasim Luca y a Lise Deharme. La nota entusiasta sobre los Paralipomènes de Luca apareció en el número 2 de Surréalisme (1977), mientras que la de Lise Deharme (1980) no puede ser ignorada por nadie que se interese por esta figura fascinante. Por último se incluye su respuesta a la encuesta sobre la poesía publicada en Le Soleil Noir en 1978; afirmando "la miseria actual de la poesía", Lebel elige una perspectiva humorística demoledora.

La parte documental se abre con una interesante entrevista dada pocas semanas antes de su muerte, y donde se trata sobre todo de Ducham, y con un artículo de Patrick Waldberg que palidece ante el de Joyce Mansour, un gran texto escrito para las ediciones del Soleil Noir en 1965. Completan la sección el prefacio de Pierre Klossowsi para la reedición en 1993 de La Saint-Charlemagne, un "prière d'inserer" de François di Dio para su primera edición y otro para la de La double vue y el prefacio de Alain Fleischer para la edición de 1993 de La double vue, que es más bien un señor ensayo.

En total, un volumen de 500 páginas imprescindible para el conocimiento de esta figura fundamental del surrealismo.

poésies et récits

robert lebel al completo (1)

correspondencia lebel-duchamp

masque à lame




Cubierta de Pierre Faucheux

El "Álbum de un itinerario"

Estas son las páginas fotográficas con que concluye la edición original de La Saint-Charlemagne de Lebel:





miércoles, 24 de mayo de 2023

Las cartas Alleau - Breton

René Alleau, acuarela ofrecida a Elisa Breton en julio de 1985

Se publica otro volumen de la correspondencia bretoniana, esta vez con René Alleau y por las bellas ediciones de Venus d'ailleurs.

Maravillosamente ilustrada, lleva prefacio de Annie Le Brun, un artículo de Laurent Doucet y una guía a cargo de Clément Gaesler de los lugares imantados por las cartas (París, Saint Cirq, Bourges, Montségur, la Bretaña, Colmar, Versalles...) El período de la correspondencia va de 1950 a 1961 y, como de costumbre en este género, hay momentos de interés y otros sobrantes, de mera paja y pacotilla. El meollo de la cuestión lo sintetiza Alleau en un pasaje de su segunda carta: "Como el surrealismo es en nuestra época el único movimiento revolucionario que haya intentado alcanzar el centro de toda revolución real, creo que es también el único cuya búsqueda fundamental ofrece con los trabajos de los alquimistas una profunda analogía". Subrayemos al respecto la aparición simultánea del libro de Patrick Lepetit Surréalistes et alchimistes, desarrollo de uno de los capítulos que componían su obra Le surréalisme. Parcours souterrain y que comentaré aquí futuramente.

Se echan en falta unas mínimas anotaciones a las cartas. No digo que se haga un trabajo minucioso y exhaustivo, pero sí que se podrían dar algunas claves poco costosas, como la de que en las cartas de 1953 están refiriéndose Alleau y Breton a la muerte de Jindrich Heisler. De resto, hay una amplia galería de temas y motivos que se van sucediendo, aparte el de la alquimia: la lectura que Breton ha hecho del libro de Lotus de Païni La magia y el misterio de la mujer¨(Alleau no comparte su entusiasmo y le señala que es "poco revelador con respecto a Nadja e infinitamente menos bello"), Pauwells, las monedas galas, el "affaire" de las pinturas cavernícolas por que fue Breton procesado, los alineamientos de los menires de Carnac, las colaboraciones de Alleau en Médium, la filosofía de Strada (que ha fascinado a Alleau, contestándole Breton que el único en el surrealismo que lo conoce algo es Legrand), la exposición EROS, la lectura de El paraíso perdido (a que Alleau incita a Breton), la busca de piedras en Saint Cirq, etc. Un par de motivos de fricción: cuando Breton le responde que él no pinta nada en una reunión del Circle Hermes, a la que Alleau lo ha convidado, y, más grave, el rechazo en 1957 a un artículo suyo sobre el París simbólico, por unos cuantos detalles ideológicos de carácter político (Alleau le aclara que él no pertenece al movimiento surrealista y que comprende el rechazo, sustituyendo entonces ese artículo por otro).

Resulta algo chocante ver cómo Alleau y Breton parecen obligados a darse continuas muestras de amistad y admiración, señal quizás de que nunca llegaron a la verdadera cordialidad. La correspondencia acaba en enero de 1963, por lo que hay un silencio en los tres años y medio que aún quedaban para el fallecimiento del segundo, seguramente motivado por los límites que impuso la divergencia en la radicalidad política.

El libro reproduce uno de los artículos de Médium y la respuesta a la encuesta sobre el arte y la magia, por lo que es mucho más rico el dosier que yo le dediqué en Surrint a raíz de su muerte. En contrapartida se reproduce una extensa entrevista que le hizo Robert Benayoun en 1970, sobre Breton y el esoterismo, sugestiva aunque sin añadir nada especial. 

Siendo una preciosidad de libro, reconozco que no coronó mis expectativas. Eso sí, obligatorio para mejor conocer a René Alleu y obligatorio en esa biblioteca de la correspondencia de Breton que no deja ni dejará de engrandecerse.

René Alleau, Paisaje de la rosa

viernes, 12 de mayo de 2023

Jacques Senelier

Jacques Senelier (1938-1971). Breve fue el paso del poeta y ensayista Jacques Senelier por el surrealismo: 1956-1957. “Passage des étoiles” es un gran texto, publicado en el n. 1 de Le Surréalisme, même, sobre dos muchachas rebeldes, lo que no hace extrañar la firma de Senelier, junto a las de Breton, Péret, Flamand, Schuster, Janover y André Laude, en otro escrito de similares características, “À cœur et à cri”, esta vez en torno a una muchacha que le ha cortado con un hacha dos dedos a su novio para que no haga el servicio militar. En el n. 3 de la misma revista, intervino en la encuesta sobre el cuadro de Cornelius von Max.

En el n. 45 de Pleine Marge damos con un artículo de Jean-Michel Goutier sobre Senelier, a quien conoció bien. Sus poemas se publicaron en 1973, ilustrados por Jacques Hérold y Jacques Le Maréchal, con el título de Simple particular, suivi de L’angle et le tempe.


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El paso por el surrealismo de Jacques Senelier dejó también estampada su firma en dos panfletos importantes: "Hongrie, Soleil levant" (1956) y "Coup de semonce" (1957). Pero con posterioridad a su distanciamiento (sin ruptura), Senelier continuó haciendo una obra muy valiosa y que merece ser mejor conocida, por no decir rescatada del olvido. A los dos años de su trágica muerte, su padre, Jean Senelier, él mismo un brillante ensayista estudioso de Nerval y Rousseau, editó el primer tomo de sus obras, que por desgracia no tuvo continuidad, quizás por su escasa repercusión (decepciona ver que el Bulletin de Liaison Surréaliste ni siquiera dio noticia de que había aparecido). El proyecto era, tras ese primer tomo dedicado a su poesía, un segundo con ensayos y un tercero de bosquejos, notas y fragmentos. El primero lleva una buena introducción suya, en que lo relaciona con Breton pero también con Artaud y Daumal. Simple particular consta de 35 poemas que van de 1952 a 1970 y hacen buena la consideración de Jean Senelier. Uno de esos poemas, "Prendre le vent", está firmado en 1956 en Saint-Cirq y dedicado a André Breton. En cuantro a L'Angle et la Tempe, combinación de ensayo y poema en que Senelier apela a una "revolución integral sobre el plano individual" (que, como se ha evidenciado una vez más en estos últimos tres años, tiene que preceder a cualquier revolución social), había sido publicado en el número 3 de la revista trimestral Ailleurs y sería curiosamente traducido al español en una revista venezolana por el gran poeta surrealista Sánchez Peláez. Senelier formaba parte, con Pierre Dhainaut y André Laude, que escribieron en La Brèche por aquellos años, del comité de redacción de Ailleurs, que tuvo ocho números entre 1963 y 1966 y en la que participaron también Jean Thiercelin, Jean-François Bory, Jean Malrieu, Gérald Neveu, Aimé Patri...

El dosier que he elaborado consta de "Passage des étoiles" y “À cœur et à cri”, seguidos de las descripciones y los comentarios que le dedica José Pierre en el tomo 1 de los Tracts surréalistes et déclarations collectives; de la respuesta a la encuesta sobre el cuadro misterioso; de sus dos colaboraciones en el número 5 de Ailleurs (único a que he tenido acceso), una un cojonudo poema con fotos y otra una muy lúcida reseña de L'Extricable, notable ensayo de Raymond Borde contra la sociedad de consumo en que Senelier acaba embistiendo contra las tesis reaccionarias de Pauwels esgrimiendo una de las declaraciones más bellas del surrealismo: "el lirismo es el desarrollo de una protesta"; y por fin el artículo de Jean-Michel Goutier, que enriquece notablemente la nota que yo dediqué a Senelier en Caleidoscopio surrealista, inevitablemente sucinta.

Hay tres ilustraciones en Simple particular: el frontispicio de Jacques Hérold y los dibujos de Jacques Le Maréchal y Philippe Fellmer, el primero involucrado con el surrealismo por aquellos años y el segundo, por lo que he averiguado, objeto del último tomo de la Psicopatología de la expresión de Gaston Ferdière. Iban a cerrar esta nota, pero a última hora decidí escanear el libro completo, dado que es ya difícil de obtener, y el lector podrá verlas en él.

domingo, 7 de mayo de 2023

Una recopilación de Javier Gálvez

Desde que surgió Surrealismo Internacional, o sea desde hace casi doce años, venimos dando cuenta puntual de las siempre sorprendentes entregas editoriales de Javier Gálvez: tanto propias como en colaboración con los amigos del surrealismo, tanto escritas como fotográficas como combinando a manera de shock ambos medios. En una ocasión recuerdo haberle dicho que era preciso recopilar todo ello, no dejando él de señalarme que prefería las pequeñas ediciones al socaire de la inspiración que va surgiendo. Pero como esas ediciones eran de difusión casi siempre confidencial, urgía llevar a cabo esa reunión de poemas que ahora llega y... nos sabe a poco. Nos sabe a poco porque se trata de una antología de poemarios en la que se echan en falta muchos otros y porque no incluye ni las señaladas colaboraciones ni las fotos que acompañaban los poemas individuales. Sin duda, el día llegará en que dispongamos de esta montaña de cuadernos de formato dispar y en ocasiones insólito, con todas las fotografías, que en el caso de Este fruto lívido se limitan a la de portada, ejemplar de su atención a la realidad poética urbana que surge en los momentos más afortunados del callejeo, a que Javier Gálvez ha sido siempre proclive.

Este fruto lívido ve la luz en la colección de poesía Los Peces Solubles, de La Torre Magnética, y viene precedida de un fino ensayo de José Manuel Rojo, uno de los "comrades-in-arms" de Javier Gálvez en el Grupo Surrealista de Madrid: "Este fruto lívido en el bosque sacrílego de la poesía necesaria", a la vez reflexión sobre la poesía que no hace concesiones y sobre la de Javier Gálvez en particular.

A la espera de ese libro soñado, esta es una excelente introducción, con una quincena de poemas, al lirismo áspero, vertiginoso, saturado de un intenso erotismo pero también lleno de sorna hacia las claudicaciones que hacen reinar la realidad miserabilista.

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Sin descuidar su gusto editorial, Javier Gálvez acaba también de publicar, en su colección de Ardemar, un poema de 1972 de Gérard Lalau con (Naranja), traducido por él mismo, y un conjunto de poemas de amigos del grupo surrealista madrileño con fotografías suyas, titulado EROSiones, en el que hay también una colaboración con Bruno Jacobs como fotógrafo y él como poeta.