La era del
bozal humano ha acabado por ralentizar la propia actividad surrealista. Esa
suerte de condón facial, de uso tan frecuentemente grotesco, parece haber
producido un especial impacto placentero en los civilizados, que ya han
comenzado hasta a sofisticarlo. Espectáculo tan siniestro ha logrado lo
imposible: hacer añorar la presencia depredadora e idiota del turista, si bien
no tarda que comencemos a toparnos también por las calles con turistas
embozalados, que harán aún más difícil la circulación a quienes avanzamos por ellas
a cara descubierta, entre otras razones porque ni queremos parecer monos ni nada
tenemos que ocultar.
Esto es lo
poco que hemos acumulado de interés en las dos últimas semanas:
El último
catálogo Drouot (yo recibí esos lujosos catálogos muchos años, no sé si por
indicación de Édouard Jaguer o de Emmanuel Guigon) ofrece mucho material
valioso, sobre Félicien Rops, Hans Bellmer (cartas a René Magritte y a Joë
Bousquet y el manuscrito enviado a Breton sobre el gran Schröder Sonnenstern),
Victor Brauner (cartas y manuscritos), Camille Bryen (collages), Gaston
Chaissac, René Magritte (cartas a Paul Éluard, Joë Bousquet, Gaston Puel, Henri
Michaux), Man Ray (el proyecto de su novela 1944, quizás el plato fuerte
del catálogo), etc.
Natan Schäfer
traduce al portugués poemas de Hans Arp, Max Hölzer, Magloire-Saint-Aude y
Pieyre de Mandiargues.
Esther Peñas y Lurdes Martínez trazan una semblanza de Valentine Penrose, con motivo de la traducción española de sus obras.
Esther Peñas y Lurdes Martínez trazan una semblanza de Valentine Penrose, con motivo de la traducción española de sus obras.