sábado, 31 de diciembre de 2022

sábado, 24 de diciembre de 2022

Claude Cahun, años 10

Goza Claude Cahun de un prestigio absoluto en el surrealismo, y tiene un libro de referencia: Claude Cahun. L'exotisme intérieur (2009), de François Leperlier, quien ya había editado sus fotografías. Ahora, en colaboración con Ève Gianoncelli, Leperlier, en Jean-Michel Place éditeur, da a conocer sus primeros escritos publicados, en 1913 y 1914, o sea cuando tenía ella 19 años. Es un volumen muy bello, en formato estirado para que las crónicas de moda que lo componen puedan aparecer reproducidas facsimilarmente.

Como es de esperar, estas crónicas de moda son todo menos convencionales. Las fue sacando en Le Phare de la Loire, diario de Nantes que era de su familia y donde también comenzó su tío, el extraordinario Marcel Schwob (y Jacques Viot, interesantísimo surrealista en los años 20 y 30, que dijo aquello de que "Vivir es la negación de Dios"). Reina en ellas una sorna paródica y mistificadora sobre la moda femenina que es una pura delicia, con un componente subversivo que hace pensar en los artículo que  escribiría Joyce Mansour en Bief. Como señalan Ève Gianoncelli y François Leperlier, estas crónicas anticipan muchas de sus preocupaciones posteriores, por no hablar del único artículo que se sale de la temática, sobre una ley inglesa que se ocupaba del comercio de plumas.

Tan importantes como los textos de Claude Cahun son los dibujos que los acompañan, ya que son nada menos que de su compañera de tantos años, Suzanne Malherbe (Moore). Son dibujos de una finura sorprendente, en la mejor onda de la época: como señalan los prologuistas "sintetizan y simplifican las lecciones del japonismo, de los prerrafaelitas, de Gauguin y de los nabis". Por aquellos años aquellas matronas que aparecen en las maravillosas películas de Méliès (que por cierto yo acabo de rever en su totalidad: ¡rever para creer!), que aún serían el modelo ridículo de la República española, por ejemplo, concitando las iras de un Agustín Espinosa, han dejado pasar a las bellezas estilizadas y más libres que ya se impondrán en los años 20.

Claude Cahun, Autorretrato, 1939

Esta noticia de una publicación que es una joya (¡kohinoor!, como decía Toyen) me vale para señalar aquí un trabajo estupendo que ha publicado hace un mes Xesús González Gómez, de quien en más de una ocasión hemos hablado aquí, al tratarse de uno de los más serios conocedores del surrealismo que hay en este país de bachilleres sansones carrascos. Un formidable palo de traca a una de esas biografías que victiman a grandes figuras, y que vale como crítica a todas ellas. ¡A no perder! 

domingo, 18 de diciembre de 2022

Los surrealistas neerlandeses

Rik Lina ha elaborado este documento en que aparecen todos los surrealistas neerlandeses con los que él se ha encontrado, junto a otros compañeros de ruta cercanos al surrealismo.

El surrealismo ha tenido una proyección muy intensa en los Países Bajos, debiendo añadirse, si se quisiera hacer un inventario completo (lo que no es el caso), otros nombres como Willem van Leusden, Chris van Geel, Eugene Brands, Gertrude Pape, C. Buddingh, Jack van der Meulen, Jose de Haan o Bastiaan van der Velden. Rik Lina no incluye a su compañero de armas Dave Bobroske, nacido en Vancouver como Corneille en Bélgica; en cuanto a Hendrik Cramer, sí que nacido en Holanda pero a quien él no pudo conocer, ha quedado asociado a París y Le Grand Jeu.

Rik Lina, Le vin nouveau, 2001

Nuevos avatares de "lo uno en lo otro"

Un grupo de amigos brasileños (Gabriel Rodrigues, Rhuan F. dos Santos, Natan Schäfer, Gustavo Scherbaty, Jasmina Schmidt y Gustavo Scherbaty) reactivan el último de los grandes juegos surrealistas de la era Breton con una variante, la "variante Penha".

Da cuenta de ello una diminuta publicación no venal, ilustrada y de encuadernación manual, de la Contravento Editorial, a cargo de Natan Schäfer, quien hace la presentación y traduce el texto clásico bretoniano, antes de que los ejemplos del juego sean mostrados.

Toyen, Lo uno en lo otro (1965)

jueves, 15 de diciembre de 2022

Los confines lejanos de Jorge Camacho

Hoy entono un mea culpa por un extraño despiste cuando realicé la semblanza del gran Jorge Camacho en Caleidoscopio surrealista. Mientras manejaba algunas pequeñas publicaciones incluso recónditas, se me escapaba la principal monografía sobre su obra, que es la de Anne Tronche, aparecida en 2004 en las Éditions Palatines y titulada Jorge Camacho. Vue imprenable. Confines lejanos, ya que se trata de un libro bilingüe.

Son casi 300 páginas de un libro en capa dura y estuchado, provisto de numerosas ilustraciones en color, en fin, lo que llaman los franceses un "beau livre". Anne Tronche, que es sin duda una crítica de arte excepcional (con muchos estudios en su haber) explora en profundidad la obra completa de Camacho. Solo hubiéramos disfrutado más con más reproducciones, al menos las de todas aquellas obras del artista a que ella va haciendo referencia a lo largo de su estudio tan jugoso. Al final hay una cronología biográfica muy extensa y detallada. De Camacho aún aparecerían dos grandes publicaciones póstumas: la de los Bocetos en 2012 y la de Semen-contra suivi de Harr en 2019 (y entre 2004 y la fecha de su muerte, el ensayo El erotismo profanatorio de la Santa Ana de Leonardo). Urge, desde luego, dedicarle una gran retrospectiva. Esperemos que se haga algún día, de carácter internacional... y otra en Cuba.

Jorge Camacho participó en las jornadas de "Surrealismo Siglo 21" que tuvieron lugar en la isla de Tenerife en el año 2006. Fue cuando lo conocí, quedándome deslumbrado por su manera de ser tan sencilla y tan abierta. Era un encanto absoluto de persona, muy simple, muy sereno, muy curioso de todo lo que iba observando en aquellos parajes que para los surrealistas siempre han estado asociados a la estancia de Breton. Impresionaba que fuera así uno de los artistas más complejos y singulares del siglo XX, el siglo de la liberación total del arte, en que desde luego no faltaron figuras originales, radicales, indagadoras de todos los abismos. Aprovecho, así, esta nota, para homenajear a Jorge Camacho con algunas fotografías de su estancia canaria, aunque les antepongo esta, que me parece poco o nada conocida y me envió Margarita Camacho (otra persona deliciosa), con quien, como con Jorge, mantuve relación epistolar tras aquella estancia. Es de 1967, cuando la exposición "Historia de K" (Kafka, por supuesto) y en ella tenemos nada menos que a Lezama Lima junto al matrimonio Camacho y Reinaldo Arenas; en la mano, Camacho tiene Paradiso:

La siguiente la saqué yo el día que fuimos a las playas de Taganana, y junto a Camacho aparecen Margarita, Georges Sebbag, el poeta canario Isidro Hernández, Fátima Roque, Sergio Lima, la ceramista brasileña Célia Cymbalista y Monique Sebbag. 


La malograda Fátima Roque realizó muchas fotos de Jorge Camacho, entre las cuales estas tres, la primera con el Roque Negro de la cordillera de Anaga:




Cierro esta nota con la reproducción del escrito muy interesante de Jorge Camacho que fue su comunicación al congreso, ya que, incluida en su catálogo, será desconocida para muchos:

Hirshfield, Hopper

Morris Hirshfield, American Beauty, 1942 

En 1941 se encuentra André Breton en Nueva York (bastante a disgusto, y no era para menos en tan espantosa ciudad), cuando Charles-Henri Ford lo  entrevista. A la pregunta sobre el arte en aquellas circunstancias de horror bélico y ascensión de las atrocidades, Breton vuelve los ojos hacia Eros y poner dos ejemplos que hoy traemos a colación:

"Como ocurre siempre en las épocas en que socialmente la vida humana casi no tiene precio, creo que es preciso saber leer y ver por los ojos de Eros; de Eros, a quien incumbe restablecer, en el tiempo que está al llegar, el equilibrio roto en provecho de la muerte. No creo que haya nada que resista tanto esta prueba como dos cuadros elegidos a una gran distancia uno de otro, al margen del surrealismo: New York Movie de Edward Hopper y el retrato de su hija por Hirshfield. La hermosa hija perdida en su sueño al margen de lo que ocurre monótonamente a los demás, la pesada columna mítica, las tres lámparas de New York Movie, aparecen impregnadas de un significado simbólico que busca una salida en la escalera con cortinas. Es interesante que también sea entre cortinas, una de ellas levantada, la otra que se separa por sí misma, como se nos ofrece el desnudo de Hirshfield, en la luz única de escena de prestidigitación que ha sido captada por este artista, el primer pintor puramente mediúmnico. El intervalo de las cortinas, en el cual se inserta la figura, describe incluso en esta pintura un admirable vaso griego, de una virtud paranoica más inquietante que lo que la moda toma de prestado de las adivinanzas infantiles: búsquese al cazador (o a Voltaire). Creo que una cortina medio descorrida ha influido mucho en la atracción que ha ejercido siempre en mí el cuadro más 1914 de Chirico: El cerebro del niño (al entreverlo en un escaparate de la rue La Boétie, una fuerza irresistible me impulsó a descender del autobús para poder contemplarlo). Creo que en un período de crisis externa grave, visible o no, esa cortina que expresa la necesidad del paso de una época a otra, en toda obra que está capacitada para afrontar la óptica de mañana, debe señalar su presencia de una u otra forma".

Se llegó a pensar si el cuadro de Hirshfield al que se refería Breton era el reproducido en El surrealismo y la pintura (American Beauty), pero no, se trata de este en que lo vemos rodeado por Leonora, Breton, Max Ernst y Marcel Duchamp, cuando la exposición del año siguiente, "News Papers of Surrealism":


Morris Hirshfield,
Desnudo en la ventana
(Noche cálida de julio)
, 1941

Esto, a propósito de una gran exposición, con catálogo, en torno a este gran singular del arte. Y llamemos la atención sobre la posibilidad que se ofrece de acceder a todo el contenido del muy cotizado catálogo de First Papers of Surrealism.

En cuanto al cuadro de Hopper, artista cuya grandeza desde 1941 no ha hecho sino acrecentarse, es suficientemente conocido, pero aquí está, siempre bienvenido: