martes, 18 de mayo de 2021

Her de Vries (1930-2021)

Esta primavera ha supuesto para el surrealismo la pérdida, bien que a edad provecta, de tres grandes nombres del movimiento surrealista: Michel Zimbacca, Alain Joubert y ahora, hace tan solo dos días, Her de Vries. Todos ellos identificaron su vida con el surrealismo desde que lo descubrieron hasta el último aliento.

A Her de Vries me unió una sólida amistad, que atestiguan unas sesenta cartas, la primera de ellas de 1997. Era una persona recia y cordial, girando nuestras cartas siempre sobre el surrealismo, sus combates, sus manifestaciones, sus cuestiones. Ayer, a modo de personal homenaje, me puse a organizarlas y comencé a leerlas. Doy hoy como tributo la primera, porque en ella Her de Vries dedica un párrafo a su hallazgo del surrealismo y alude a sus visitas a París, incluida la participación en las tertulias legendarias de La Promenade de Vénus. Her de Vries escribía siempre a máquina, encabezando sus cartas con el sello maldororiano (el cisne negro, el yunque y el cangrejo) del Bureau de Recherches du Surréalisme. Dado que nuestra correspondencia careció siempre del material engorroso que suele afectar a este género, sobre ella he de volver próximamente.

Reproduzco la entrada que le dediqué en Caleidoscopio surrealista y también dos de las felicitaciones de año nuevo con que siempre me agasajaba. Fue un hombre espléndido, un señor y un caballero en el ideal sentido antiguo de estas palabras, sereno y a la vez enérgico, de una generosidad inconmensurable en la defensa y expresión de la aventura surrealista que tuvo en él a un nombre clave para su continuidad. Sobre el valor de sus contribuciones creativas al surrealismo hablo en la nota siguiente, solo señalando aquí la modestia que lo caracterizaba, en contraste con todo lo que nos han regocijado, por no decir entusiasmado, a quienes hemos tenido la fortuna de conocerlas.



*

Her de Vries. Pieza esencial del surrealismo en Holanda, junto a Laurens Vancrevel, en los últimos cincuenta años. Fundó el Bureau de Recherches Surréalistes y luego la revista Brumes Blondes. Ensayista, aforista, poeta y autor de objetos y collages, trabajaba de empleado de la Wagons Lits. En los años 60 publicó en las ediciones de Brumes Blondes sendos libros con estudios de la proyección holandesa de Lautréamont. En 1971, era uno de los que respondían a la encuesta de la revista Gradiva sobre “El surrealismo hoy”. A la primera cuestión (“¿Qué aspectos del surrealismo considera los más importantes y de qué manera ve su principal papel en la actualidad?”), respondía: “El surrealismo es una totalidad absoluta en que la imaginación poética es el motor inspirador, y no se comprende nada si se considera tal aspecto más importante que cualquier otro”. Sobre la “evolución del surrealismo” y su dependencia de la “evolución” de la sociedad: “Es en tanto aventura colectiva como el surrealismo continúa, más allá del tiempo y del espacio, definiéndose a la vez que asimilando necesariamente las perspectivas nuevas que impone la evolución de sus ideas, que en nada depende de la evolución de la sociedad, en la que dominan los principios engendrados por un hipócrita puritanismo político-religioso, doblado de una tolerancia represiva en la cual se ha perdido por completo la conciencia revolucionaria de las masas”. Sobre “el papel y la situación del surrealismo en la práctica social y de la vida”: “Bajo formas desgraciadamente, pero necesariamente condicionadas por el clima político de cada país, corresponde al surrealismo desenmascarar el bienestar supuesto como una forma nueva de intimidación; de insurgirse continuamente contra las limitaciones impuestas por la lógica, los dogmas estéticos, sociales o políticos que aprisionan al hombre en su ignorancia y su impotencia; de poner al alcance de todos los medios para atravesar a voluntad el puente que une la realidad cotidiana y el mundo del sueño maravilloso”. Sobre “la relación entre el surrealismo por un lado y la filosofía del arte por otro”: “El surrealismo nunca ha disociado la revolución poética de la revolución social; en este sentido, ha sabido integrar en su concepción por una parte el arte, poniendo el acento sobre su poder de liberación, como por otra parte, por ejemplo, la filosofía hegeliana”. En la última respuesta, Her de Vries subraya “la importancia de la internacionalización del movimiento surrealista”, que ha sido sin duda uno de los principios del Bureau y de Brumes Blondes. Ya en 1993, responde a otra encuesta, sobre André Breton, afirmando que “el encuentro capital de mi vida fue, primeramente, con su obra, seguido después del encuentro con su persona. Sin una y sin la otra, yo habría sin lugar a dudas sido otro. Le debo algunos de los más bellos años de mi vida. Es posible que le deba la vida misma, la verdadera vida, que está siempre en otra parte…”

En 1997, Her de Vries publicó en el Bureau Ceci n’est pas une simple histoire d’amour, relato a partir de un centenar de títulos de cuadros de Magritte; escrito en francés, fue inmediatamente traducido al español y publicado por las ediciones de La Torre Magnética, apareciendo también en el n. 2 de A Phala junto al poema de Péret “L’escalier aux cent marches”, hecho con títulos de películas. En 2000, también en francés, se publica Tentative de description de quelques mots soumis au régime de la coïncidence, en este caso dedicado a Marcel Duchamp, y una investigación sobre Les premières éditions de “Fata Morgana” d’André Breton (reeditada en 2013 como Ciels changeantes, por Le Grand Tamanoir); en 2010, establece, presenta y anota las cartas de Nadja (J’ai bien des choses a vous dire...), así como sus dibujos (Ce n’est pas les images qui me manquent…); en 2011, publica La fête espagnole, “poemas-collages” recortando al azar títulos y fragmentos de textos. Todo ellos en el Bureau. Añadamos sus muchas colaboraciones en Brumes Blondes, incluidos dos ensayos sobre Lautréamont en Holanda (nn. 3 y 7 de la primera serie) y los “Elementos de una bibliografía razonada de las publicaciones del Bureau de Recherches Surréalistes” (n. 8 de la misma serie).

En 1996, siempre en el Bureau, Her de Vries, edita, en una caja de puros con fondo interior de estrellas y exterior cubierto de viejos sellos mundiales (expresión de la vocación internacionalista de Brumes Blondes), una antología de toda su producción de objetos entre 1963 y 1995, cada foto de estos acompañada de un comentario (Boîtes et autres objets). A “manera de prefacio” lleva citas de Paul Nougé, Salvador Dalí, Max Ernst, René Magritte y Marcel Mariën, y en la sucesión de imágenes aparecen referencias a Hans Bellmer, Benjamin Péret, José Pierre, Man Ray, René Magritte, Marcel Duchamp y Joseph Cornell. La continuación de esa maravilla llega en 2013: pese a mantenerse la designación de Boîtes et autres objets, pasa a haber un título general, tomado de una de las cajas: Regardez attentivament, y los objetos van ahora de 1995 a 2011. En las citas de la nueva introducción se suceden, hablando de los objetos, los nombres de André Breton, Gabrielle Buffet-Picabia, Juan Eduardo Cirlot, Salvador Dalí, Joan Miró, Man Ray, Philippe Soupault y René Magritte, y los nombres inspiradores de cajas y objetos son de nuevo Man Ray y Joseph Cornell, más Meret Oppenheim, Konrad Klapheck, Luis Buñuel, André Breton, Hans Arp, Jean-Louis Bédouin, Nadja y Georges Henein. Regardez attentivement está dedicado “a los optimistas incurables”, como el caballero que combate con la muerte en el dibujo que antecede a la “justificación”. Un humor muy duchampiano recorre muchas de estas creaciones regidas por el azar, donde abundan los textos recortados, los desnudos femeninos, los collares, los boliches, los sellos, los mapas, las ilustraciones de manuales médicos... Y como en toda obra verdaderamente surrealista, la ausencia de pretensiones va unida a la riqueza poética e imaginativa.

Ya en 2014, una bella publicación –Kastjes en andere objecten–, con introducción de Vincent Krans y largo ensayo de Laurens Vancrevel, reproduce muchas de esas cajas y objetos.