Enrique de Santiago, figura clave en el
resurgir surrealista chileno, acaba de publicar simultáneamente dos libros que
se suman a Frágiles tránsitos bajo las espirales (2001), Elegía a las
magas (2013) y El regreso de las magas (2013). Se trata de La
cúspide uránica, en las ediciones Xaleshem, y Bitácora de un viaje
ontológico, en Opalina Cartonera. Ambos libros llevan portada e
ilustraciones suyas, ya que, como es sabido, Enrique de Santiago es tanto poeta
y ensayista como dibujante y pintor.
Nadie mejor que el propio Enrique de
Santiago puede hablar de su práctica poética, y así lo hace en sendos prólogos
a estos dos poemarios que contribuyen potentemente a la pluralidad actual del
surrealismo. Son poemas de profundidad y revuelta, de “palabras insumisas” y
una mirada hacia el pensamiento mágico que en el caso de La cúspide uránica
lo es hacia la cultura mapuche. Esta es una poesía –lo que cada vez es más
raro– con sangre en las venas
No falta tampoco el humor en estas páginas
ardientes, como puede verse por ejemplo en la “fe de erratas” del cuaderno de
bitácora, que es la primera fe de erratas con verdadero sentido que yo he leído
en mi vida.
“Pero yo mantengo el ojo ávido / hacia las
derivas oníricas”
Enrique de Santiago, El sueño submarino, 2012 |