Las publicaciones anteriores de
Marcus Salgado hacían recibir con expectación este trabajo sobre Flávio de
Carvalho, y debe decirse que responde tanto a lo esperado como para confirmar
que el territorio surrealista ya cuenta en él con un ensayista de primer orden.
A arqueologia do resíduo: os ossos do mundo sob o olhar selvagem (Antiqua,
São Paulo, en la misma colección en que han aparecido diversas publicaciones de
las Edições Loplop) es un ensayo denso e intenso sobre una figura muy sui
generis, reivindicada justamente por los surrealistas brasileños y en
particular por Sergio Lima, en cuyo proyecto de A Phala (revista y
exposición) participó Flávio de Carvalho ya hace cerca de medio siglo.
No hace Marcus Salgado un trabajo
puramente histórico, ya que se implica en una visión crítica radical de la
sociedad moderna, con su imperio de la mercancía industrial, sus devastaciones
de todo tipo o su “amusement business” –el retrato que hace de las
ramificaciones del turismo actual dice todo lo espeluznante de este fenómeno
monstruoso, en que participa prácticamente toda esa humanidad que vive alegremente
de los excedentes de la depredación y degradación industrial y del hambre y la
miseria del resto de sus semejantes.
Flávio de Carvalho fue en 2010
objeto de un catálogo del Museu de Arte Moderna de São Paulo, cuyos textos
dejaban que desear, pero cuya iconografía era magnífica. En el libro de Marcus
Salgado, la iconografía, muy cuidada, es alusiva a los temas que se van
tratando, empezando por la antropofagia y lo “salvaje”. La visión personal de
la antropofagia que tiene Flávio de Carvalho está marcada, como apunta Marcus
Salgado, por una “aproximación directa al surrealismo”, y esto es lo que en
verdad lo distingue de sus contemporáneos. Fue un lector infatigable de la
poesía surrealista y se interesó por la temática sexual y el psicoanálisis y
por el arte de los niños, de los locos y de los pueblos primitivos, con los que
colindaba y a cuyas tierras viajó. Entusiasta de Yves Tanguy, él mismo
reconoció la importancia del automatismo tanto en sus dibujos como en la
película que proyectó sobre los indios xirianás. De los dibujos dijo que sus
líneas “son semipoéticas, colocadas en el papel o en el lienzo de manera
surrealista, usando un proceso de libre asociación de ideas, que en el momento
surgen y son expuestas, sin preocupación y sin lógica”, y a la pregunta de si
usaba excitantes para escribir responde que no los necesita, ya que se recoge
en su “mundo interior y, en ese momento, el mundo que me rodea no existe” –“mi
mejor producción es hecha en una especie de estado de trance”.
Flávio de Carvalho era un
agitador nato y, como dice Marcus Salgado, “un pensador sin amarras”. Gracias a
su espíritu anarquizante, supo rechazar el estalinismo que en los años 30 y 40
dominaba la intelectualidad izquierdista brasileña. Una de sus más saludables
líneas de acción es el antieuropeísmo, que lo hubiera hecho votar al Capitán
Cap en el París unas décadas anterior. Visita a Europa para estudiarla como un
antropólogo, descubriendo y describiendo todas sus aberraciones, por supuesto
que exportadas al Brasil y al resto de las colonias de estos países que jamás
podrán ser redimidos, pero que saben siempre limpiarse la cara en prodigios de
cosmética (baste pensar en las bellas connotaciones del adjetivo “europeo”, a
pesar de que tal vez sea el más indecente que existe). Escribe Marcus Salgado:
“Flávio, que siempre predicó el abandono de Dios, sabía que era
igualmente necesario el abandono de Europa, entendida como emblema (o
incluso exacerbación monstruosa) del pensamiento racionalista, artificial y
conceptual, en oposición a la mirada en estado salvaje y al llamamiento
de lo maravilloso natural que definen la visión no euro-céntrica”. Nada,
como se verá, más común con el surrealismo.
Sus obras literarias, que Marcus Salgado va explorando en su libro, son
esencialmente A cidade do homem nu, Experiência nº 2, Os ossos
do mundo, O bailado do deus morto y A origen animal de deus. El
“hombre desnudo”, escribe Marcus Salgado, sería “el hombre sin dios, sin
propiedad, sin tabúes, dispuesto a ejercer la libertad en los dominios del
pensar y del sentir”. Experiência nº 2 es un libro extraordinario, del
que hizo esta sinopsis Fábio Cypriano: “Hace 70 años, un domingo de sol en la
pacata S. Paulo, que tenía entonces menos de un millón de habitantes, el joven
arquitecto Flávio de Carvalho pasaba frente a la catedral de la ciudad cuando
vislumbró una multitud en la procesión del Corpus Christi. Se le ocurrió
entonces «la idea de hacer una experiencia, desenmascarando el alma de los
creyentes por medio de un reactivo cualquiera que permitiera estudiar la
reacción en las fisonomías, en el andar, en el mirar, en fin, el pulso en el
ambiente». El arquitecto volvió a su casa, se colocó una gorra en la cabeza y
volvió a la procesión. El simple gesto de llevar puesta la gorra fue motivo
para que la multitud se encrespara, no llegando a linchar al provocador tan
sólo por la intervención policial. Carvalho publicó el relato de su día de
terror en el libro Experiência n. 2.
La investigación psicológica es el hilo conductor de toda la obra de Flávio de
Carvalho, y ello lo aproximó al surrealismo. La obra se divide en dos partes.
La primera, una narrativa contundente, describe minuciosamente todas las
sensaciones de Carvalho y la reacción popular. La descripción de cómo el miedo
se apoderó de él evoca los textos kafkianos. Ya la segunda parte es una
investigación y análisis de la religiosidad popular. Llena de citas de Freud y
Nietzsche, puede ser considerada una «investigación del alma»”. Os ossos do
mundo se compone de relatos de viajes, e incluye las memorables páginas de
“El tabú de la vegetariana” (“Los vegetarianos son personas terribles y feroces, que se valen del
vegetarianismo para encubrir la negrura del alma, como ocurre con los puritanos
y los creyentes de ambos sexos: se sienten sucios y automáticamente ven la
necesidad de purificación del mundo”), transponibles a los actuales
furiosos del animalismo; esta obra la reeditaría en 2006 el grupo deCollage. O bailado do deus morto es una pieza teatral en
que satiriza el cristianismo.. A origem animal de deus es su último libro, que acerca
Marcus Salgado a las preocupaciones de Artaud.
Por desgracia, Flávio de Carvalho
era arquitecto, y hay también en él mucho progreso, mucha ciudad, mucha
ciencia, mucha eficacia, mucha higiene, mucha industria, mucha máquina, mucho
confort y, en fin, muchas tonterías, incluidas, por ejemplo, la defensa de la
comida estandarizada (“internacional”) o de la velocidad y las visiones desde
el avión. Como arquitecto, yo que lo tenía, mal informado, por “visionario”, lo
que siento, tras haber conocido el catálogo de 2010, es pavor hacia sus
proyectos de ayuntamiento de São Paulo o su “faro de Colón”, aparte el haber
celebrado la arquitectura moderna por su “virilidad”. Sabor muy amargo tiene
este vaticinio de 1940: “Una bella promesa despunta en el horizonte internacional:
el mundo entero será la casa del hombre”. Pero Flávio de Carvalho albergaba sus
contradicciones, que son bastante bien iluminadas por Marcus Salgado. Así, en esta
misma materia, también habló de una arquitectura telúrica y que tuviera un
valor “poético”.
A arqueologia do resíduo
incluye al final una serie de interesantes anexos. El primero se compone de las
entrevistas de Flávio de Carvalho nada menos que a André Breton, Man Ray,
Tristan Tzara, Roger Caillois y Herbert Read. La más interesante es la de Man
Ray, y la menos la de Caillois, una monserga cientificista. La de Breton fue
hecha en la Place Blanche en 1934, publicándola cuatro años después Cultura, revista de la comunidad negra
de São Paulo, por lo que se trata de la primera entrevista a Breton aparecida
en Suramérica. Flávio de Carvalho se hospedaba en París en la casa de Benjamin Péret
y Elsie Houston.
El segundo anexo es un ensayo de
Sergio Lima sobre Flávio de Carvalho y el surrealismo, y el tercero una
entrevista, muy jugosa al propio artista, realizada a fines de los años 30.
Faltaría hablar de la coherencia interna de este libro de Marcus
Salgado, y del hilo temático designado por su título. Pero espero haber azuzado
su lectura, en el doble atractivo de ser un gran ensayo en sí mismo y de
abordar magníficamente a una figura de órdago, reivindicada por el surrealismo.