sábado, 30 de septiembre de 2017

“Infosurr”, 128

Este nuevo número de Infosurr, correspondiente a los meses de noviembre y diciembre de 2016, destaca por las colaboraciones lúcidas e incisivas de Gérard Durozoi.
Autor de una monumental Histoire du mouvement surréaliste, editada con más de 700 páginas por Hazan en 1997, Gérard Durozoi cumplió en España (y supongo que otras áreas hispanófonas) una bella función como divulgador profundo y fidedigno del surrealismo, ya que sus excelentes libros sobre las “teorías”, los “temas” y las “técnicas” del surrealismo, sobre Breton y sobre Artaud, publicados en Francia en los primeros años de la década de los 70, fueron traducidos al punto al español por Guadarrama. Es una fortuna que Gérard Durozoi haya seguido atento al surrealismo, precisando de una gratitud especial toda la serie de noticias y reseñas que viene dando en Infosurr, o en publicaciones como los Cahiers Benjamin Péret, con su agudeza de siempre y sin escamotear las aristas polémicas. Honra le sea dada.
Jean-Claude Biraben,
Encuadernación, 1985
En este caso, Durozoi arremete sin papas en la lengua contra otra nueva operación manipuladora de ese triste Didier Ottinger, ahora acompañado de una tal Clémentine Mercier, quien habla del “papa André Breton” (¡que olviden siempre cómo Octavio Paz designó como “cerdos” a todos los que vomitan este tópico!) y felicita al patrón por haber sacado a Magritte de “la prisión surrealista”. Porque en efecto el motivo es el catálogo Pompidou de Magritte, exposición 2016-2017. Durozoi, por seguir recordando a Paz, pone los puntos sobre las íes, sin paliativos, con la evidencia de las relaciones que hubo a lo largo de su vida entre Magritte y Breton y señalando no pocos dislates e inexactitudes en el textículo clementino.
Nos alejamos de estas malolientes algas industriales con las otras dos contribuciones de Durozoi. En una de ellas se ocupa de los Cahiers Charles Fourier, cuyo n. 27 ha sido dedicado al surrealismo, destacando en él el “retrato” de Breton por Simone Debout y la correspondencia entre ambos, y cuyo n. 29 proseguirá con esta materia. Por último, hay una fina reseña de los Paragraphes, breves historias del inagotable inventor Jean-Claude Biraben, autoeditadas en 2016 en Tolosa.
Extensa es la reseña que hace el sabio Jean-Pierre Lassalle de la biografía bretoniana de Georges Sebbag, André Breton: 1713-1966, Des siècles boules de neige, ya reseñada aquí. Las palabras de Lassalle son todo lo encomiásticas que se merece esta obra que “no se encierra sobre sí misma, sino que abre constantemente pistas tanto para el investigador como para el lector atento”, y cuya aparición “constituye un acontecimiento importante para el conocimiento de André Breton”.
Del resto de escritos que componen este número, señalaré el que dedica Laurens Vancrevel a Sergio Lima con motivo de su exposición portuguesa de hace un año “Fuego tenue incendia el cuerpo”, ya que le vale al surrealista holandés para calificar con toda propiedad tanto su actividad poética como la obra en su conjunto de Lima, “dominada por las imágenes de su poesía, que le da toda su energía vital y su magia”.

Jean-Claude Biraben, El océano, 1984