lunes, 30 de enero de 2012

El último Grandville


Tuvo Grandville una evolución benéfica, del cultivo de los dibujos satíricos a los temas fantásticos, con las ilustraciones de los Viajes de Gulliver por medio. El surrealismo no lo ha apreciado mucho, y así, en L’art magique de Breton y Legrand, se considera su obra “sobrevalorada”, y se critica la orientación de su “programa”. Pero a la vez se señala el “vigor” con que supo traducir algunas de sus pesadillas, las cuales no faltan en este precioso catálogo de los museos de Besançon, hecho para acompañar una exposición organizada por Emanuel Guigon y por Thomas Charenton (conservador del Musée du Temps). El título, Grandville. Un autre monde, un autre temps, alude a la obra más insólita e inspirada del artista: Un autre monde, verdadero delirio gráfico cuyos dibujos preparatorios han sido expuestos en el museo en un montaje muy curioso, del que este libro da una visión detallada. Chateaubriand dijo de él: “Siempre he pensado que el mejor libro sería el que mostraría el ridículo de todos los demás. Esa gloria suprema le corresponde a Un autre monde”.
Guigon hace la presentación, señalando que la obra citada lo convierte en “un inventor cercano a las anticipaciones de Charles Fourier, y de un pensador, en ruptura con la filosofía de la historia de Hegel”.
Sin duda el trabajo clave del libro es el de Georges Sebbag, “Grandville, filósofo del disfraz”. Es aquí donde encontramos, entre otros aspectos, el estudio de las conexiones de Grandville con el surrealismo. Grandville aparece en la célebre constelación de 71 nombres de ancestros y precursores inmediatos del surrealismo titulada “Erutarettil” (Littérature al revés, y de hecho se publicó en el n. 11-12 de la segunda serie de esta revista), constelación que el propio Sebbag, en Potence avec paratonnerre, califica de “collage temporal”. Las conexiones bretonianas van de la referencia al libro Fleurs animées en una carta de 1924 a Lise Deharme a uno de los dibujos datados en 1966. También Sebbag asocia su nombre al del pensador del nuevo mundo amoroso: “Fourier y Grandville son del mismo temple. Aunque el primero sostenga la pluma y el segundo el lápiz, los dos animan el pensamiento y fertilizan la imaginación. Los dos inventores poseen esa extraña facultad de salirse de su tiempo y transportarse al país de la posteridad. Metamorfosis y metempsicosis. Despreciando el aparato finalista de los moralistas y las tablas preventivas de los positivistas, se transforman en otra cosa, sabedores de que otros después de ellos se meterán en esa nueva piel”.
Al final de su trabajo, Sebbag se ocupa de dos de sus dibujos oníricos comentados en sendas cartas poco antes de morir, y que se reproducen unas páginas más adelante. Son “Crimen y expiación” y “Un paseo en el cielo”, que vemos aquí:


En el resto del volumen nos encontramos con el famoso Dr. Puff, con algunas invenciones disparatadas y con los pintorescos instrumentos de diversión del mundo visual popular, que conducían derechamente al cinematógrafo, en el que, por cierto, influyó el propio Grandville –el público del cine será, por lo demás, el mismo que se deleitaba con sus dibujos. No deja Un autre monde de satirizar a la tecnología, cuyos poderes desembocan tanto en la catástrofe como en el ridículo.
Este libro, de 144 páginas, es una preciosidad, con la reproducción de muchísimos dibujos de Grandville sin duda llenos de gracia.