miércoles, 27 de noviembre de 2013

Reanudación de “Surréaliste”


La colección “Surréaliste”, que dirige Georges Sebbag y que se había quedado en el dique seco tras la publicación de seis tomos, reaparece con dos más: Recherches surréalistes y Faits divers surréalistes. Ya han salido el primer volumen de Enquêtes surréalistes, En Jeux surréalistes, L’objet surréaliste, Sommeils et rêves surréalistes, Procès surréalistes y Manifestes dada-surréalistes. Faltan ahora dos volúmenes más de Enquêtes surréalistes y los de Cinéma surréaliste, Poésie surréaliste, Photographie surréaliste, La Révolution surréaliste y Architecture surréaliste.
El proyecto “propone una selección temática de grandes textos aparecidos en las revistas surrealistas de 1919 a 1969”, y se centra, con muy raras excepciones, en el grupo de París. Permite acceder, para quien no tenga las viejas publicaciones, a una documentación extraordinaria; para quien las tenga, resulta gratificante ver reunidos todos los textos de una misma materia, presentados adecuadamente. Georges Sebbag se ha encargado de la mayoría, pero Emmanuel Guigon hizo el del objeto, Monique Sebbag el de los procesos y ahora Masao Suzuki hace el de los “faits divers”.
No hay una traducción española que se corresponda perfectamente con esta expresión, que hace referencia a las noticias de “sucesos”, o curiosidades. Recuerdo que en mis tiempos portugueses nunca dejé de comprar una revista delirante que se titulaba Jornal do incrível, donde se mezclaban las estupideces, los trabajos serios, las locuras más insospechadas y todo lo que era bizarro y se salía de las normas. La colección, que atesoro en su integridad, daría para una apasionante antología de surrealismo involuntario.
Masao Suzuki es autor de una obra en japonés titulada El surrealismo. Una pluralidad convulsiva (2007). Reúne y presenta competentemente los textos, pero saltándose al final como si nada el límite cronológico, ya que mete un texto de Coupure, la revista de quienes habían decidido abdicar del adjetivo “surrealista” y a los que llama, de modo completamente abusivo, “los surrealistas de 1970”. Esto crea una cierta paradoja, puesto que no hay ni rastro de los deliciosos “faits divers” que, por ejemplo, insertaba Marcel Mariën en la segunda serie de Les Lèvres Nues, revista que desde luego nunca se avergonzó de llamarse surrealista. La cuestión tiene evidentemente que ver con la fijación, lo más rigurosa posible, del corpus surrealista en un plano internacional, que es el propio del surrealismo. Un apartado dedicado a otra revista belga, Œsophage, hace más discutibles aún el criterio seguido.
Pero esto es una salvedad mínima. Realmente es magnífico poder seguir esta fascinación de los surrealistas por los “faits divers”, que incluyen noticias solas (de lo trágico a lo hilarante) o comentadas por Péret, Vitrac, Aragon, Éluard, Sadoul, Bousquet, Crevel, Breton (su “Magia cotidiana”), Legrand, Alleau, Senélier, Lebel (Jean-Jacques), Ivsic (su soberbia serie en Bief) y Joubert, en un vasto período que va de la noticia de la muerte de Jacques Vaché en Littérature hasta la sección “Ce qui est” de L’Archibras, pasando por La Révolution Surréaliste (con las gacetillas de suicidios, el caso Germaine Berton y la carta de Gengenbach), Le Surréalisme au service de la Révolution (con el caso Violette Nozières), Minotaure (con el ensayo de Lacan sobre las hermanas Papin), Documents 34, Medium, Bief y La Brèche, principalmente.
El tomo de “Recherches surréalistes” lo hace Georges Sebbag, quien muestra a los surrealistas siempre “curiosos y decididos”, en fecundas búsquedas de las que quedaron algunas en proyecto, como las del Bureau de Recherches Surréalistes sobre un glosario de lo maravilloso, un repertorio de las ideas surrealistas, una relación de los hechos misteriosos y un comentario de las anomalías personales de los componentes del grupo. Aunque la mayoría de las “recherches” ponen en acción al grupo o a parte de él, hay también algunas de carácter individual (Aragon, Artaud, Dalí). La galería de revistas coincide, predeciblemente, con la de Faits divers, pero sumándose la poco asequible L’Âge du Cinéma, donde apareció la prospección “irracional” en la película de Sternberg El embrujo de Shangai. Desfilan por este tomo verdaderos “clásicos”: “Liquidación”, los debates sobre la sexualidad, “Leer/No leer” (y su complemento cinematográfico “Ver/No ver”, de nuevo en L’Âge du Cinéma), las interesantísimas búsquedas “experimentales” de Le Surréalisme au service de la Révolution, las “Cartas de analogía”, el juego “Ouvrez-vous?”. Los comentarios siempre atinados de Sebbag son especialmente valiosos por lo que respecta a esta última “recherche”, ya que quizás sea la primera vez que se extraen, aunque sea escuetamente, una serie de conclusiones de un juego bastante revelador, y que de paso negaba el supuesto monolitismo del movimiento surrealista, en el que siempre ha habido cancha amplia para las divergencias dentro de una unidad en lo esencial.
Y ahora, quedamos a la espera de que este proyecto de Jean-Michel Place avance hasta su redondeo definitivo.