sábado, 22 de febrero de 2025

Otra raíz del surrealismo

L & H

Acaba de publicarse un libro que merece alinearse en un selecto anaquel sobre surrealismo y cine. La autora es Charlotte Servel, y el título Le cinéma burlesque, une autre origine du surréalisme. El período estudiado va de 1917 a 1930, mostrándose cómo el burlesco americano contribuyó a dar forma al surrealismo y a los surrealistas, siendo uno de sus orígenes, uno de sus "excitantes", que puso en movimiento "su imaginación, sus escritos e incluso sus cuerpos", contribuyendo así, pues  a su inquieta y a veces hasta desesperada busca de la vrai vie.

Un primer problema planteará siempre la designación de este verdadero género cinematográfico. Cine burlesco y slapstick son los términos más habituales, pero sin olvidar "cine cómico" y hasta, como quería Robert Desnos, "cine poético". Por "cine cómico" lo conocí yo en mi infancia, de cuya desgracia general me salvaron tantas veces los quince minutos de Comedy Capers con que la televisión rellenaba su programación, quince minutos de entrada en los terrenos de lo maravilloso más subversivo, con figuras famosas como Harry Langdon, Chaplin, Harold Lloyd o Larry Semon, pero también con otras más raras, como Slim Summerville, Ben Turpin, Mack Swain o Snubs Pollard, cuya obra en recientes años he podido conocer a la perfección y con el mismo deleite que entonces, ya que guardan toda su frescura (para mí, a todos ellos los considero mis aliados, como los consideraban los surrealistas de la primera hora, por no hablar de los Hermanos Marx, el Gordo y el Flaco y W.C. Fields, actor favorito de Breton, que tendrían su época más gloriosa en la década siguiente). Con estas credenciales, a nadie sorprenderá que dos de mis libros más manejados sean los de Petr Král Le Burlesque ou Morale de la tarte à la crème (1984) y Les Burlesques ou Parade des somnambules (1986), ya que, aparte de tratarse en conjunto de un estudio completo y profundo, lo realizaba alguien que se había forjado en el surrealismo. Es la mejor introducción al cine cómico y a la vez la mejor guía para el espectador de las películas.

Charlotte Servel divide su trabajo (de cerca de 600 páginas) en tres partes titulándose la primera "Las prácticas espectatoriales burlescas de los surrealistas". Para los surrealistas, el cine cómico era ya un género perfecto, que situaban por encima de otros de los que también gustaban, como el western, los seriales, el expresionismo alemán o los documentales, y accedían a él de una manera que es conocida por el relato de André Breton, si bien descubrimos que el comportamiento que él nos describe no era tan insólito en los años 10. En esta parte hay un buen capítulo sobre los fotomatones y otro sobresaliente es el dedicado a la imitación de los actores, en que triunfaba Harold Lloyd: Breton, Queneau, Soupault, Prévert y Aragon, y en el que me sorprende no se señale la imitación de Stan Laurel por Yves Tanguy. También se nos da un mapa de los cines que los surrealistas visitaban.

Snubs Pollard

El estudio de los lazos entre el surrealismo y el cine cómico, de esa verdadera celebración de la risa sin la cual el surrealismo correrá el riesgo, a nivel colectivo, de convertirse en un mormo, prosigue en la siguiente parte, "El cine burlesco excitante teórico de los surrealistas". Aquí se muestra cómo la crítica cinematográfica que ejercían los surrealistas era diametralmente opuesta a la oficial, con cuyo intelectualismo, seriedad y esnobismo nada tenían que ver. El ejemplo mejor de ello es el caso Charlot, cuya evolución hacia el sentimentalismo y lo "artístico" la crítica oficial celebró, al contrario de los surrealistas, que siempre defendieron al primer Chaplin y en general el humor puro de los primeros años del cine cómico. Lástima que Charlotte Servel no maneje el cuestionarioi que Dalí le hizo a Buñuel en 1927, en L'Amic de les Arts, ya que allí el maestro de Calanda se oponía con virulencia a la "infección sentimental" en que Chaplin había desembocado, oponiéndole el cine de Buster Keaton (de quien, curiosamente, algunos surrealistas tampoco vieron bien su evolución); Buñuel despotrica de sus "achaques tan románticos y sensibleros" y le dedica "un piadoso mierda". Esta degradación chapliniana fue denunciada por Soupault desde El chico (1921), pero aún el cómico genial haría joyas como El peregrino (1923), muy estimada por el propio Breton.

Trata en esta segunda parte Charlotte Servel, siempre con mucha finura, aspectos como el de la relación entre las técnicas del cine mudo y elementos del surrealismo como el montaje de las imágenes poéticas o el primer plano de la sorpresa. Y quien quiera ver cómo el azar, la improvisación o el el automatismo formaban parte esencial de la elaboración de las películas cómicas, solo tiene que leerse el breve y apasionante relato de Mack Sennett King of Comedy.

La tercera parte se consagra a los guiones burlescos de los surrealistas, polemizando con algunos críticos (y algunos de talla, como Dominique Rabourdin) que, de modo apresurado, han considerado esos guiones como solo "aparentes". Para la autora, y creo que acierta, son guiones verdaderos, y perfectamente representables en la época (véase por ejemplo el cortometraje de Pickpocket que yo traje a colación hace poco tiempo): "los guiones de los surrealistas han sido escritos para ser realizados y responden a las exigencias del mercado cinematográfico de los años 20". Como ejemplos irrefutables, nos informa de la agencia de guiones de Marcel Duhamel y de la casa de producción de Antonin Artaud, a la que tan solo faltó dinero para llevar a efecto sus proyectos. Estudiando L'Étoile de mer. Charlotte Servel subraya su tono humorístico, aliado a la música, frente al enfoque psicoanalítico que ha predominado; y convence, recordando yo la risa que me produjo el "Adieu" con que se despide la bella Kiki de su pretendiente.

Entre los surrealistas entusiasta del cine cómico, al que dedicaron bellas páginas críticas, destacan Péret, Soupault y sobre todo Desnos, el más conocedor de los maestros, incluidos artistas menores como Ben Turpin (eso sí, no se interesaban por ningún actor cómico francés). El estudio se cierra con un enfoque de la presencia del cine cómico en los textos surrealistas, con referencia particular a los relatos de sueños de Raymond Queneau, el Aniceto de Aragon, Pénalité de l'Enfer ou Nouvelles Hébrides de Desnos y L'Éléphant à billes de Péret.

Le cinéma burlesque, une autre origine du surréalisme está muy bien ilustrado, apoyando óptimamente sus incontables imágenes las reflexiones de la ensayista.

Charlotte Servel, "Le cinéma burlesque"

Ben Turpin

miércoles, 19 de febrero de 2025

IZTOK

En 1984 y 1985, la revista Iztok ("revista libertaria sobre los países del Este") publicó, en sus números 9, 10 y 11, un muy poco conocido dosier en tres partes sobre el surrealismo en Yugoslavia, Checoslovaquia y Rumanía, que ahora es asequible a través de este enlace, facilitado por Xesús González Gómez:

https://archivesautonomies.org/spip.php?article5388

Toyen, Flujo y reflujo de la noche, 1955

domingo, 16 de febrero de 2025

Los blasones de Dubret / Paraggio


Recientemente dábamos noticia de una carta de Sète dedicada a Michel Dubret. Poco después aparecía esta bonita y original publicación de blasones poéticos, al alimón con Jean-Pierre Paraggio, quien ha escrito unos "rebonds" a cada uno de los blasones. Se inserta este cuaderno, compuesto de un total de 35 blasones y precedido de un preámbulo de Dubret, en la Collection de l'umbo, a la que nos hemos referido en numerosas ocasiones.

El "rebond" del blasón de la portada es este: "Dún oiseau retourné à un décembre en fleur perché du même en son passage". Pero veamos otro ejemplo:

jueves, 13 de febrero de 2025

Despertadores en la dársena

Aparte Crimen, de Agustín Espinosa, el surrealismo canario dejó tres piezas maestras: Romanticismo y cuenta nueva y Enigma del invitado, de Emeterio Gutiérrez Albelo, y Dársena con despertadores, de Pedro García Cabrera. Compuesto de ocho poemas, este último título iba precedido de un interesantísimo prólogo en que el poeta explicaba el procedimiento que había seguido para su composición, y que merecía haber sido más conocido por los poetas surrealistas de la época (en realidad nadie lo conoció, ya que esos poemas solo serían rescatados en 1980).

A Dársena con despertadores dediqué hace unos años un detallado estudio en un catálogo que ya no sé ni cuál era. En 2018, C. Brian Morris, siempre atento al surrealismo en Canarias, hizo una definitiva edición, y ahora, pierre d. la, conocido por su "Galería de personajes", ha hecho en Gerona una de quince ejemplares, "por capricho". En la portada, uno de sus característicos retratos:


Uno de los poemas de Dársena con despertadores: "Habla un interruptor".

domingo, 9 de febrero de 2025

Apollinaire y el surrealismo (3)

De 1968 a 1986, Ludwig Zeller compone sus caligramas recortados en papel. Este lleva por título El misterio en flor se ofrece a quien desea cogerlo (Homenaje a Guillaume Apollinaire) ("Queremos daros vastos y extraños dominios / Donde el misterio en flor se ofrece a quien quiera cogerlo / Hay allí fuegos nuevos colores nunca vistos / Fantasmas imponderables a los que es preciso dotar de realidad"):


De 1973 es este Retrato de Apollinaire, por Jules Perahim:


En el número 5 de la revista surrealista parisina Ojo de Aguijón se publicaba en 1987 este poema de Óscar Bedoya:


Veamos ahora este juegos de anagramas tal y como lo presenta André Bernard cuando trata de sus "potlatchs" (1985-1995), valiéndose para Apollinaire del primer verso de "La puerta":                                                           



Bruno Jacobs, 1992:


En 1997 publica Alena Nadvorniková Recuerdos de vacaciones, con poemas inspirados en sus poetas y "en otros". Uno de ellos es Apollinaire (los demás, Soupault, Proust, Mallarmé, Hölderlin, Gustave Kahn, Christian Morgenstern, Nezval y Aloysius Bertrand), a quien dedica cinco breves poemas, tras un verso de "Lundi rue Christine" ("Quand tu viendras à Tunis je te ferai fumer du kief", traducido al checo).

Este poema de Raúl Henao fue reproducido en el catálogo de la exposición de surrealismo actual "O reverso do olhar", organizada en 2008 por Miguel de Carvalho en Coimbra:


Un sueño de Guy Girard con Apollinaire como protagonista, entre los recogidos en su Abrégé d'histoire universelle vu en rêve (2012):


Apollinaire está presente en la galería de personajes de pierre d. la, que titula su retrato Puntería:


Y nada mejor para concluir que este retrato intemporal de nuestro poeta por André Breton, acompañado de unas palabras suyas. esas sí que datadas, en 1953:


miércoles, 5 de febrero de 2025

Escritos de Hans Bellmer

Le corps et l'anagramme, en L'Atelier Contemporaine, es una publicación fundamental de y sobre Hans Bellmer, que reúne sus escritos como no se había hecho antes. Junto a piezas ya clásicas, hay muchos inéditos y también textos muy poco conocidos. Las cartas, lacónicas como todo lo suyo, son a Mario Prassinos, Paul Éluard, André Breton, René Renne, Gaston Ferdière, Maurice Nadeau, René Magritte, Joë Bousquet, Herta Hausmann y Bernard Noël, y son o desconocidas o poco divulgadas. Se recupera el material del legendario número de Obliques que él mismo supervisó pero que salió póstumamente, ya que en 1975 acababa de morir. Aparte de La petite anatomie de l'image (1957) y Les jeux de la poupée (1949, con texto de Éluard), están sus colaboraciones en Minotaure ("La poupée" 1934), los Cahiers G.L.M. (Naissance de la poupée, 1936), Cobra ("Mode d'emploi", otra pieza capital, 1950), Le Savoir-vivre (su respuesta a la célebre encuesta, 1946), Le Surréalisme, mème ("El padre" y las respuestas a la encuesta del strip-tease, 1958) y el catálogo de EROS (presentación de Schröder Sonnenstern 1959-1960), más el prefacio a los anagramas de Unica Zürn y unas notas biográficas de enero de 1946 interesantísimas: nunca publicadas en su totalidad, las elaboró como elemento orientativo para un número de Cahiers du Sud que se las pidió con vistas a una colección de artículos sobre artistas modernos, pero lo interesante es señalar no ya que al final no incluyeron a Bellmer, sino que el propio artista aclaró que no quería que se publicaran, y es así como se juega con los demás y como se respetan los deseos de los demás.

La edición es irreprochable. La abre el ensayo de Bernard Noël en Obliques y prosigue con una presentación de los escritos por Stéphane Massonet, excelente, como lo son sus notas finales, rigurosamente detalladas y con comentarios de alto nivel.

Esta es la publicación Bellmer más importante que ha aparecido desde el catálogo Gallimard de 2006, Hans Bellmer. Anatomie du désir.

  
Sergio Dangelo,
Bellmer viendra ce soir, 1980

domingo, 2 de febrero de 2025

Planisferio Phases

La página Phases sigue avanzando y se ha convertido ya en una pieza esencial de la documentación surrealista, para cuya consulta basta con abonarse gratuitamente.

En este momento están disponibles como pdfs descargables todos los números de Phases, de Edda, de Rixes y de La Tortue-Lièvre, más un incontable material de catálogos, cartas, hojas volanderas, etc. Los escritos, poemas y creaciones plásticas de Édouard Jaguer y Anne Éthuin están reunidos de forma amplia, y por lo que respecta a la segunda culminan con más calidad de reproducción y amplitud el pionero dosier que yo le dediqué aquí mismo, donde precisamente lamentaba el olvido de tan noble figura, demasiado secreta y severa como para interesarle a las universitarias manipulaciones feministas y museísticas (lo que no es precisamente de lamentar, valga la paradoja).

Algunos descubrimientos en números que yo no tenía de las citadas revistas me llevan a hacer añadidos a artículos sobre figuras del surrealismo o de sus antecedentes que han sido tratadas aquí. Por ejemplo, hay poemas de Georges Gronier en los números 4 y 5 de Edda, y en un número de La Tortue-Lièvre nos encontramos con este Chemin de fers (1975) de mi añorado amigo (y empleado de la compañía férrea neerlandesa) Her de Vries: