Poco predecible era que esta oculta joya surrealista apareciera en las francesas Éditions du Chemin de Fer, pero lo ha hecho. Aparte el interés del relato, se trata de un libro de factura preciosa (a un precio irrisorio) y que además cuenta con un estudio impecable (denso e incisivo) sobre Paalen, por Gilles A. Tiberghien.
Paalen, aparte de ser uno de los mayores artistas del surrealismo, escribió bastante, pero, mientras que sus grandes ensayos son bien conocidos, poco sabemos de su vena de escritura más creativa: poemas, relatos, teatro, proyectos de novelas... Aunque siga habiendo mucho material inédito, L'Axolotl viene a paliar un tanto esa carencia. Se trata de un relato de unas cincuenta páginas donde, valiéndose del símbolo del ajolote, Paalen aborda el tema del doble y el andrógino. La cosmogonía azteca y el romanticismo germánico no andan muy lejos, aunque equívocamente se lo quiera relacionar con el molesto "realismo mágico" suramericano. En su estudio, Gilles A. Tiberghien cita a Jarry, Daumal, Breton, Arreola, Rulfo, Paz y por supuesto Cortázar, si bien a mí me gustaría añadir En la ciudad blanca, única película no cargante que hizo Alain Tanner y una verdadera maravilla de retrato de la Lisboa auténtica que sobrevivía en los años 80. Bruno Ganz interpreta con magnificencia al marinero que se perdía en aquel prodigio de ciudad, hoy sepultada por la lava del turismo, y en la carta que su mujer le escribe desde Suiza, le cita este pasaje del relato de Cortázar, para explicarle lo que el capitán había querido decir al compararlo con un ajolote: "Fue su quietud la que me hizo inclinarme fascinado la primera vez que vi a los axolotl. Oscuramente me pareció comprender su voluntad secreta, abolir el espacio y el tiempo con una inmovilidad indiferente".
El estudio de Tiberghien, titulado "Juegos de damas y golpes de dados", enfoca muy bien la figura y la obra de Paalen, antes de analizar finamente el relato. Se completa la edición con unas treinta ilustraciones en muy buena calidad, entre ellas la de este poco conocido objeto de 1937, Le moi et le soi, que se relaciona directamente con el relato de nuestro artista:
"La imaginación es la más grande de las responsabilidades".