“Cuaderno de viaje interior” es
el título de esta exposición actual de Katerina Pinosová, figura central del surrealismo checo y eslovaco.
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“Por un lado, hay una sociedad
que corre en dirección a la aniquilación crítica y moral, por el otro hay
artistas que no se interesan por la realización de obras que puedan suscitar
interés, emoción, compromiso, que puedan modificar el comportamiento y el
pensamiento humano. Así es como se crea un vacío que debe ser colmado con los sucedáneos
de la sociedad del espectáculo, del narcisismo y de las imágenes, donde la
fotografía triunfa”.
Suzel Ania y Lucques Trigaut son
otras dos artistas maravillosas que sí que se interesan por la realización de
obras como las que defendía Enrico Baj en 2003, de obras con “aura”, aún
habitadas por el viejo analogon, por la vieja analogía (Discours sur
l’horreur de l’art). Esta exposición de collages, titulada “Pot de colle”,
tiene lugar hasta el 14 de marzo en la galería de Bruselas Quadri, siempre
abierta al surrealismo. Hay, como se ve, piezas también de Anne Éthuin y de Marcel
Mariën.
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Sobre el inolvidable Jorge
Camacho:
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El pasado año tuvieron lugar dos
importantes exposiciones no citadas en “Surrealismo internacional”. Una fue
sobre Delvaux, “Le rêveur eveillé”, en el museo Cantini, con catálogo de 171
páginas. La otra sobre Niki de Saint-Phalle, en el Grand Palais, con un
catálogo de 367 páginas. Delvaux es una figura muy discutida dentro del propio
surrealismo, mientras que en la
encrucijada del surrealismo, el expresionismo y el pop art vio René Passeron a
la muy lúdica Niki, que por lo primero merece sin duda ser celebrada, y a la
que José Pierre dedicó una nota en el n. 3 de La Brèche hablando de su
“mirada azul”; sus “cuadros sorpresa” y su jardín del tarot en Toscana no
pueden dejar indiferente al surrealismo.
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El catálogo de la exposición sobre el surrealismo en La Louvière,
homenaje al primer grupo surrealista aparecido en provincia, es una delicia,
que Xavier Canonne, el mejor conocedor del surrealismo belga, ha organizado en
forma de abecedario. Contiene muchas reproducciones, en color la mayoría y
algunas muy poco conocidas. Hay curiosidades notables, como una carta de André
Breton a Achile Chavée de 1962 y una de las hojas Vendonah de Tom Gutt,
haciendo una disección del recién académico Jean Paulhan y desmintiendo la
noticia de la muerte de Jean Cocteau:
“Cocteau no ha muerto, no morirá jamás, no acaba de morir. Que se diga
claramente: él no ha vivido nunca. Cocteau no existe. ¿Qué nos están contando
de su cuerpo? Muerto o vivo, Cocteau no ilustra más que la nada”.
En la entrada que se dedica a la exposición surrealista de La Louvière
en 1935, se dice que fue “la primera exposición surrealista en el mundo según
algunos”, enorme disparate (¿quiénes son esos algunos?) que el propio Canonne
corrige, pero solo para apuntar la de 1925 en París y la de Bruselas en el
mismo año de 1935, cuando hay unas cuantas más, y si el prestigio de los
nombres presentes impresiona, no menos lo hace la de Tenerife, celebrada medio
año antes. Por otro lado, como de costumbre en este estudioso, se soslaya la
cuestión del siniestro estalinismo de los Nougé, Chavée, Scutenaire, Mariën,
etc. En fin, por anotar la tercera puntualización a un conjunto de resto irreprochable,
el capítulo cronológico, a partir de 1967, solo ofrece efemérides fúnebres,
como si desde esa fecha la historia del surrealismo en Bélgica se compusiera
solo de una larga lista de defunciones.
El surrealismo en Bélgica: una larga y apasionante aventura que, aunque carezca ya de dimensión colectiva, continúa agitándose en la actividad de grandes figuras como Jacques Lacomblez, Jacques Zimmermann o Lucques Trigaut.
El surrealismo en Bélgica: una larga y apasionante aventura que, aunque carezca ya de dimensión colectiva, continúa agitándose en la actividad de grandes figuras como Jacques Lacomblez, Jacques Zimmermann o Lucques Trigaut.