miércoles, 28 de noviembre de 2012

Cadáveres exquisitos con sabor a vino nuevo portugués


Nada mejor para celebrar los vinos nuevos de la cosecha 2012 que este pequeño catálogo de la exposición de cadáveres exquisitos de los surrealistas portugueses, quienes han sido siempre verdaderos expertos en la materia. En efecto, a lo largo de las páginas del catálogo, desfilan los nombres de Cruzeiro Seixas, Mário Cesariny, António Maria Lisboa, Pedro Oom, Risques Pereira, Carlos Calvet, Mário Henrique Leiria, Mário Botas, Carlos Fernandes, Gonçalo Duarte, António Manuel Samouco, António Areal, Raúl Perez, João Rodrigues, Manuel Patinha y Francisco Relógio. Esto por lo que se refiere a las obras de la colección de la Fundação Cupertino de Miranda, ya que, en torno a Miguel de Carvalho, e incluso con varios nombres anteriores metidos en el juego, la práctica ha gozosamente continuado.
Lo que no sabemos es si este catálogo acaba de salir o nos ha llegado tardíamente, ya que la exposición tuvo lugar en verano.
Bien conocido el fervor internacionalista del surrealismo lusitano, no extraña la presencia de numerosos amigos de otras latitudes: Jörg Remé, Rik Lina, Inácio Matshine, Edouard Jaguer, David Evans, Enrique Carlón, Laurens Vancrevel, Ted Joans, Leon Marvell, Craig Marvell. En la reproducción siguiente, vemos dos de estas colaboraciones, debiendo señalarse que, en la que aparece a la derecha, dedicada a Cruzeiro Seixas, Leon y Craig Marvell eran componentes del grupo surrealista australiano, y suponemos que su más activo y duradero partícipe, Michael Vandelaar, también habrá estado presente. Obsérvese que no es estrictamente un cadáver exquisito, ya que en el catálogo se incluyen colaboraciones varias, incluido un “ready-made” de Jaguer y Cesariny. Por lo demás, el carácter predominantemente antropomórfico de los cadáveres exquisitos sufre en la lista de obras reproducidas muchas excepciones.


Los medios empleados son de los más variopinto: lápices de color, rotuladores, bolígrafos, tinta china, acrílico, acuarela, serigrafía, aguada, collage, óleo, e incluso un célebre objeto: la taza de Cruzeiro Seixas con el mango interior, en cuyo par de fotos intervino luego António Areal, año de 1971.
El catálogo lleva un prólogo de Perfecto E. Cuadrado, siempre certero, y llamando la atención, en primer lugar, sobre el hecho de que la palabra “esquisito”, en portugués, significa, sobre todo, extraño, lo que ha dado pie a veces a graciosas confusiones, ya que, por ejemplo, un plato “exquisito” es para un español un plato delicioso, mientras que para un portugués quiere decir de sabor raro. Hace también el gran estudioso (y reivindicador) del surrealismo lusitano, un inventario de las primeras exposiciones sobre el cadáver exquisito. Es sabido que la parisina del 48, en la jarryana galería La Dragone, llevó por título “El cadáver exquisito: su exaltación”. Este título lo repitió Arturo Schwarz en 1975, cuando organizó la suya en Milán, y también es el que recibió la del mismo año en el n. 2 del Jornal do Gato, como vemos en el encabezamiento de esta nota. Antes, en 1961, Mário Cesariny había publicado la Antologia surrealista do cadáver exquisito, reeditada en 1989 por Assírio & Alvim como Antologia do cadáver esquisito, no siendo ya necesario, por su evidencia, el primer calificativo, ya que el cadáver exquisito es una forma acendrada y exclusiva del surrealismo. Ese libro es una maravilla, aunque no se trata de cadáveres exquisitos plásticos, sino verbales, igualmente muy abundantes entre los portugueses, que con ellos, aparte pasárselo bomba, le daban una patada a la vanidad, a la estética, a la tiranía racional y a la miseria circundante.
En este otoño de 2012, cómo no, el cadáver exquisito, que solo puede ser surrealista, vuelve a beber el vino nuevo...
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Sí nos llegó a su hora este convite a los nuevos “Encontros” con Mário Cesariny, que se han hecho coincidir con la exposición de Carlos Calvet. Unos “Encontros” sin duda que muy ricos y sugerentes, y de cuyas publicaciones esperamos dar cuenta.