miércoles, 18 de septiembre de 2013

Alice Massénat

En el n. 4 de S.u.rr..., revista del grupo surrealista parisino, se incluía un largo poema de Alice Massénat, quien repetía en el número siguiente y hasta ahora último. Al punto, en las Éditions Surréalistes, aparecía una colaboración poética con Guy Girard, acompañada de siete dibujos automáticos de Sabine Levallois y titulada Le palier des gargouilles. Uno de esos dibujos podemos verlo aquí.
Esto fue en los años 2003-2005, pero Alice Massénat ha tenido un antes y un después. Nacida en 1966, desde los 18 años publica sus textos poéticos en revistas (S.u.rr..., pero también otras cercanas al surrealismo, como Camouflage, La Dame Ovale y Cahiers de l’umbo) y en pequeños cuadernos, de los que son anteriores a 2003 Engoulevents, “Tu dors?”, Katana, L’homme du sans-sépulcre, Arachnide, L’œil de bronze y Le bleu l’ardoise, y posteriores L’heure des lames, Le catafalque aux miroirs, Ci-gît l’armoise, À bras-le-corps y La vouivre encéphale, que es la novedad, publicada hace poco en Les Hauts-Fonds, por la que hoy la traemos a estas páginas de “Surrealismo internacional”.
El primer cuaderno citado, Engoulevents, de 1990, se publicó en la ediciones Myrddin, que animaba Pierre Peuchmaurd, y es que, dos años antes, los textos de Peuchmaurd titulados Alice au noir llevaron dibujos de Alice Massénat. Será precisamente este gran poeta y certero crítico, que jamás ha dado paso a un impostor, quien destacará el valor tan auténtico y novedoso de la poesía de Alice Massénat, publicándole luego Katana, Arachnide y L’heure des lames. En Colibris & princesses, preciosa recopilación de textos sobre figuras como Maurice Blanchard, André Breton, Guy Cabanel, Jorge Camacho, René Crevel, André Frédérique, Robert Lagarde, Gellu Naum o Stanislas Rodanski, los hay también sobre algunos de los poetas recientes más valiosos, como Jean-Yves Bériou, Jean-Pierre Paraggio y Alice Massénat. En su texto sobre ella, escribía Peuchmaurd, comparando su poesía al “viento sobre las plazas fuertes”:
“Como pocos hoy en día, y más abruptamente que otros, la poesía de Alice Massénat plantea la eterna, la obsesiva cuestión del «¿Quién habla?» Sí, ¿quién habla, aquí, con una voz a veces tan segura que parece arrogante, y otras tan temblorosa, tan verdaderamente emocionada? ¿Quién habla, con esta voz tan pronto de oráculo bárbaro como de jovencita sometida –pero sometida a los dioses de las peores fatalidades, al desasosiego de las calles, de los atardeceres negros?”
Con esta nota pretendemos tan solo llamar la atención sobre una voz poética que nos llega ataviada de bellos prestigios, y que por su carácter secreto más merece ser resaltada en esta página ajena a todos los oropeles.
“La beauté n’est plus là / Qu’en est-il de toutes ces cendres renfermées / où qu’elles soient / poussière de coeur / échevelées et improbables / de leurs seigns aux vivre / et de leurs brimes aux salaces.
Qui me jouera cette corde du plus loin de ma folie / qui m’esquissera la viole / le pourtour au coude / qui la verra / et des larmes aux sangs / la contrée s’éteindra / mandragore aux escarres”

Dibujo de Sabine Levallois