Ofrecemos hoy un magnífico documento sobre
el grupo surrealista de la Costa Oeste canadiense. Lo ha elaborado Vladimir
Kolosov en colaboración con la figura permanente del grupo, Gregg Simpson, e
incluye muchas ilustraciones y el enlace con el cortometraje de fines de los 60
Life with Dada.
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miércoles, 28 de noviembre de 2018
41, rue de Seine
Monique Sebbag y George Sebbag han hecho un
estudio concienzudo, muy bien urdido y detallado, lleno de curiosidades y
apuntes ignotos, de la aventura de una de las galerías parisinas claves del
siglo XX. Galerie Mouradian. 41, rue de Seine. De Max Ernst à Merlier describe
las vicisitudes de este “hogar artístico de vocación internacional”, que ha acabado
convirtiéndose en “una bella figura de la historia de la pintura y de la
leyenda de París”.
La Galería Mouradian fue el fruto de la
asociación de Aram Mouradian, inglés de orígenes turcos, y el neerlandés
Leonard Van Leer, dos interesantes personalidades enfocadas en profundidad a lo
largo de este lujoso libro –en capa dura– de casi 300 páginas y con muchísimas
ilustraciones impecablemente distribuidas en conexión con el texto.
De las cuatro historias principales que se
entrelazan, o sea la biografía de Mouradian, su encuentro con Max Ernst, la
trayectoria de aquel espacio artístico y el papel de las galerías a lo largo de
todo ese período, la más interesante para el surrealismo es la segunda, ya que,
en efecto, fue este lugar el que dio a conocer al joven artista, organizando en
marzo de 1926 su primera exposición significativa, a la que seguirían otras. Al
año siguiente, en octubre de 1927, Max Ernst expone en la efímera Galerie
Surréaliste, y debe subrayarse la estrecha relación entre esta y la de
Mouradian a lo largo del período 26-29.
Leonard y Rita Van Leer, ante la Galería 41, mayo de 1928 |
También en 1927, expondría allí Picabia,
como en 1928 un primerizo Roland Penrose, y es allí donde se celebra en 1929 la
exposición de Delbrouck y Delfize que llevó un soberbio texto de Breton, al que
pertenece como conclusión la fórmula “No hay solución fuera del amor” y la
petición de que se considere un cretino “a quien se niegue todavía, por
ejemplo, a ver un caballo galopando sobre un tomate”, tan provocadora
que en seguida recibió respuestas hostiles y burleteras. (Dicho al margen, es
en este texto donde Breton ataca las correspondencias baudelerianas en nombre
de la supresión del “como” que ha hecho el surrealismo y de los “valores
oníricos” que con el surrealismo “se han impuesto definitivamente a los otros”;
un Roland de Renéville criticará mucho después este rechazo, incluso
considerando que el propio Breton lo había superado en su Arcane XVII).
Pero los ataques a la galería no procedieron
solo del rechazo a la pintura chocante de Max Ernst o al surrealismo, ya que
sufrió las iras nacionalistas muy de la época, que veían con galerías como la
de Mouradian “el arte francés en peligro”.
La galería cierra en 1940 (Mouradian es
detenido e internado como extranjero durante la Ocupación) y reabre en 1946,
exponiendo nuevamente Max Ernst en el 56 y Dorothea Tanning en el 59 y el 62.
Muchas otras exposiciones, ajenas al surrealismo, tienen lugar, y este estudio
las va puntualmente comentando. En la conclusión, se habla también de la
galería como punto privilegiado de encuentros inesperados, descollando el de Max
Ernst y Raymond Roussel, quien, en la exposición de 1926, sin nunca
revelársele, dialoga con él y le hace muchas preguntas, para acabar adquiriendo
El ruiseñor chino; solo tras su marcha descubre Max Ernst con quién
estaba hablando.
En fin, un libro para los que aún aman los
libros bellos, que ofrece una lectura placentera e ilumina figuras dotadas de
nobleza (nada que ver con tantos galeristas puramente mercachifles) y que cruza
sus historias con la del surrealismo.
Jean-Claude Biraben
Jean-Claude Biraben, La panoplia del poeta, 1972 |
Falleció recientemente uno de los más vivaces creadores de
objetos surrealistas, Jean-Claude Biraben. Volvemos a repasar con fruición
siempre renovada las páginas de la monografía que le dedicó Jose Pierre en
1993, con muchísimas reproducciones a todo color de sus objetos, de una
inventiva pasmosa.
Una exposición retrospectiva le dedicará
próximamente la galería “Loin-de-l’oil”, de Gaillac (Tarn).
Jean-Claude Biraben, La batalla de San Romano, 1990 |
sábado, 24 de noviembre de 2018
Jean-Pierre Lassalle / Christian d’Orgeix
Ya tuvimos ocasión de anunciar la aparición
de este precioso libro, nueva edición de Le Grand Tamanoir, en que se reúnen
poemas de Jean-Pierre Lassalle con los que dialogan numerosos dibujos de
Christian d’Orgeix. Se trata de uno de los más bellos poemarios con que nos
hemos deparado en mucho tiempo.
Con diversas plaquettes de difícil
obtención (por no decir imposible, ya que las primeras, de los años 60, ni
siquiera se distribuyeron comercialmente), Jean-Pierre Lassalle vio en los años
1998-2001 publicados en Tolosa tres recopilaciones sobriamente presentadas que supusieron
para mí, algún tiempo después, una verdadera revelación: La fuite écarlate,
Poémes presques suivis de La grande climatérique y L’écart issolud
suivi d’Agalmate, cuyos títulos ya nos sitúan en un lenguaje personalísimo,
y es que Jean-Pierre Lassalle es un poeta exquisito, un inventor de palabras y
de metáforas que tanto resulta inexplicable sin el surrealismo como arraiga
fértilmente en la más exigente poesía simbolista –que por lo demás fue la que
formó a un André Breton.
Ahora, Le Grand Patagon et autres poèmes
reúne muchos de los poemas contenidos en esos libros junto a otros que Lassalle
dio a la luz más recientemente en la revista Encres Vives (n. 448,
noviembre de 2015) bajo el título de “Il convient” y a una tanda que yo
desconocía (una serie de ocho poemas que van de “Opales” a “Handsart”).
Si este volumen de poemas lo enriquecen los
espléndidos dibujos de Christian d’Orgeix, es preciso añadir que se ve
redondeado por una introducción de siete páginas muy fina de Mikaël Lugan,
quien profundiza en la aventura poética de este verdadero “geólogo de los
espacios y los tiempos” (como tal, en su movilidad por unos y otros, Lassalle
me hace pensar a veces en Juan Eduardo Cirlot, cuya poesía estaba tan llena de
mitos, de símbolos, de claves esotéricas, de suntuosidades antiguas, de
vértigos ubicuos), centrándose en su fascinación por las piedras, en sus
imágenes minerales que proclaman “el poder del deseo y la luz de la pasión”,
pudiendo verse sus poemas como “los resultados de un fenómeno de
cristalización”.
*
Mikaël Lugan abre su ensayo sobre Jean-Pierre
Lassalle citando un pasaje de su carta de 1959 a André Breton, que este le
publicó en el n. 9 de Bief, ya que, al escribirle a Breton que soñaba
con descubrir y realizar una poesía “feliz” y “pétrea”, Jean-Pierre Lassalle
estaría en tan temprana fecha (pocas semanas antes se había incorporado, con 22
años, al grupo surrealista) expresando lo que sería su arte poética. Pero el
pasaje merece conocerse completo, dada la crucial asociación entre la poesía y
la naturaleza, y por ello voy a reproducir de Bief la carta, añadiendo
como “bonus” su otra colaboración, interesantísima, “Teorías monetarias”, donde
se evidencia el interés que Lassalle compartía con Breton hacia las monedas
antiguas por su valor estrictamente poético, en irrisión de su valor de intercambio
(Lassalle hasta habla de “destrucción del mito monetario”).
“Triplov”, Cesariny, Max Ernst
El número de invierno de Triplov
interesa sobre todo por la presencia de John Welson y Zuca Sardan y por ofrecer
íntegro el Jazz atabaque de Alfonso Peña, de que ya dimos noticia aquí:
*
Coincidiendo con los “Encuentros XII” de
Mário Cesariny en Famalicão, se presentan hoy sábado dos publicaciones: el
cuaderno 17 del Centro Português do Surrealismo, titulado Mário Cesariny y
Joan Brossa: para la transformación poética del hombre (he aquí dos nombres
que yo jamás asociaría) y la reedición de Gatos comunicantes, o sea de la
correspondencia entre Cesariny y Vieira da Silva (una artista que Cesariny,
algo o muy caprichosamente, veía incorporada al surrealismo).
*
Los frottages de Histoire
naturelle (1926) son expuestos desde hace una semana en Cuenca, y han
originado una publicación con el texto de Hans Arp que acompañaba a las
imágenes ernstianas y un ensayo de Georges Sebbag:
“Cahiers Benjamin Péret”, n. 7
De nuevo los Cahiers Benjamin Péret
presentan mucho material valioso para los interesados en el gran poeta y en
el surrealismo en general.
Los “Dossiers” se dedican a La Main à Plume
y a Guy Prévan. Richard Walter resume perfectamente la historia de La Main à
Plume y Léa Nicolas-Teboul se centra en la relación con Péret, añadiéndose
textos conocidos pero que conforman un buen conjunto. En cuanto a Prévan, que
ha dedicado páginas espléndidas a Péret, se trata de un justo homenaje con
varios de sus escritos (poemas incluidos), en la mayoría de los cuales se
expone su personalidad tajantemente antifascista y antiestalinista.
En la sección de “Correspondencia” hay una
simpática carta de Péret a René Gaffe y varias pidiéndole ayuda económica al
millonario comunista Pablo Picasso. Muy curioso es el breve intercambio en 1954
entre un jovencísimo Guy Prévan y André Breton.
La sección de “Estudios” se abre con uno de
Régis Gayraud sobre Péret y el editor Iliazd y prosigue con un trabajo
magnífico de Gérard Durozoi (tal vez lo más sugestivo de este Cahier) sobre
los jeroglíficos que ilustraban el Calendrier Tour du monde des inventions
tolérables de Breton y Péret, inolvidable apartado del Almanach
Surréaliste du démi-siècle. En tercer lugar, Raphaël Neuville, a partir de
la figura de Adrien Dax lleva a cabo una disquisición sobre la sucesión de
generaciones en el grupo en torno a André Breton.
Las habituales secciones de “Documentos”,
“Potlatch” y “Actualidades” completan este número, como siempre bellamente
diseñado e ilustrado.
sábado, 17 de noviembre de 2018
"Dreamdew", n. 15
Jacques Hérold, Drosera I, 1961 |
El número 15 de Dreamdew prosigue con el ensayo de Georges Sebbag y ofrece la tercera y última parte de los sueños de Percy Goldthwait Stiles.
Recordemos que todos los números de Dreamdew están archivados y disponibles en Surrint.
*
La ilustración de esta nota (ya anteriormente reprodujimos Drosera II) me permite remitir a unas páginas exaltantes, maravillosas, de Jacques Hérold, que se publicaron en 2011, poco antes de que iniciáramos este espacio del surrealismo: se trata de los "fragmentos biográficos" de este gran artista-poeta, incluidos en el n. 2-3 de los Cahiers Robert Rius y que complementan a la perfección su más conocido Maltraité de peinture.
sábado, 10 de noviembre de 2018
Ángel Zapata: “Luz de tormenta”
En 2006 publicaba Ángel Zapata el libro de
relatos Las buenas intenciones y otros cuentos, al que siguió en 2006 La
vida ausente, también de relatos. Materia oscura, que vio la luz en
2015 y que ya tuvimos ocasión de reseñar aquí, combinaba los cuentos con textos
más breves de estructura poemática, forma que acaba por reinar en esta nueva
entrega, Luz de tormenta.
Los cuentos de Ángel Zapata, de veras
magníficos y cada vez más inmersos en la atmósfera surrealista, han recibido
aclamación crítica, y lo que más deseamos es que esta sea una veta que el
escritor no abandone.
Los breves textos de Luz de tormenta
son verdaderas iluminaciones, pero esta es la luz rimbaldiana, cargada
de tensión poética y de revuelta, no la luz “mística” de los tan parodiables
poetas “puros”. Lejos, lo más lejos posible del ejercicio técnico del hacer
literario, o de la escritura poética como mera reflexión yoica, Ángel Zapata no
pacta con ninguna infamia, y su poesía de calidad visionaria y fuerza onírica esplende
como un relámpago en la tormenta.
Estos cuatro libros han sido editados –muy
bien editados– en la misma colección de Voces de Espuma, y como todos llevan en
portada una bella y turbadora ilustración de Roberto Carrillo, constituyen en
conjunto una lujosa, espléndida unidad.
José Ardillo: “Los primeros navegantes”
Hacia 1995 y repetidas veces, de paso para
mis peregrinaciones portuguesas, o de vuelta de ellas (en una ocasión,
pertrechado con una botella de oporto vintage), tuve la ocasión de
encontrarme con los componentes del Grupo Surrealista de Madrid, con quienes
incluso llegué a colaborar en sus diversas actividades.
Las relaciones fueron muy cordiales con
Eugenio Castro, José Manuel Rojo, Lurdes Martínez y Javier Gálvez, que
proseguirían muchos años en el grupo, mientras que con Conchi Benito, ya más
distanciada del mismo, solo tuve un encuentro fugaz del que solo recuerdo su
bella sonrisa.
Luego estaban Carlos Valle de Lobos y Toni
Malagrida, que se alejarían pronto, pero con quienes hice muy buenas migas. El
primero se trasladó a vivir creo que al País Vasco, y nos perdimos el rastro,
pero lo recuerdo muy bien, tan lúcido como vehemente, y de gustos certeros. En
cuanto a Malagrida, fue mi gran amistad del grupo. Tenía una excelente
formación literaria y filosófica, no la que le habían dado los estudios
universitarios, desde luego, sino la que se había forjado él mismo. Nos
pasábamos lo que escribíamos e iniciamos una correspondencia muy fecunda que ha
durado hasta el presente (y sin ninguna intervención del cacharro con que está
esto escrito). Son dos textos suyos (y pocas veces alguien puede presumir de
que se capte tan bien lo que uno ha hecho) los que “blindan” mi recopilación Mares
y fábulas, para señalar que todo aquello no es “literatura”. Por mi parte,
lector de muchos cuentos suyos que me parecían magníficos pero que no pasaban
de su presentación en máquina de escribir, le publiqué algunos en un suplemento
cultural de Tenerife. Luego, Malagrida dejó el grupo para dedicarse, desde
posiciones inequívocamente libertarias, a la lucha antiindustrial, impulsando
el boletín Los amigos de Ludd, que poseyó una extraordinaria calidad
hasta que la demagogia de alguno de sus miembros lo mandara al garete.
Ahora, firmando como José Ardillo,
Malagrida, que ya ha dado a la luz las novelas El salario del gigante, La
repoblación y Buenos días, Sísifo (así como los muy interesantes
ensayos Las ilusiones renovables y Ensayos sobre la libertad en un
planeta frágil), me sorprende con la recuperación de los cuentos que
formaban parte de la serie “Fascículos de la historia universal”. En estos
relatos terribles, Malagrida se revela maestro del absurdo, citando como las
fuentes de inspiración de algunos de ellos diferentes textos de Kafka (La
muralla china), Hawthorne (El holocausto de la tierra), Borges (el brevísimo
Del rigor en la ciencia) y Marcel Schwob (El terror final),
aunque lo que emerge de la lectura del conjunto es una formidable originalidad,
un mundo propio y un humor arrasador que le pertenece.
Otra tanda de cuentos suyos –quizás aun
superiores a estos de Los primeros navegantes y otros fascículos de la
historia universal– componen la recopilación El cumpleaños de Columela y
otros relatos, que esperamos las Ediciones El Salmón tengan la feliz
iniciativa de publicar como han hecho ahora con los de esta serie.
Alicia en el país del surrealismo
viernes, 9 de noviembre de 2018
Cornucopia 2010-2016
Exposiciones 1992-2007
Ludwig Zeller, Collage de aniversario, 1991 |
Seguimos añadiendo los documentos de
exposiciones del surrealismo que nos facilita Rik Lina (participante en todas
ellas), y que se caracterizan todas por la dimensión internacionalista y por su
carácter nunca pretencioso y a veces casi “secreto”, aunque siempre
rotundamente afirmativo. El material fotográfico que se añade a los catálogos
permite en ocasiones encontrarnos con figuras entrañables del surrealismo ya
desaparecidas.
Vamos esta vez del año 1992 al 2007, aunque
con esta fecha nos acercamos quizás demasiado al momento presente.
La primera es la que tuvo lugar en Londres
en1992, titulada “Brittle winds” y que contó con la participación de Conroy
Maddox (quien aparece en una de las fotos), Leonora Carrington, Patrick Hughes,
John Welson, Philip West, Tony Pusey y otros.
Tres se celebraron en Chile. “Los lugares
maravillosos”, por el Atelier Cadavre Exquis, en Santiago (1995), con
participación de Hendrik Beekman, Guy Girard, Jorge Leal Labrín, Jean-Pierre
Paraggio, Tony Pusey, Philip West, Peter Wood y otros. “Coleópteros” también en
Santiago (1999), con Jorge Leal Labrín, Philip West, Tony Pusey, Aldo Alcota,
etc. Y “Ojo del infinito azul” en Valparaíso (2006) con Jorge Leal Labrín,
Elizé Bleys y otros.
En 2005 tuvo lugar en Bélgica la titulada
“Estrategias del placer”, con obras de Jean Benoît, Adrien Dax, Robert Lagarde,
Marcel G. Lefranq, Milan Napravnik, Alain-Pierre Pillet, Jean Terrossian,
Marianne Van Hirtum...
Por último tenemos un dossier dedicado a la
exposición de Sonámbula, que tuvo como escenario, en 2007, la Fundación Eugenio
Granell y que contó con obras entre otros de Álex Januário, Aldo Alcota, Miguel
Ángel Huerta, Susana Wald, Enrique Lechuga, Jorge Kleiman, Alejandro Puga y
Ludwig Zeller.
“Analogon”, n. 85
Analogon acaba de publicar su número 85,
segundo del año presente. Tema central: "Cuerpo y materia".
jueves, 8 de noviembre de 2018
“El Ojo Tópico” indaga las ruinas
Acaba de publicarse el número segundo de El
Ojo Tópico, “Pecios de una Atlántida cotidiana”, que animan Eugenio
Castro, Marcos Isabel y Eloy Santos.
Si el primero se dedicaba a la estatua, este
se ocupa de la ruina, entroncando pues con una de los grandes temas del
romanticismo revolucionario.
Al juego de la estatua y el obrero se suma
ahora el del deseo de la ruina.
Muy interesantes son estos dos números, que El
Ojo Tópico nos permite amablemente ofrecer a los lectores de este espacio.
miércoles, 7 de noviembre de 2018
R. R. Green: “Legends of heresy”
Si hace cinco años reseñamos aquí Unscripted
journeys, el libro viajero de R. R. Green, ahora saludamos la aparición de Legends
of heresy, variopinta miscelánea enteramente libre de un espíritu que
respira libertad por todos sus poros.
Legends of
heresy está
dedicado a Debra Taub, su compañera de tantos años y ella misma una figura
notable del surrealismo.
Asistimos a un apasionante desfile de textos
breves, ensayos, diatribas, esculturas, pinturas, dibujos, muebles, joyas,
invenciones, todo con el sello del surrealismo.
El capítulo 2 es una feroz invectiva contra
las religiones, que hubiera hecho las delicias de Benjamin Péret, como hace las
mías, y el resto de los textos viene marcado por el humor, con prioridad para
el sarcasmo de la insondable imbecilidad reinante.
Si Édouard Jaguer privilegiaba sobre las
pinturas de Robert Green sus esculturas de madera, debe decirse que aquí se
reproducen esculturas en infinidad de materiales, convirtiendo a Robert Green
en un nombre indesplazable para cualquier visión que se quiera dar de la
escultura surrealista –¡y aquí tenemos a uno que nunca hará esculturas para
ayuntamientos! Del mismo modo, también se vale de muy diferentes piedras
preciosas para sus invenciones joyísticas.
Los dibujos son de una gran frescura, con
mucha gracia, derivando en muchos de ellos hacia el cómic y hacia la
caricatura. Y discrepando amigablemente de mi inolvidable y siempre admirado amigo
Édouard Jaguer, sus pinturas me parecen tan certeras como sus esculturas,
aunque muy diferentes de inspiración.
Por último –Robert Green ha sido carpintero,
y supongo que lo seguirá siendo–, sus muebles surrealistas son también un
capítulo de otra zona del surrealismo, en este caso antologada hace ya algunas
décadas por Emmanuel Guigon.
Cierra este dinámico volumen un capítulo
sobre la Galería Bugs Bunny de los surrealistas de Chicago; el historiador no
es otro que Ron Sakolsky.
martes, 6 de noviembre de 2018
Michael Löwy: “A estrela da manhã”
Esta obra clave de Michael Löwy –el libro de
referencia sobre surrealismo y marxismo– acaba de ser reeditada en Brasil, ya
que se encontraba agotada la edición de 2002, traducción de L’étoile du
matin, que irrumpió en el año 2000.
La presente edición suma un ensayo publicado
independientemente en 2011: “Carga explosiva: el surrealismo como movimiento
romántico revolucionario” (no aparece en él citado mi ensayo de 2006 sobre
romanticismo y surrealismo, el más extenso y documentado hasta el presente, aunque
tal vez se deba a que Michael Löwy no lo conocía).
Muy bien ilustrado, A estrela da manhã
incluye imágenes de Alex Januário (quien traza en las solapas una entusiasta
semblanza del autor), Guy Girard, Ody Saban, Anny Bonin, Eugenio Castro, Sergio
Lima, Thomas Mordant, Penelope Rosemont, Franklin Rosemont, Michel Zimbacca,
Kathleen Fox, Eva Svankmajerova, Jan Svankmajer, Albert Marencin, Marie S.,
Jean-Pierre Guillon, Halina, Martin Stejskal y el propio Michael Löwy.
En la parte final, Sergio Lima actualiza de
manera significativa sus “Notas sobre el movimiento surrealista en Brasil”, que
ahora llegan a este mismo año 2018. Esto quiere decir que en el mismo volumen
encontramos pues no una sino dos piezas de referencia.
estrella de la mañana
domingo, 4 de noviembre de 2018
jueves, 1 de noviembre de 2018
Surrealismo La Grieta
Desde hace algún
tiempo se encuentra en funcionamiento el nuevo espacio Surrealismo La Grieta,
que acaba de publicar el primer número de un folleto homónimo.
Situado en las
coordenadas Cádiz-Sevilla, pero con voluntad internacionalista, absorbe el
anterior Ojo de la Gaviota, a que nos hemos referido aquí algunas veces.
En su enlace
es posible consultar su número inaugural, muy bien diseñado, al modo de Dreamdew y Drosera, llevándose la parte del león un ensayo muy lúcido e
incisivo de María Santana, quien ya en el último número de Salamandra ofrecía un texto magnífico, “Sobre el anhelo de encontrar fantasmas”.
Se da noticia en las primeras entradas de La
Grieta de la aparición reciente del n. 24 de Dazet, el boletín del Grupo
Surrealista del Río de la Plata, y del n. 7 de Klidonas, la revista del
grupo griego (el último número de que teníamos noticia era el 5).
Descubrimos también un original documental
de David Jarab dedicado a Vratislav Effenberger, sobre el que enviamos al
siguiente enlace, con reportaje descriptivo y trailer: jarab effenberger.
Dos nuevos
libros son el de Julián Lacalle y Julio Monteverde Invitación al tiempo explosivo, antología viva de juegos, y el de
relatos de Ángel Zapata Luz de tormenta,
que comentaremos aquí próximamente.
En las
Ediciones Las Dunas, por último, Violeta Cadena publicó hace unos meses el
delicioso Monumentos de Cádiz, que
puede verse íntegramente en una de las entradas de La Grieta.
Klidonas,n. 6 |