sábado, 11 de febrero de 2017

El cine de Jean-Claude Mornard

El pintor, dibujante y sherlockholmista belga Jean-Claude Mornard es autor de dos cortometrajes que muy bien vale la pena ver, y sobre los que un amigo de París nos ha alertado, calificándolos de “casi-surrealistas”. Ambos han sido producidos por Films Steak Tartare, en 2016.
El primero de ellos, Una aventura de Harry Dickson, el propio Mornard lo califica de “relato un poco surrealista”, considerándolo un homenaje a Jean Ray, Jean Rollin y Louis Feuillade. Mornard actúa como Harry Dickson, que en unas aventuras delirantes se enfrenta a un muerto viviente, a una ogresa (una estupenda Suzanne del Puppo) y, por las calles de un cementerio, a un peligroso trío compuesto por Musidora, Isadora y Lucifera.
Viaje a la dimensión Z, realizado con Toon Hertz, quien en la película anterior hacía de alumno del detective y aquí desempeña el papel de profesor Spot, cuenta también con solo actores aficionados. Estamos en este caso ante un homenaje a George Meliès, a Julio Verne y “al cine cuando aún era atracción de feria”. Mornard vuelve a ser el personaje principal, Ulises Frog, que parodia a los héroes de los relatos de ciencia ficción, pero con un humor que raramente se encuentra en ese enojoso género. Tras un combate de dinosaurios atómicos, nos encontramos con el pobre Lobo, un cíclope sordomudo que interpreta Bolas Karlosi (el muerto viviente de la aventura de Harry Dickson) y al que se comen literalmente Ulises y el profesor. Los amantes de la saga de Fantomas se sorprenderán gratamente al ver aparecer poco después a Sonia Danidoff, quien ha sido expulsada de su castillo por la sacerdotisa Fumanchá, con la que Ulises Frog sostendrá un duelo de espadas. Hay un papel también para el Hombre Lobo, interpretado por otra nueva revelación cinematográfica, Lon Nashy.
Con estos dos cortometrajes nos situamos, felizmente, en las antípodas tanto del estúpido cine comercial actual como de la insufrible pedantería del cine intelectualizante y supersubvencionado.