Brumes Blondes, siempre en la cresta de la ola, acaba de publicar –en neerlandés– las poesías y cuentos surrealistas de Eugène Brands (1913-2002). Ya a fines de 2010 se abría en el museo Stedelijk de Schiedam una exposición de los dibujos y collages de su etapa surrealista, que va de 1938 a 1947, con el título de “El mundo oculto de Eugène Brands”. Y ese catálogo incluía algunos de esos poemas y cuentos.
Figura aislada, Brands se incorpora luego a Cobra, pero de modo fugaz, practicando la abstracción lírica. Escribe Willemijn Stokvis: “En 1950, conquistado por la figuración Cobra, cree descubrir de repente su fuente de inspiración en el dibujo infantil, pero no por ello renuncia al componente mágico. Desde entonces hasta 1960, de sus manos salen largas series de pequeños cuadros en los que nos muestra un amplio repertorio de signos misteriosos: llaves, candados, pequeñas flechas, piernas sueltas que parecen penetrar en el cuadro viniendo de arriba, manos, barquitos que flotan, etc. Este mismo repertorio aparece después en sus relieves de línea más abstracta y, a veces, incluso irreal. Con todo, lo más personal y característico de su obra es una escritura «laniforme» o «escobiforme» que viene cultivando y perfeccionando desde 1960. Con ella crea telas, cada vez mayores, que evocan una lírica espacial y en la que destacan sus personalísimos colores. En esta etapa hacen asimismo acto de presencia poderes mágicos que vienen a decirnos que en el cosmos todas las cosas están unidas entre sí y participan de una misma existencia”.
En 1947, Brands destruyó todos sus manuscritos del período citado, pero un amigo de juventud había guardado copias que han sido reencontradas recientemente y que suponen un gran descubrimiento para la poesía surrealista en neerlandés.
Sobre Brands puede verse la página www.eugenebrands.nl, con galería fotográfica, una decena de óleos, cinco aguadas y ocho collages. Nosotros acompañamos esta nota con esta preciosa obra titulada “La esposa del relojero”, de 1952.