jueves, 15 de diciembre de 2022

Hirshfield, Hopper

Morris Hirshfield, American Beauty, 1942 

En 1941 se encuentra André Breton en Nueva York (bastante a disgusto, y no era para menos en tan espantosa ciudad), cuando Charles-Henri Ford lo  entrevista. A la pregunta sobre el arte en aquellas circunstancias de horror bélico y ascensión de las atrocidades, Breton vuelve los ojos hacia Eros y poner dos ejemplos que hoy traemos a colación:

"Como ocurre siempre en las épocas en que socialmente la vida humana casi no tiene precio, creo que es preciso saber leer y ver por los ojos de Eros; de Eros, a quien incumbe restablecer, en el tiempo que está al llegar, el equilibrio roto en provecho de la muerte. No creo que haya nada que resista tanto esta prueba como dos cuadros elegidos a una gran distancia uno de otro, al margen del surrealismo: New York Movie de Edward Hopper y el retrato de su hija por Hirshfield. La hermosa hija perdida en su sueño al margen de lo que ocurre monótonamente a los demás, la pesada columna mítica, las tres lámparas de New York Movie, aparecen impregnadas de un significado simbólico que busca una salida en la escalera con cortinas. Es interesante que también sea entre cortinas, una de ellas levantada, la otra que se separa por sí misma, como se nos ofrece el desnudo de Hirshfield, en la luz única de escena de prestidigitación que ha sido captada por este artista, el primer pintor puramente mediúmnico. El intervalo de las cortinas, en el cual se inserta la figura, describe incluso en esta pintura un admirable vaso griego, de una virtud paranoica más inquietante que lo que la moda toma de prestado de las adivinanzas infantiles: búsquese al cazador (o a Voltaire). Creo que una cortina medio descorrida ha influido mucho en la atracción que ha ejercido siempre en mí el cuadro más 1914 de Chirico: El cerebro del niño (al entreverlo en un escaparate de la rue La Boétie, una fuerza irresistible me impulsó a descender del autobús para poder contemplarlo). Creo que en un período de crisis externa grave, visible o no, esa cortina que expresa la necesidad del paso de una época a otra, en toda obra que está capacitada para afrontar la óptica de mañana, debe señalar su presencia de una u otra forma".

Se llegó a pensar si el cuadro de Hirshfield al que se refería Breton era el reproducido en El surrealismo y la pintura (American Beauty), pero no, se trata de este en que lo vemos rodeado por Leonora, Breton, Max Ernst y Marcel Duchamp, cuando la exposición del año siguiente, "News Papers of Surrealism":


Morris Hirshfield,
Desnudo en la ventana
(Noche cálida de julio)
, 1941

Esto, a propósito de una gran exposición, con catálogo, en torno a este gran singular del arte. Y llamemos la atención sobre la posibilidad que se ofrece de acceder a todo el contenido del muy cotizado catálogo de First Papers of Surrealism.

En cuanto al cuadro de Hopper, artista cuya grandeza desde 1941 no ha hecho sino acrecentarse, es suficientemente conocido, pero aquí está, siempre bienvenido: