sábado, 5 de junio de 2021

Diez cuadernos de euforia

Aunque André Breton considerara Le Surréalisme au service de la Révolution la revista más “rica”, “equilibrada”, “mejor constituida” y “viva” del surrealismo, yo me he inclinado siempre hacia La Révolution Surréaliste, y no solo por la presencia de Antonin Artaud. Su frescura no la tiene su sucesora ni la volverá a tener ninguna otra revista del surrealismo –y creo que tampoco su vivacidad.

Georges Sebbag acaba de establecer y presentar, en edición de calidad maravillosa, los diez cuadernos en que los surrealistas “hicieron surrealismo” (según feliz expresión de Simone Breton) durante las sesiones colectivas que tuvieron lugar en el apartamento de Breton en abril de 1924, y que por un lado tenían como antecedente la composición de Los campos magnéticos en la primavera de 1919 y por el otro se inscribían en la composición de textos automáticos y poemas collages que hizo Breton a lo largo de toda esta primavera de 1924, siempre valiéndose (como para Los campos magnéticos) de los cuadernos escolares de la época.

Ausente Paul Éluard, que estaba dando la vuelta al mundo, los participantes fueron Breton, Simone, Aragon, Baron, Delteil, Desnos, Limbour, Noll, Morise, Naville, Péret y Vitrac. Uno de los poemas collages de Breton tendría un lugar en el primer manifiesto del surrealismo, y varios aparecerían en Pez soluble.

Dix cahiers surréalistes reproduce el facsímil de todos los cuadernos y procede al final a la transcripción de los textos automáticos. Sebbag presenta la participación de cada surrealista, señalando curiosas asociaciones con las imágenes de las cubiertas de los cuadernos correspondientes. Además, ha localizado la mayoría de los periódicos de los que se hicieron los recortes para los poemas collages. Al final hay un jugoso ensayo suyo, titulado “Los escolares del surrealismo absoluto”, en que resulta apasionante la reconstrucción de los dos poemas collages que Breton pensaba incluir en el primer manifiesto y del primero de Simone Breton, a los que Sebbag descubre enriquecedoras asociaciones (debe añadirse aquí que las cartas de Simone, muchas de ellas exhumadas en los últimos tiempos, demuestran ser invalorables). Al final de su estudio, Sebbag puede hacer una afirmación con la que es difícil no estar de acuerdo: “Las reuniones de la primavera de 1924, con sesiones de escritura automática y de poemas collages, han jugado un papel motor en la afirmación, la proclamación y el impulso del movimiento surrealista”.

Esta es pues otra joya del año en que surge el surrealismo como movimiento: Manifeste du surréalisme, La Révolution Surréaliste, el virulento homenaje a Germaine Breton (quien no deja de marcar presencia en el citado collage de Simone), el Bureau de Recherches Surréalistes (1924-1925), el automatismo en los dibujos de Masson, la irrupción de Artaud, el viaje “al azar” (de Blois a Romorantin) que hacen Breton, Aragon, Vitrac y Morise como nuevo jalón de la gran búsqueda de azar objetivo... y estos diez cuadernos obra de ese collage colectivo que era el naciente grupo surrealista.



Poema collage de André Breton