El grupo surrealista de París,
por los nombres de Elise Aru, Anny Bonnin, Claude-Lucien Cauët, Alfredo
Fernandes, Joël Gayraud, Guy Girard, Michaël Löwy, Ana Orozco, Pierre Petiot y
Jean-Raphaël, acaba de hacer público el comunicado “Le vif et l’avili”, en que
se denuncia el plagio no ducassiano que acaba de perpetrar un tal Emilio De
Santi con el poema erótico de Hervé Delabarre Avie d’elle avilie,
aparecido independientemente en 2000.
Como la estafa ha sido hecha a
expensas de Jean-Pierre Paraggio, quien lo ha editado de buena fe en su
colección del umbo, Paraggio ha sacado urgentemente un número especial de la
hojilla Soapbox, que, al igual que los diez anteriores, se envía por
internet a quien se interese, con solo pedírselo a él:
La hoja de Soapbox se abre
con un “Aviso de desaparición”, ya que el infame cuaderno santiano ha sido
retirado de inmediato, e incluye tanto la demostración escandalosa del plagio
(¡hay que ver la gente que circula por ahí!) como un homenaje a Delabarre, que
sí que es un auténtico poeta. Para quien no lo conozca aún, esta es la nota que
yo le dedico en la próxima edición de Caleidoscopio surrealista:
Hervé Delabarre (1938).
Poeta y pintor, el bretón Hervé Delabarre es de los que han permanecido fieles
al proyecto emancipador y visionario del surrealismo, desde los años de La Brèche, donde colaboró con poemas.
Estuvo presente en 1964 en el rodaje de Le
surréalisme, que dirigían al alimón Robert Benayoun y Jacques-B. Brunius, y
al responder a la encuesta sobre el erotismo y el cine de la revista Positif, afirmó que L’âge d’or era la película más erótica que conocía, y que La liberté ou l’amour de Desnos la obra
que más desearía ver llevada al cine. En el n. 2 del Bulletin de Liaison Surréaliste (1971), al presentar una discusión
sobre el juego de los relatos paralelos, que le había enseñado un “viajero
desconocido”, describió un juego anterior muy similar, el Illôt-Mollo,
propuesto en Rennes dos años antes. Vigilante
ante las imposturas y demagogias del trío liquidacionista, fue un placer verlo
aparecer en la encuesta de la revista S.u.rr…
sobre el sueño, el lenguaje y la imagen (“Écoutons voir”, 2003)
y luego en el n. 2 de la nueva serie de Supérieur
Inconnu (2005), con una magnífica prosa sobre los sueños. Celebraba a la
sazón Alexandrian sus obras pictóricas y poéticas, “sin cesar en busca de las
aventuras interiores, de lo maravilloso y del onirismo”. Es autor de las siguientes publicaciones: Les métamorphoses du bill (1960), Les dits du sire de Baradel (1968, con
diez aguafuertes de Camacho), Métronome
du désir l’éclair (1970), Lueurs
d’antre (1989), Pour en finir avec
les mouches (1992), Paroles de Dalila
(1992), Des bribes pour Dalila (1992),
Avide d’elle avilie (2000), Danger en rive & autres poèmes (2004),
Effrange le noir (2010), D’Éléonore
et d’autres (2011, con collages de Marie-Laure Missir), Le plumier de la nuit (2011, con
collages de Pierre Rojanski), Les Hautes-salles (2012), Les Survenants
(2013, con dibujos de Georges-Henri Morin) y Dans l’ombre du lynx (2014).
En 2007, las Éditions Surréalistes publicaron Le lynx aux lèvres bleues, extraordinario poema que había
impresionado en 1964 a Breton, quien dio a conocer en seguida un largo pasaje,
en el n. 7 de La Brèche; luego
desaparecido, Jean-Pierre Guillon lo recupera en 2004. En 2006, fue de los que
refrendaron el manifiesto À la niche les
glapisseurs de dieu!
Muy de destacar son las
respuestas de Hervé Delabarre a “Écoutons voir”, cuando sobrepone
personalmente el “mensaje automático” a la escritura automática, pero sin
desvalorizar a esta: “No he renegado nunca de la escritura automática y hace
más de cuarenta años que la practico, aunque solo recurra a ella modestamente.
Actividad lúdica, higiene mental, sigue siendo incomparable. Su rechazo por
algunos me parece a menudo sospechoso y mancillado por pretensiones literarias
o «poéticas»”.
*
Revuelos hay siempre que se
publica un libro de Arthur Cravan, cuyos puños tan gozosamente se habrían
ejercitado con un Emilio De Santi.
Pues bien: son dos las
publicaciones que acaban de presentarse en la Galerie 1900-2000, siempre
situada en la onda del surrealismo.
Una es Pas Maintenant
(Éditions Cent Pages), y consta de 35 cartas inéditas a Sophie Treadwell y de
la versión completa del fantástico prosopoema Notes.
La otra es Very boxe (Orbis
Pictus Club), álbum con quince fotos de su combate con Jack Johnson, para
muchos expertos considerado el mejor boxeador de todos los tiempos y a quien se
enfrentó Cravan, bastante ebrio, en 1916. Las fotos son de magnífica calidad, y
en la hoja de publicidad se presenta el legendario desafío como el “primer
happening”, la “primera performance” de la historia del arte, lo que sería
cierto si no fuera porque aquí se está fuera del “arte” y porque ya quisieran
la infinidad de “happenings” y de “performances” compararse al gran desafío
cravaniano.
Recordemos que en 2006 los Museos
de Estrasburgo editaron un precioso catálogo (Arthur Cravan. Le neveu de Oscar
Wilde) con ilustraciones pugilísticas (y textos de Emmanuel Guigon y
Georges Sebbag), y en 1992 la Galerie 1900-2000 el librito Arthur
Cravan. Poète et boxeur, donde se incluía este precioso cartel de la
colección Eduardo Arroyo (obsérvese que aquí el dibujante, a diferencia del que
hizo la publicidad de los emboquillados Elefante, hace un retrato convencional
de los rivales, a los que seguramente no conocía):
*
Revuelos literales hay en las
breves prosas de Laurent Albarracin que componen Les Oiseaux y que han
tomado como “pistas de vuelo” ocho fotomontajes de Maëlle De Coux, reveladores
de cómo un mínimo de recursos puede provocar el máximo efecto poético. Esta
nueva publicación de Albarracin evoca de inmediato Le déluge ambigu,
poema publicado en 2000 en la Collection de l’umbo, con ilustraciones de
Jean-Pierre Paraggio en ninguna de las cuales faltaban sus característicos
pájaros picudos.