Entre diciembre de 1933 y febrero de 1934, Antonin Artaud actúa en la excelente película de Fritz Lang Liliom. Su papel es breve pero relevante: es el amolador con quien se encuentra Liliom poco antes de perpetrar su crimen. Ciego e irreal, le pregunta a Liliom si no tiene un cuchillo que precise ser afilado, lo que hace que Liliom esconda el cuchillo de del asalto y aparte al inoportuno. Esta secuencia es importante, ya que se repetirá en el "cielo", y entonces sabrá Liliom que aquel era su ángel de la guarda, su última oportunidad.
La dirección de fotografía de esta película estuvo a cargo de Rudolph Maté, más grande aun en ese menester que como realizador. Y la película es vista por Joao Bénard da Costa, el maestro de los críticos de cine portugueses, como un "descenso a los infierno".
La foto que vemos aquí es suficientemente rara como para que nos haya permitido recordar de nuevo al prodigioso Artaud.