Con una obra poética dispersa en cuadernos y revistas y muy poco conocida en el panorama hispánico, Pierre Peuchmaurd es uno de los poetas más interesantes del último medio siglo en lengua francesa. Muy cercano al movimiento surrealista, no ofrece ninguna duda que su voz poética hubiera estado presente en cualquiera de las más exigentes antologías del surrealismo, como las de Jean-Louis Bédouin o Aldo Pellegrini.
Es más que de celebrar este volumen que le consagra la colección de poesía Animal Sospechoso (a cuya revista homónima ya debíamos, en su número 5-7, aparecido en 2009, año de la muerte del poeta, un dosier sobre su obra), ya que consta de cerca de 250 páginas, la edición ha corrido a cargo de otro poeta francés excepcional, Jean-Yves Bériou, los traductores han llevado a cabo un trabajo ejemplar y tanto la selección como el epílogo se deben a otro notable poeta francés, Laurent Albarracin.
En su introducción, titulada "La criminal belleza del mundo", Jean-Yves Bériou lo sitúa en la poesía francesa de los últimos cincuenta años y lo distingue de esa "poesía poética" que viene predominando hace ya demasiado tiempo. Comienza con palabras del propio Peuchmaurd, en una entrevista del año 2000, que nos lo retratan ya en todo el vigor de su personalidad.
Los traductores han sido Cinta Moreso, Miguel Casado, Martine Joulia e Ildefonso Rodríguez, y la edición bilingüe permite observar el buen trabajo realizado. En cuanto a la antología, es inmejorable en tanto nos da una visión muy amplia y muy completa del poeta, no solo con abundantes poemas sino con muestras de escritos en que se descubre al Peuchmaurd ensayista, pensador o aforista. Sus numerosas "plaquettes" y poemas en revistas casi siempre ignotas, pero siempre genuinas, van de 1972 a 2009. De excepcional interés para captar su carácter incomparable es la extensa prosa "El año pasado en Cazillac", pueblo del campo francés en que vivía y del que no oculta la degradación a que esos espacios también han sido sometidos por la depredación y la putrefacción de la vida occidental. Algunas de sus reflexiones aquí o en las páginas seleccionadas de Le pied à l'encrier son antológicas, y yo mismo me he valido para mi Cabina de barlovento de las que atacan a Bataille o la habitual cursilería y pretenciosidad de los diarios literarios. En varias ocasiones, Peuchmaurd dedica, en cambio, palabras inflamadas a André Breton, que chirriarán a muchos lectores hispanos.
El mejor ensayo que se ha dedicado a Pierre Peuchmaurd es el que apareció en las ediciones canadienses de L'Oie de Cravan en 2007 "Pierre Peuchmaurd témoin élégant"; obra de Laurent Albarracin, se reproduce ahora como atinadísimo epílogo del volumen. Supone, como la introducción de Bériou, otra reflexión sobre la poesía, además de una caracterización primorosa de la poética de Peuchmaurd, estructurada en los capítulos "El amor la poesía", "El sueño", "Los animales del hombre", "La maravilla y la melancolía" y "La evidencia y el vacío".
Una completa bibliografía, imprescindible con un poeta de estas características, o sea con un poeta a fin de cuentas secreto, muestra que nunca estuvo olvidado por un puñado de nombres que lo conocieron de cerca o que sabían de lo que iba todo lo que hacía. Entre lo cual, no se olvide, está la atención decisiva a uno de los nombres capitales del surrealismo: Maurice Blanchard. Entre poetas anda el juego.
pierre peuchmaurd antología poética
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Muchos cuadernos poéticos de Pierre Peuchmaurd llevaron ilustraciones, entre otros de Jean-Pierre Paraggio (Fragments de cerf y L'horreur de miel son dos maravillas), Robert Lagarde, Georges-Henri Morin, Jean Terrossian, Jorge Camacho, Nicole Espagnol, Jacques Abeille, etc. Esta es de Jean Terrossian, frontispicio de L'immaculée déception: