martes, 3 de marzo de 2015

“Analogon”, 2014


La revista Analogon es un verdadero fenómeno del surrealismo. Ya para el año presente están anunciados tres nuevos números, que serán el 75, el 76 y el 77. Iniciada en 1969, ha mantenido un ritmo cronométrico desde 1990, y ello sin menoscabo nunca de una calidad creativa y de pensamiento imperturbable, con las intervenciones de los componentes del grupo sumadas a muchas colaboraciones de surrealistas de otros países y a traducciones de textos precedentes que adquieren especial relieve en función de la temática elegida para cada número. Esta es una de las características de la revista, y, así, los números del pasado año llevan los títulos de “Amar”, “Mares y océanos” y “Detrás del espejo, locura”. Esto, si manejo el traductor google, ya que la revista está íntegramente redactada en checo. (La excepción es la imprescindible “Anthology of czech and slovak surrealism”, que, presentada por Frantisek Dryje, permite acceder en lengua inglesa a información, semblanzas y textos desde 1947 hasta 1997: nn. 37, 38-39, 40, 41-42, 43, 44-45, 50-51).


El n. 72 lleva en portada un collage de Martin Stejskal, uno de los puntales del grupo. Hay traducciones de fragmentos de Ferdinand Alquié (de su Filosofía del surrealismo), Sarane Alexandrian (de su biografía de Breton) y Georges Sebbag (de L’amour folie). Especial relevancia adquiere el largo apartado dedicado al castillo de Sade, con las imágenes clásicas de Styrsky, Toyen y Emila Medková, más otras de Stejskal (inspirada, como la de Medková, en el cuadro de Toyen que preside este blog), Bruno Solarik, Jakub Effenberger y Roman Kubik. De Solarik es el largo texto “Styrsky en La Coste”.
El n. 73 lleva en portada una pintura poco conocida del mejor Dalí y comienza con el ensayo de Stejskal “Mare nostrum”. Hay muchas colaboraciones internacionales y un texto de Jan Gabriel sobre Yves Tanguy, que fue marinero y cuya obra tiene atmósfera oceánica. Este es un número suculento, lleno de ilustraciones.


La portada del 74 no puede ser más apropiada: una obra de Schröder-Sonnenstern, quien está presente profusamente en el interior. Algunos nombres son ineludibles: Antonin Artaud, Unica Zürn, Stanislas Rodanski (ilustrado un fragmento de Je suis parfois cet homme por Camacho, Hérold y collages de su amigo Tarnaud), pero también tenemos los sonetos de Hugo Ball, la traducción del artículo de Marguerite Bonnet “El encuentro de André Breton con la locura” (Art et psychanalise, 1992), “El asno podrido” de Dalí, Raymond Roussel visto por Leiris, un escrito e ilustraciones de Ody Saban, dibujos automáticos de Sasha Vlad... Las colaboraciones psicoanalíticas no faltan en una revista que ha estado siempre abierta a esa área. Entre las aportaciones de los propios checos y eslovacos, destaquemos el ensayo que Frantisek Dryje consagra a Karel Sebek, gran figura del surrealismo checo que trabajaba y vivía en instituciones psiquiátricas; los collages de Sebek, que, con poemas, acompañan el ensayo, son espléndidos, y de nuevo la revista vale la pena tan solo por su aparato ilustrado.
En suma, un bastión del movimiento surrealista que por sí solo lleva 25 años consecutivos bastándose para mostrar y demostrar la plena vigencia del surrealismo.