En 1948, los surrealistas
tuvieron la iniciativa de publicar un manifiesto que refrendaba su “aversión
irreductible hacia todo ser arrodillado”: À la niche les glapisseurs de
dieu! El surrealista egipcio Ramses Younane declinó firmar porque la
crítica de la religión, segun él, ya la había hecho de modo definitivo Benjamin
Péret y no valía la pena insistir en lo mismo. En 2006, Guy Ducornet no solo
decide tomar la iniciativa de que el documento sea refrendado de nuevo por los
surrealistas, sino que publica un volumen capital: Surréalisme &
athéisme, ilustrado en la portada por una caja del también “irreductible”
Jean Benoît.
¿Y Ramses Younane? Figura
excepcional, y autor de un puñado de textos incendiarios, luego se alejó del
surrealismo para consagrarse a su obra plástica, pero esto no tiene
importancia, sino el hecho de no haberse dado cuenta de algo muy elemental, y
es, que si todo ha sido dicho, casi nadie parece haberse enterado, por lo cual
repeticiones como esta de À la niche les glapisseurs de dieu! no solo
son bienvenidas sino necesarias.
Las cartas enviadas por Ducornet
tuvieron una respuesta negativa especialmente interesante: la de Roger Renaud,
que veía la necesidad de denunciar otros integrismos no menos feroces que el
religioso, “étnicos, políticos, intelectuales e incluso económicos (la
ideología liberal y la dictadura sin freno de la economía de mercado pudiendo
ser culturalmente comprendidas y descritas como un integrismo)”, y que pueden
ponerse en relación “con todas las desculturizaciones, todos los etnocidios de
que el mundo contemporáneo es pródigo, privando a los hombres de universos que
les sean propios, obligándolos a buscar una identidad y un sentido de vivir en
los enrolamientos, las sumisiones, las adhesiones, las conformidades, las
exclusiones y los odios”. Por otra parte, Renaud rechaza toda idea, incluida la
del “ateísmo”, de la que se pretenda hacer una ley, porque “quienes se invisten
y se piensan como los mensajeros de esa verdad que se quiere hacer ley, son sus
militantes, sus anunciadores, sus difusores, sus defensores, esperando mañana,
cuando sea establecida, ser sus exegetas, sus guardianes, o sea sus carceleros
y sus inquisidores”. ¿A cuántas “revoluciones” me quiere recordar esto?
Sobre lo primero, es conocida
esta divertida boutade de Luis Buñuel: “Mi
odio a la ciencia y mi horror a la tecnología tal vez me lleven a esa absurda
creencia en Dios. El creer en Dios es absurdo, pero todavía odio más la técnica
y la ciencia” (y si lo primero a mí nunca me podrá ocurrir, lo segundo, por
ejemplo, lo comparto). La siguiente reserva de Roger Renaud le pareció a Guy
Ducornet –y concuerdo con él– “demasiado alarmista”, en absoluto viéndose él
como un “mensajero de la verdad”, por lo cual seguía reconociendo la
pertinencia de revalidar en el nuevo siglo À la niche les glapisseurs
de dieu!
Surréalisme & athéisme
se abría con una cita de Guy Girard, tomada de L’ombre et la demande.
Projections surréalistes: “Soy ateo. Es una certeza poética. Considero que
la idea de divinidad es sin duda la más criminal que el espíritu humano haya
podido formular contra su propia libertad y admiro el ateísmo filosófico de
Sade o de Bakunin. Pero es sin embargo gracias a mi imaginación como tuve la
intuición, antes de toda convicción racional, de la inexistencia de dios o de
cualquier cosa parecida a ese gran objeto exterior en celebración del cual
muchas civilizaciones han erigido espantajos de miseria mental”.
Guy Girard, y este es el motivo
de esta nota, acaba de sacar otra de sus pequeñas publicaciones en Saint-Ouen,
y de nuevo con un frontispicio de Pierre-André Sauvageot, que vemos aquí: Athée. Département
de la Mayenne, 507 habitants. Poème athéosophique. El origen del poema
parece estar en el encuentro callejero, en un pueblo de La Mayenne, con un
ensotanado “cuervo” (yo hasta dudaría, por respeto a estos bichos, llamarlos
así), al comprobar una vez más que la idea divina sigue campando por sus
respetos.
El largo poema Athée va
dirigido a Guy Ducornet, lo que es sin duda tan acertado como conveniente.
He aquí las citas sobre “dios”
que se incluyen en mi libro Cabina de barlovento (este libro de citas,
ilocalizable ya, lo colocaré próximamente, y muy ampliado, en “Surrealismo internacional” como
pdf):
“Dios
es un cerdo”. André Breton
“Dios no ha curado nunca sino a los enfermos”. Francis
Picabia
“Si
Dios existiera, habría que suprimirlo”. Bakunin
“–¡Cuántos
insultos para un Dios que no existe! –No te equivoques. Van dirigidos a los que
nos lo imponen como si existiera”. Marcel Havrenne
“Los
tarahumaras no creen en Dios y la palabra «Dios» no existe en su lengua”. Antonin
Artaud
“La
existencia de Dios no le compete sino a él”. Louis Scutenaire
“Dios
no está a la altura. Ni siquiera aparece en el Listín Telefónico”. Tristan
Tzara
“Dios,
en tanto no haya sido expulsado como una bestia asquerosa del Universo, no
cesará de hacer desesperar de todo”. René Crevel