La sucesión de
textos, estructurada en siete apartados, ofrece algunos buenos momentos, que
van resarciéndonos de los artículos absurdos (como el de Breton y... Philippe
Sollers), de los que tratan materia muy trillada sin levantar por lo general vuelo
(Breton y el psicoanálisis, Breton y la ciencia, Breton y Vaché, Breton y la
música, Breton y Aragon) y de un par de ellos que no deben tener interés sino
para que el profesor de turno sume una entrada más a su currículum (las
parodias de André Breton, la iconografía de la cabeza de André Breton...).
En la primera
sección, tras la presentación bibliográfica muy completa que hacen Henri Béhar
y François Py, Georges Sebbag –quien estuvo hace 50 años en Cerisy,
interviniendo en los debates– adapta las ideas centrales de su reciente
biografía André Breton. 1713-1966. Des
siècles boules de neige y Hans T. Siepe escribe agudamente sobre Breton y
la espera.
En la segunda
sección, Alexandre Castant hace el mejor balance hasta el presente de las
relaciones de André Pieyre de Mandiargues con Breton y de su posición ante el
surrealismo. Trabajo de referencia, al que sigue uno de Bruno Duval en que lo
más interesante es el enfoque en su caso de la figura de André Hardellet.
En la tercera
sección, dedicada a “André Breton crítico de arte, artista y coleccionista”,
sobresalen el estudio que hace Misao Harada de Watteau en Breton, el de Jean
Arrouye sobre el motivo central de la mano en Nadja, con detención especial en El enigma de la fatalidad de Chirico, y el de Elza Adamowicz sobre
los collages bretonianos. Estos tres trabajos se leen con verdadera fruición, a
diferencia de los que componen la parte siguiente, sobre Breton, el
psicoanálisis y la ciencia, estudios, eso sí, serios, pero que tienen un
carácter demasiado general y, como señalé anteriormente, sonando a déjà lu.
De los
apartados restantes destacaré tres trabajos sugestivos: el de Masao Suzuki
sobre Breton lector de Flournoy, el de las funciones del mito en Breton por
Wolfgang Asholt y el de Cédric Pérolini sobre el surrealismo en la prensa
libertaria. Este último avanza más allá de la fecha de 1969, pero al final lo
que demuestra es que aún le falta mucho camino por andar al estamento
universitario en lo que se refiere a controlar la continuidad del surrealismo
(o sea el surrealismo en su totalidad),
ya que no hay referencia alguna ni a la figura clave de André Bernard ni a las dos
publicaciones, muy ricas de contenido, sobre “Surrealismo y anarquismo”,
aparecidas en los años 1992 y 1994 en el Atelier de Création Libertaire (“J’en
suis encore à me le demander” y Le pied de grue).
En suma, un
volumen con abundantes trabajos de calidad sobre André Breton.