lunes, 10 de junio de 2019

Georges Goldfayn, príncipe de las explosiones

Georges Goldfayn, 1977

El pasado mes de abril murió a los 86 años Georges Goldfayn, figura importante del grupo surrealista parisino en los años 50 y 60, en torno a André Breton.
Reproduzco hoy la entrada de Caleidoscopio surrealista, que, como es de esperar, se centra en su actividad surrealista, y envío a la wikipedia, donde hay trazada una semblanza más amplia, en la que aparece por ejemplo su labor traductora y su participación como actor en varias películas.
De estas películas remito a Toute revolution est un coup de dés  (título de una frase de Jules Michelet), de Danièle Huillet y Jean-Marie Straub, quienes, del mismo modo que aquí dialogan con el poema mallarmeano, adaptarían posteriormente América de Kafka; este cortometraje fue rodado en 1977 en el cementerio de Père Lachaise, junto al monumento en homenaje a las víctimas de la Comuna.
A Georges Goldfayn puede vérsele también intervenir felizmente en las más recientes y bellas películas de la colección Phares dedicadas a sus amigos Toyen y Péret. Péret le dedicó en mayo de 1951 la primera edición de Je sublime, con estas palabras: “A Georges Goldfayn, Amigo del pueblo y apoyo de su madre, protector de su portera y domador de su pingüino disecado”. Por su parte, Breton, escribió estas palabras al regalarle Le revolver à cheveux blancs: “Qu'entre les mains de Georges Goldfayn –je lève mon verre à la vie telle qu'il la prend– le revolver à cheveux blancs braqué sur ce qu'il aime ne sache y réveiller que la fleur du magnolia et du jasmin”. Y estas, más escuetas pero definitivas, en La clé des champs, año de 1953: “A mi amigo Georges Goldfayn, príncipe de las explosiones”.

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Como homenaje a Goldfayn, surrealista que siempre he estimado mucho, ofrezco una selección de algunos de sus textos:
-En el número especial de L’Âge du Cinéma sobre el surrealismo, 1951, el artículo “Le cinéma comme entreprise de transmutation de la vie” (agradezco a Georges Sebbag el envío de este texto).
-Uno de los “billets” surrealistas publicados en Le Libertaire, 5 de junio de 1952, que para comodidad de lectura tomo también del libro de José Pierre (a quien pertenece la nota final) Surréalisme et anarchie, 1983.
-El ensayo sobre las canciones populares, en Le Surréalisme, même, n. 1, 1956.
-La respuesta a la encuesta sobre el cuadro de Gabriel Cornelius von Max, en Le Surréalisme, même, n. 1, 1956.
-Sus dos “plaquettes” poéticas en Maintenant: Rien ne va plus (1972) y Mise en jeu (1974).
-El poema “Exposition” en el n. 5, 2ª serie, de Phases, 1975.
-Uno de los poemas de Des étrangers, acompañado de uno de los aguafuertes de Philip Collage que lo ilustran, en el n. 3 de Ellebore, 1980. Este libro se publicó en 1978 y me habría gustado reproducirlo aquí entero, si no fuera porque no lo tengo y solo se consigue a 480 euros.
-A modo de guinda, el estupendo párrafo que le dedica el inolvidable Éric Losfeld en sus memorias, 1979.

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Georges Goldfayn. En 1951, Georges Goldfayn conecta con los surrealistas, perteneciendo al grupo hasta su ruptura. Fundó con Robert Benayoun y Ado Kyrou L’Âge du Cinéma y realizó con Jindrich Heisler collages cinematográficos, apasionándose también por el jazz. En 1953, fue uno de los participantes en el juego “Ouvrez-vous?”, publicado en el primer número de la revista Médium, donde aparece también el Goldfayn polemista, que toma por blanco la figura de Tapié, como en el segundo redactará con Schuster un virulento texto contra el veredicto que condenaba a la asesina Pauline Dubuisson y en el tercero no perdonará unas declaraciones aberrantes de Buñuel. En la misma revista, Goldfayn interviene en el juego de “Lo uno en lo otro”. Ya en Le Surréalisme, même, n. 1, reflexiona sobre el poder subversivo de las canciones populares y, en una breve nota, pone en su sitio el eclecticismo de Hans Richter en Dreams that money can buy; en el n. 3, responde a la encuesta sobre dos cuadros. En 1960 publicó con Legrand la primera edición comentada de las Poesías de Ducasse. Sin colaborar en L’Archibras, se lo ve después en Coupure, en el grupo de Maintenant (donde publica dos breves textos: Mise en jeu y Rien ne va plus, y participa en el juego de los “Objetos de identidad”), en Ellebore, en Phases. En el n. 6-7 de Le Melog, a la pregunta de qué lo ataba a la vida, respondía simplemente: “La mujer que amo”. En 1978, Philippe Collage ilustraba con aguafuertes a color los poemas de su libro Des étrangers, publicado en las ediciones Hypertrichosiques, y al año siguiente participaba en una película alemana sobre Konrad Klapheck junto a Annie Le Brun, Radovan Ivsic y Fabio de Sanctis.
Goldfayn es bellamente evocado por Éric Losfeld en sus memorias (Endetté comme une mule ou la passion d’éditer, p. 57): “Le he guardado siempre una gran ternura, pues representa para mí la vida misma, con su inteligencia a la vez seria y llena de humor, su conversación infatigable y a la vez brillante, su sensibilidad discreta”, aludiendo luego a su carácter irreverente y de “bon vivant”.