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miércoles, 28 de diciembre de 2011
“Anthony Earnshaw. The Imp of Surrealism”
Este es el título de un libro que no puede faltar en una buena biblioteca surrealista. El título del libro esencial sobre una figura incomparable de la aventura surrealista.
Nacido en 1924 en Ilkley, New Yorkshire, Earnshaw es un hombre de Leeds, a donde se traslada su familia en 1934, un año después de que la visión de King Kong impactara profundamente su espíritu infantil. Decisivo es en 1938 su descubrimiento del jazz, que, con el anarquismo y el surrealismo, revelados ya en los años 40, conforma el triángulo incandescente de su vitalidad por el resto de sus días. En 1947 ha iniciado su amistad con otro singular: Georges Melly, ya inmerso en el surrealismo, y es entonces cuando Earnshaw comienza a hacer dibujos y collages. En 1967, participa en la exposición de Exeter “The Enchanted Domaine”, organizada por el motor del surrealismo británico, John Lyle, en cuya revista TransformaCtion colabora desde el 68. En 1995, viajando a París con Stephen Clark y Ken Cox, visita las tumbas de Breton y Péret. Le quedaban seis años de vida.
Edita el libro, y lo prologa, Les Coleman. A lo largo de cerca de 200 páginas, perfectamente ilustradas, diferentes trabajos, sin ningún lunar, pasan revista a una obra tan rica como variopinta: cajas, dibujos, comics, novelas, pinturas, aforismos, alfabetos, y todo ello sin las repeticiones tan frecuentes en tantos “grandes artistas”. Hay además, en Tony Earnshaw, todo un arte de vivir, porque de la conjunción citada no se puede esperar otra cosa. Su anarquismo tiene como trasfondo la explotación obrera de Leeds, el nazismo, la bomba atómica. Su jazz es el hot jazz, desde las grabaciones pioneras de Armstrong y con una fuerte impronta de blues (Bessie a la cabeza) y de New Orleans. El surrealismo le permitió hermanar libertad, imaginación y poesía, de un modo que nos hace pensar en Ted Joans.
Lo grande de este libro es permitirnos poseer por fin una visión plena de una figura que sabíamos esencial pero que solo conocíamos fragmentariamente. Michel Remy, el principal conocedor del surrealismo británico, traza una semblanza en el primer trabajo, “El surrealista contagioso”, señalando –y concordamos– que Earnshaw hubiera sido incluido por Breton en la Antología del humor negro. También, que las aventuras de Musrum y de Christmas evocan las creaciones poéticas de Breton y Péret, o, en el surrealismo inglés, de Hugh Sykes Davies y de Ithell Colquhoun.
Sigue el testimonio de su última compañera, Gail Earnshaw, quien evoca la importancia de su amistad con Melly –que además se convirtió en un entusiasta, comprándole muchas obras– y con Patrick Hughes.
La crítica Dawn Ades aborda luego algunos de sus cuadros, que comenta con acierto. Una declaración del artista deja claro que el cubismo y el futurismo enseñados en las academias nunca lo hubieran hecho interesarse por la pintura, a diferencia del surrealismo: “El surrealismo es un espíritu de rebelión, que se expresa con humor, dando un palmo de narices, desbaratándolo todo para criticar la civilización occidental con toda su arrogancia”.
Michael Richardson se ocupa de las novelas, Musrum y Wintersol. A Musrum lo ve como un pariente del Dr. Faustroll, siendo su novela una novela de aforismos, una “anti-historia”, más espontánea en conjunto que Wintersol. Estos libros, como el cómic Wokker, los hizo Earnshaw en colaboración con Eric Thacker, algo que resulta sorprendente, ya que este, aparte apasionado del blues y el jazz, era... un pastor protestante. Yo tenía noticias de él como crítico de jazz, conocedor sin duda, aunque a mucha distancia de los grandes (Martin Williams, Dan Morgenstern, Gunther Schuller). En cuanto a lo de la pastoricia, Thacker era su amigo desde la infancia, y a no dudarlo Earnshaw no es de aquellos anarquistas que se fotografiaban muy felices pegándoles un tiro en la cabeza a unos curas descerebrados durante la guerra de España.
George Hardie aborda los alfabetos de Earnshaw, uno de sus títulos de gloria, y analiza la mecánica creativa de las diferentes letras. Michel Remy habla de una “revuelta de las letras contra la apariencia estereotipada dada e impuesta por los diccionarios, por los hábitos mentales repetitivos, y la consiguiente pérdida de poderes imaginativos”. De los 8 alfabetos secretos, se reproduce en este trabajo de Hardie un ejemplo de cada letra.
Uno de sus buenos amigos, Paul Hammond, analiza el libro de dibujos de 1973 On 25 poses, “trabajo de umoralismo, en el sentido de Jacques Vaché”, mostrando cómo se vale de la blasfemia, el erotismo y el enigma para socavar la moral tradicional. Hammond advierte en estos dibujos relaciones con los plintos de Chirico y con los dibujos que Blake hizo para los Pensamientos nocturnos de Young.
Con Roger Sabin entramos en el mundo de una de las grandes creaciones earnsháwicas: los cómics de Wokker, cuyo gran antecedente es sin duda Krazy Kat, pero que tal es su originalidad que resultan inclasificables en la ortodoxia del cómic, aparte estar hechos por no profesionales. Es más, ninguna historia del cómic los cita, ni pertenecen siquiera al movimiento underground del cómic –a lo que pertenecen es al Surrealismo y al Anarquismo. Y no olvidemos, junto al extraordinario personaje de Wokker, a otra creación insólita de otro surrealista: el Flook que lanzó Georges Melly en la prensa de los años 60. Al principio, Wokker no tenía ruedas ni orejas, que luego se le añadieron. Thacker fue cansándose de él, pero no Earnshaw, que siguió fiel a este personaje de órdago, revolucionario maestro del surrealismo y del absurdo.
Jean Heartfield y Patrick Hugues se encargan de los objetos y las cajas, para los que el artista se valía de los detritus de la civilización industrial. Earnshaw quería distinguirse nítidamente de Cornell, quien solo ponía en sus cajas objetos encontrados, y con un sentimiento de melancolía al que el poeta de Leeds es ajeno. Sus cajas son ante todo provocadoras, corrosivas, y para Heartfield y Hughes suponen “su apoteosis”. Comentan con agudeza varias, entre ellas La novia con sus solteros, de nuevo: después de Marcel Duchamp y Mariën en cachette, lo que vale para recordarnos que Earnshaw aparece en la segunda época de Les Lèvres Nues, y que incluso visitó a Mariën en 1984, junto a Hughes y Coleman. Este y Chris Vine comentan más obras de Earnshaw en los últimos trabajos del libro.
Aún The Imp of Surrealism nos brinda algunas sorpresas. La primera es una miscelánea de anécdotas y recuerdos en que destacan los testimonios de Hughes, Hammond, Coleman y Glen Baxter, este evocando su estudio, cueva de Aladino repleta de objetos, cajas y collages a la espera del toque final que los convirtiera en “una pieza de misterio y maravilla”. Es en este apartado donde se reproducen el Retrato de Benjamin Péret (1990), con su monóculo y su pajarita, y el homenaje a André Breton La luz que dejará de apagarse (1989):
El segundo bonus es una antología de escritos y aforismos (sobre el mar, sobre el rey Neptuno, sobre las esquinas).
Y el tercero, una entrevista cojonuda para la radio en 1987, y que redondea un libro que es una verdadera maravilla.
“La idea de rebelión y de una manera diferente de ver la vida ha estado siempre en mí”.
“El surrealismo venía a ser para mí el hogar. Estaba por fin entre amigos, después de haberme pasado la vida en una tierra extraña. El hechizo de entonces permanece como un diablillo que embruja mi vida hasta el presente”.
“¡Abajo las estalactitas! ¡Arriba las estalagmitas!”
Théodore Brauner
Figura muy singular es el fotógrafo Théodore Brauner, sobre quien el pasado 24 de diciembre se cerraba una triple exposición, compuesta por un total de 60 obras. El trío lo formaban las máscaras, los “solarfijos” y las imágenes del “visitante nocturno”, a todas las cuales se refiere Edouard Jaguer en su fundamental Les mystères de la chambre noire. Una publicación de las ediciones Le Minotaure ha acompañado esta muestra.
Recordemos que los “solarfijos” y las máscaras fueron objeto de un pequeño catálogo en 2001 de las galerías neoyorquinas Ubu y Janos Gat. Faltaba pues volver sobre el “visitante nocturno”.
Aún es posible obtener vía Iberlibro algún ejemplar barato de Silent visitor, insólito libro surrealista de fotos y textos, que Brauner publicó en Nueva York en 1962. En él nos refiere cómo, en el apartamento de Tel Aviv donde residía, por la noche desaparecían los plátanos que tenía en una cesta de la cocina, solo restando las cáscaras. Intrigado, consigue descubrir, por un artilugio fotográfico, el misterio. Se trataba al fin de un murciélago que entraba por la ventana siempre abierta. Los que verían estas fotos, pensaron que era el resultado de un truco fotográfico, e incluso el linotipista que imprimió el libro le alabó tanta imaginación. Asesorado por un especialista en la materia, advierte en una de las fotos que el murciélago es una hembra que viaja con su cría, para la que necesitaba este alimento.
Brauner no se queda en esto, sino que busca averiguar de dónde procede el animal. Y resulta ser un pozo abandonado, donde viven cientos de murciélagos. Los fotografía con todo sigilo en sus bizarras posiciones, sin que ellos, pese a abrir los ojos, tomen miedo de él. Es más hasta le parece que les gusta la visita y que actúan para él.
El libro concluye con unos comentarios científicos sobre los murciélagos, así como un repaso a los mitos, leyendas y creencias sobre ellos.
La experiencia es fascinante, y las fotos –16 en total– impresionantes.
Zuca Sardan ilustra a la Monja Portuguesa
Hay infinidad de ediciones de las cartas de la Monja de Beja, Sor Mariana Alcoforado, pero ninguna como esta que acaba de aparecer en Tenerife, en las ediciones de La Página. Y es que, junto a la traducción al castellano, obra de Domingo-Luis Hernández, hay un suculento festín de imágenes (unas 40) de Zuca Sardan en el estilo de maestro del umor que le es propio e intransferible. El libro, de capa dura y pequeñas dimensiones, es una joya. Claro que de Guilleragues y el militar galo no resta nada, y todo el mérito va para Sor Mariana y para el maestro Zuca, quien sin duda, de haber merodeado por la época, hubiera sustituido de inmediato al tonto capitán en los favores de la apasionada monja, que recordemos tanto cautivó a los surrealistas (es, como sabemos, una de las figuras del Juego de Marsella: la Sirena del Amor, dibujada por André Masson).
Loup-garou
Aunque aparecido en primavera de 2010, queremos reseñar este n. 1 de Loup-garou, magazín de La Belle Inutile. Al igual que ocurre con L’Or aux 13 îles, se trata de una publicación muy densa y muy bella.
La portada (“Spider-eye”) es de Richard Misiano-Genovese, quien también colabora con dos piezas de la serie “Women-Feathers”, con magníficas fotos eróticas y con notas sobre sus “excavaciones” y sus “collages automatizados”. Misiano-Genovese, nacido en 1947, es un muy interesante collagista, fotógrafo, pintor y teórico, afirmador del surrealismo, que sin duda debió llevar una entrada en Caleidoscopio surrealista. Intenso experimentador, suma a las formas señaladas las “Altered Lithograps” y los “Excavation Collages”.
La contraportada (“Black Sun”) es del gran J. Karl Bogartte, quien escribe “Una vaga y turbadora noche de pararrayos”. Y como va de pararrayos, aquí tenemos un largo fragmento del poema homónimo de Alejandro Puga traducido al francés. De Puga hay asimismo collages, el poema “Bellas horas en las que se inspira” y una colaboración con Genovese.
Hay que resaltar los varios textos ensayísticos de Pierre Petiot, nunca menos que sugestivos: “Paseos alquímicos”, “La moral tiene la vista corta” (dedicado a Sade), “Vivir a la altura de las imágenes”, “Malestar en la civilización” y una nota sobre los “Dreamscapes” de Zazie. Una frase de despertar –“Entre sol blanco y medusa”– da pie a unas poéticas líneas.
Otro nombre destacado en esta revista sin director es Jean-Pierre Depétris, que presenta la novela surrealista de Bogartte Antibodies y da muestras de sus propias fotos y dibujos. Y hay, además, fotos, objetos y collages de Dave Hornor, Uly Paya, Daniel C. Boyer, Jack Anderson (quien comenta un montaje suyo), Ribitch. En suma, otra muestra de la pujanza del surrealismo “y sus cercanías” en los tiempos actuales. ¿Para cuándo un número segundo?
Más “Encontros” Cesariny
Dábamos hace siete días la noticia de los III Encontros Mário Cesariny de Famalicão, y ya nos llega el programa, no de los IV, sino de los V Encontros... Han tenido lugar a mitad de diciembre, e incluyeron como eventos más destacados la inauguración de la exposición “Visto a esta luz”, que estará abierta hasta el 30 de marzo de 2012, y el lanzamiento de dos publicaciones: el Caderno 10 del Centro de Estudos do Surrealismo: 11 poemas líricos de exaltação e o folhetim, de António Pedro, presentado por Perfecto E. Cuadrado, y Estilhaços & Cesariny, libro/cd de Manuel Rosa, en Assirio & Alvim.
Sí aprovechamos para iniciar la reproducción de las hojas Noa-Noa que Cesariny hizo y repartió en 1989. Son en total 12, faltándonos un número, que debe ser el quinto. Al principio no los numeraba, por lo que este puede ser o no el primero. Deduzco lo sea porque la tirada es de 60 ejemplares y los demás son de 50. La siguiente edición, anunciada debajo, no existe.
Cirlot revisitado
La editorial Siruela, con el primor que la caracteriza, ha publicado el libro Juan Eduardo Cirlot. La habitación imaginaria. Lujosamente ilustrado, y lleno de textos del poeta, la edición ha estado a cargo de un especialista de Cirlot, Enrique Granell, que presenta el libro y cada uno de sus apartados, de modo siempre serio y certero. Este volumen acompaña una exposición que tiene lugar en Barcelona hasta el 15 de enero de 2012.
Se divide el libro en tres capítulos: “La habitación imaginaria”, “Geografías imaginarias” y “Mujeres imaginarias”. En el primero tienen espacio las célebres espadas cirlotianas, los sueños y las ferias y atracciones que tanto le gustaban.
La geografía imaginaria la componen Egipto, Cartago, Roma, África (de curiosas conexiones arquitectónicas con el arte de Gaudí) y Carcassonne en tanto capital cátara.
Siete, como las espadas, son las siete mujeres imaginarias de Cirlot. La primera es Natalia Mirskaya, bailarina que vio en Barcelona allá por los principios de los años 40. La segunda es Izé Kranile, nombre-detonante que le dio Carlos Edmundo de Ory, tomado de una novela de Jean Lorrain. La tercera es Susan Lenox, personaje encarnado en 1931 por Greta Garbo y que le inspiró un gran poema mítico. Sigue Lilith, protagonista de un poema de 1949 cuya segunda edición, con grabados de Tapies y Cuixart, fue dedicada a André Breton, a quien acababa de conocer. En quinto lugar está “la dama de Vallcarca”, de cuyo poema escrito en 1956 dijo Cirlot que era “lo mejor que un español ha escrito en ortodoxo surrealismo”. Como estamos en el auge de su relación con los surrealistas, no extraña que se inserte aquí su respuesta a la encuesta bretoniana del arte mágico. Breton le enviará el ejemplar de L’art magique con esta dedicatoria: “À mon très cher ami Juan Eduardo Cirlot «les sept épées hors du fourreau»”. En el n. 1 de Le Surréalisme, même se acababa de publicar la “Carta de Barcelona”, con la foto de Cirlot y sus siete espadas, lo que hizo a Breton pensar en el poema así titulado de Apollinaire. Pero hay más: al año siguiente, al prepararse la exposición de Toyen con su serie de estiradas figuras femeninas, Georges Goldfayn sugiere titular así la serie de su amiga, que era además una entusiasta de Apollinaire.
En el sexto lugar de esta galería femenina, tenemos, génesis de su poesía permutatoria, a Bronwyn, personaje encarnado por la más bien sosa Rosemary Forsyth en la película de 1965 El señor de la guerra (que contaba como protagonista principal con un lamentable Charlton Heston). La poesía permutatoria continúa en la poesía que inspira la actriz Inger Stevens, por su interpretación en el western de Phil Karlson La cabalgata de los malditos. Estamos en 1970, cuando, coincidiendo con la visión por el poeta de esta película tres años anterior, tiene lugar el suicidio de la bella actriz. Escribe Enrique Granell que, entonces, “la poesía, la música, la pintura, la mujer espectral y su muerte, se aparecen juntas, a un tiempo, en la habitación imaginaria del poeta Juan Eduardo Cirlot, protegida por esa reja de espadas llameantes”. Al inicio de este capítulo de mujeres imaginarias también nos decía: “La mayoría de los mitos femeninos de Cirlot nacen en un escenario, en la pantalla de un cine, en los barrios alejados de la ciudad escogidos por su nombre o por quien habitó en ellos, en recuerdos de tabernas ruidosas. Luego crecen y toman cuerpo poético en la habitación imaginaria del poeta, a la luz de una vela que se refleja en las afiladas hojas de sus espadas”.
Breves
Del 6 de enero al 19 de febrero de 2012 tendrá lugar una importante exposición surrealista en Pensilvania: “Surrealism in 2012: Toward the world of the Fifth Sun”, dedicada a Franklin Rosemont y celebrando el solsticio de invierno de ese año, “inicio del ciclo 14 del calendario maya y quinto renacimiento de nuestro sol”. De sumo interés es el enlace de este rico evento:
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Mattias Forshage, figura central del grupo surrealista sueco, publicará una novela en febrero, a la vez que se realizará una exposición de sus cajas. Algo más tarde, se espera de él un libro basado en la historia del grupo de Estocolmo. Por su parte, John Anderssen y Niklas Nenzén expusieron hace unas pocas semanas. Este grupo surrealista continúa live & well, y con una excelente página llena de enlaces fiables: http://www.surrealistgruppen.org
miércoles, 21 de diciembre de 2011
Navidad
Llegan las fiestas religioso-comerciales de la cristiandad, y siempre se pone de actualidad este magnífico dibujo que la artista surrealista Toyen hizo en diciembre de 1951, o sea hace ya 60 años. En el original, la aureola era amarilla y la inscripción violeta.
Algunos surrealistas colocaron copias en aquella navidad de 1951 sobre los muros de la iglesia parisina de Saint-Sulpice. Nosotros ahora lo colgamos en la red universal.
Cesariny forever
En la Fundação Cupertino de Miranda han tenido lugar los terceros Encuentros Mário Cesariny, con un programa como de costumbre muy dinámico.
En esta edición, hemos de destacar una exposición de su correspondencia, otra de fotos de Fernando Lemos, la exhibición de cinco películas de Carlos Calvet, la mesa redonda en la que participaron, entre otros, Fernando Lemos, Enrique Carlón y el coordinador del Centro de Estudos do Surrealismo, Perfecto E. Cuadrado, la publicación por Assírio & Alvim (la editora de las obras del poeta) del libro De Mário Cesariny para Artur Manuel do Cruzeiro Seixas y, por último la de las cartas dirigidas al poeta español Enrique Carlón.
Como ya anunciamos, próximamente publicaremos en este blog los Noa-Noas del Maestro, con uno inédito a partir de dos fotos nuestras. Como aperitivo, aquí va esta pieza de humor hecha a partir de una postal del Golfo de Lanzarote, que me envió a fines de los años 70.
Gérard Vulliamy
El Musée des Beaux-Arts et d’Archéologie de Besançon, siempre de la mano de su director, Emmanuel Guigon, inauguró el 9 de diciembre (con duración hasta el 2 de abril), una exposición de los dibujos surrealistas de Gérard Vulliamy, exposición que va de 1930 a 1947. A la vez, tiene lugar una gran exposición sobre Grandville, quien, sin ser una referencia mayor del surrealismo (incluso Jean-Louis Bédouin rechazó su “búsqueda de lo bizarro por lo bizarro”), ha interesado a algunos surrealistas.
Un poema de Joël Gayraud
Cuando hicimos la nota sobre los Cahiers de l’umbo, carecíamos aún de una de las bellas publicaciones de la colección, el poema Clairière du rêve de Joël Gayraud.
Autor del libro ensayístico La peau de l’ombre y componente del grupo surrealista parisino, Joël Gayraud es también un indagador del mundo onírico. En los versos de este extenso poema, firmado en los Jardines de Bomarzo el 12 de agosto de 2008, el poeta es un viajero que atraviesa el mundo de los dioses paganos, desde el lindero del bosque sagrado donde lo acogen dos esfinges que “abren la esclusa al pensamiento” hasta el lecho de Proserpina, la reina del mundo de las sombras. Las estaciones de este viaje están llenas de transmutaciones, hasta que en la última “el oso que sostiene la rosa” reconoce “el poder del espíritu unido a la carne”. Cuatro inquietantes imágenes de Jean-Pierre Paraggio, como emanadas, con sus picos y sus ojos, de las aves que fotografió Pierre Bérenger, acompañan el poema. Imágenes muy características del trabajo de este artista.
Adiós a “Trois cerises et une sardine”
El precioso boletín Trois cerises et une sardine, publicado por la Association des Amis de Benjamin Péret à Paris, cierra su periplo, presto a convertirse en unos enjundiosos Cahiers Benjamin Péret, que tendrán aparición anual.
De noviembre de 1995 a noviembre de 2011, han cumplido una misión invalorable, informando de todo lo relativo al gran poeta, y aportando material del máximo interés.
En este último número, Lucien Logette hace una extensa reseña de L’invention du monde, la película de 1952 realizada por Bédouin y Zimbacca y comentada por Péret. Es una pena que no haya subtítulos, como lo era que la publicación de las imágenes en el maravilloso libro editado por Arturo Schwarz llevara los textos en italiano solo. Esta película excepcional, e imprescindible en una filmoteca surrealista, va acompañada del corto de Zimbacca Ni d’Eve ni d’Adam (1969), donde aparece Jean Benoît con su vestido de Sargento Bertrand, y de sendas entrevistas al propio Zimbacca y a André Breton (1960). Ha publicado el conjunto Choses Vues, como entrega primera de una serie titulada “Les surrealistes et le cinéma”. El dvd se obtiene también, y más barato, a través de la Association.
A continuación, Dominique Rabourdin, siempre fino y certero, evoca a Michel Boujut, personalidad ejemplar, para quien “el surrealismo no ha dejado nunca de ser una referencia y una moral”, y amigo tanto de Péret como de Breton. A Péret le dedicó este bello poema, firmado el 24 de septiembre de 1959:
“Je voulais écrire à Benjamin Péret
17 rue Gramme Paris XVe
Cassette de soleil
fruit de volcan
île volante
Mais André Breton son vase communicant
qui sait où commence la tempête
a noté furtivement
pour cacher sa détresse
«Hier soir
mon vieil ami
est mort».
Je n’écrirai pas à Benjamin Péret
qui dort dans les pierres
et mène le grand jeu.”
El propio Dominique Rabourdin evoca brevemente a Leonora Carrington, y por último Jérôme Duwa y Gérard Roche nos hacen la boca agua anunciándonos el primer número de los Cahiers, que llevará, entre otras cosas, un artículo de Claude Courtot de título “Benjamin Péret y el romanticismo alemán”, la correspondencia Péret-Mabille y un poema inédito de Alejandro Puga en homenaje a Péret.
Como ha ocurrido con Trois cerises et une sardine, los Cahiers Benjamin Péret serán, sin lugar a dudas, como indican Duwa y Roche, “el más seguro antídoto contra la miseria intelectual de nuestro tiempo”.
Recordemos la página de la asociación: http://www.benjamin-peret.org
“La perla”, guión de Georges Hugnet
Hablábamos hace un par de semanas de la colección Avant-garde 1927-1937, que acaba de publicar la Cinemateca belga, en dos dvds, señalando la presencia de dos piezas maestras del cine surrealista: “Mr. Fantômas” y “La perle”. Esta segunda la dirigió Henri d’Ursel, y es una delicia de película, aunque Ado Kyrou la menospreciara a causa de las posiciones antisurrealistas en que había desembocado Georges Hugnet (y que culminarían en los ataques a Péret poco después de muerto este). Pero en el año 1929, Hugnet se abría al surrealismo, del que iba a ser durante unos años un componente notable, y su película se sitúa en las proximidades de Un perro andaluz, con la que dialoga en no pocos momentos.
Es muy interesante ver la película cotejándola con el guión de Hugnet, pp. 17-27 de Pleins et déliés, ya que, por una parte, nos hace advertir detalles que se nos pueden escapar e intenciones poco evidentes del autor, y, por otra, presenta pequeñas discrepancias con la plasmación fílmica.
En unas indicaciones preliminares, Hugnet deja claro que la película “aspira a situar la poesía del cine” y que “su movimiento reacciona contra el filme de arte, sea de vanguardia o no”, ambas posturas estrictamente surrealistas, incluso insistiendo Hugnet en que “la acción representará aquí la negación permanente de toda belleza estética o intelectual”. Por otra parte, apela al estilo de Mack Sennett y, en lo referente al actor principal (él mismo), a “la impasibilidad de Buster Keaton”, lo que de nuevo nos recuerda la fascinación nunca desmentida del surrealismo por el slapstick.
Es una pena que la versión que ahora se nos presenta no haya seguido sus consejos por lo que respecta a la sonorización, entre los cuales la utilización de Trois petites pièces montées de Erik Satie para las secuencias de las musidorianas ladronas de hotel y la de Louis Armstrong (entonces en el apogeo de su lenguaje hot) para el periplo de la sonámbula. “No son sino ejemplos –concluye Hugnet–, pudiendo una escena de seducción llevar una puerta que cruje y el beso un redoble de tambor”.
El inicio, de carácter documental, hace pensar en el de La edad de oro. Sigue una fiesta imaginativa y erótica, con momentos inolvidables, como el de las bellas muchachas sentadas en los mostradores de la joyería, el del sueño criminal o todo el pasaje de las insinuantes ladronas, con dos de ellas jugando a los dados dentro de una bañera.
Anthony Earnshaw
Una publicación de la máxima relevancia acaba de aparecer en Inglaterra. Se trata de un precioso volumen sobre el surrealista de Leeds, Anthony Earnshaw. Dada su importancia, ya que gracias a este libro pasamos a tener una visión completa de esta figura mayor de la constelación surrealista, nos ocuparemos de Anthony Earnshaw. The Imp of Surrealism detenidamente el próximo miércoles.
Breves
En marzo del próximo año, el grupo surrealista checo y eslovaco realiza en Praga la exposición “Another air”, con colaboración internacional.
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A punto se encuentra el blog, muy interesante, del gran Stanislas Rodanski: http://stanislas-rodanski:blogspot.com/
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Ody Saban, muy interesante figura del grupo surrealista parisino, expone en la galería Publico de París.
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Heribert Becker ha traducido al alemán À la niche les glapisseurs de dieu!, y concluido un volumen similar a Surréalisme et athéisme de Guy Ducornet. También prepara un libro sobre la narración surrealista.
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De interés para todos los peretianos: http://www.benjamin-peret.org/documents/353-rencontre-avec-lassociation-des-amis-de-benjamin-peret-livrelire-decembbre-2011.htmlviernes, 16 de diciembre de 2011
Surrealismo y filosofía, por Georges Sebbag
Las ediciones Hermann anuncian para el 24 de enero de 2012 el lanzamiento de un libro que esperamos con impaciencia. Su título: Potence avec paratonnerre. Surréalisme et philosophie. Su autor: Georges Sebbag.
Sobre la materia, aparte el clásico de Ferdinand Alquié (Philosophie du surréalisme), hay un volumen de interés dispar: Surréalisme et philosophie, en las ediciones del centro Pompidou, 1992, colección “Espace international. Philosophie”; contaba con dos excelentes trabajos, uno de Gérard Legrand (“Breton y la inauguración filosófica del surrealismo”) y otro de Gérard Durozoi (“Los vasos comunicantes: Marx-Freud”).
Este libro de Georges Sebbag consta nada menos que de 676 páginas, y, aparte el interés de la cuestión, viene garantizado por ser obra no solo de uno de los mejores conocedores de André Breton y del surrealismo, sino de un ensayista de sólida base filosófica.
Adjuntamos la noticia editorial y el abono de suscripción. VER EN PDF
Ilustración: André Masson, “El río Heráclito”, 1940.
miércoles, 7 de diciembre de 2011
Rik Lina
Rik Lina desarrolla hace algunas décadas una de las obras más audaces del arte contemporáneo, en estrecha colaboración con otros navegantes del bajel surrealista. En 2009 se establece por temporadas junto al tormentoso océano portugués, concretamente en la pequeña población pesquera de Buarcos, protegida por la fascinante Serra da Boa Viagem, con su faro envuelto en la bruma, sus extraños molinos giratorios, sus huellas de dinosaurios y sus árboles renacidos de periódicos incendios.
Pero el periplo portugués de Rik Lina tiene viejas raíces. Ya en 1971, Mário Cesariny y Cruzeiro Seixas, figuras de proa del surrealismo lusitano, organizaban una exposición suya en la Galeria S. Mamede de Lisboa, siempre preocupada por la proyección artística del surrealismo y a la que se deben infinidad de pequeñas publicaciones que hoy son valiosísimas. En 1977 expone en Amsterdam con Cruzeiro Seixas, Raul Perez y el llorado Philip West. Se suceden las exposiciones con el grupo Phases (una de ellas, en 1978, de homenaje a António Maria Lisboa), hasta que, en 1984, su presencia es preceptiva en la gran exposición que Cesariny organizó en el Teatro Ibérico, y que originó un catálogo capital, lleno de textos y con el sello inconfundible del maestro. Esta exposición se tituló “Surrealismo y pintura fantástica”, pero por suerte puede quitársele sin problemas lo de “pintura fantástica” (había además mucho más que pintura, siendo como siempre imposible limitar el surrealismo a un solo medio expresivo).
Es naturalmente como Rik Lina se incorpora en 1994 a las exposiciones y a la colección de la Fundação Cupertino de Miranda (ese milagro acontecido en el norte de Portugal) y desde 2005 a las actividades organizadas por Miguel de Carvalho (otro prodigio que nadie esperaba, de proporciones insospechadas, con una actividad desbordante en la última década, que ha aglutinado a surrealistas de los más dispares y remotos lugares).
Desde 2004, Rik Lina ha participado en unos 20 eventos culturales que han tenido lugar en la geografía portuguesa, algunos verdaderamente detonantes, como las exposiciones de “Surrealismo actual” organizadas por Miguel de Carvalho.
En este otoño, Rik Lina ha realizado dos exposiciones en Portugal. La primera, en las Galerias Amadeo de Souza-Cardoso de Espinho, otra población oceánica del norte portugués, aunque ya cerca de Oporto. Del pequeño catálogo hemos traducido el texto que comenta el muy bello cuadro “Birdsong”, una breve pero densa y esencial declaración del artista sobre su poética y un poema de Miguel de Carvalho inspirado en otro bello cuadro: “Dance Medusa Dance”, escrito en el estudio holandés del artista. La segunda exposición ha tenido lugar en la Galeria Debout sur l’Oeuf del propio Miguel de Carvalho, en Coimbra, a dos pasos del antaño glorioso Zé Manel dos Ossos, cuartel general de mis tiempos conimbricenses. Esta exposición se titula “Leporellos & kakamonos” y también “Exposição Liana”. Las lianas de Lina: homenaje obligatorio a estas plantas inquietantes y fascinantes, por el poeta de las selvas tropicales (y de los arrecifes coralinos).
Actualmente, uno de los hogares más intensos del surrealismo se encuentra en el Cabo Mondego de Portugal, punto extremo de la Serra da Boa Viagem donde está el faro de 1858. Se trata de la Cabo Mondego Section of Portuguese Surrealism, a la que también pertenecen, aparte Rik Lina y Miguel de Carvalho, el poeta João Rasteiro y el artista Seixas Peixoto, más participantes ocasionales. Si hubiera sentido poético, el faro del Cabo Mondego debería ser la sede permanente de la Section. En tanto, esperemos por las nuevas señales que desde aquel rincón asomado al Atlántico nos puedan llegar.
La pintura de Rik Lina, bella como el crecimiento de las lianas en la noche de los bosques, o como el zigzag súbito de un relámpago en la soledad de los fondos abisales.
Sobre el “Canto de los pájaros” (1999)
Cuando nos encontramos sosegadamente sentados en una floresta elaborando dibujos, oímos y sentimos a los pájaros mucho antes de verlos. Se encuentran escondidos invisiblemente en el follaje, pero si permanecemos quietos en un sitio, vienen a nuestro encuentro, curiosos como siempre, y nos observan. De igual modo, miren mis pinturas y verán los pájaros.
Yo no inventé los pájaros en mis pinturas, sino que súbitamente ellos aparecen, posando entre las pinceladas del follaje. Al instante, desde que se esbozan formas de aves, decido darles énfasis –o apartarlas con pinceladas de la misma forma que un pájaro se posa en el árbol, permanece o huye. Dada la semejanza entre un pájaro y el follaje, el camuflaje y el mimetismo, la distinción se torna difícil. Color, forma y movimiento son las mismas de las hojas, de los ramos y de las flores. Pero sabemos que ellos se encuentran ahí, oímos sus cantos y sus gorjeos. Observamos sus movimientos inquietos y sus vuelos repentinos imitando la vibración de las hojas cuando el viento sopla a través de los árboles.
La imitación continua y la constante metamorfosis de una forma en otra es característica de toda la animación y la inanimación de los seres y criaturas de la selva. Constituyen una gran esfera, esta frontera casi ecológica tangible, existente en todas las florestas tropicales y bancos de selvas coralinas con que nos familiarizamos cuando en ellas nos encontramos sumergidos, dibujando y pintando. Intento expresar la percepción de la dinámica de intercambios entre fenómenos de lo visible y de lo invisible, este contacto especial existente en lo cotidiano entre lo material y lo espiritual.
Rik Lina, Saba, 2005
Cuerpo-liana
Cuerpo-liana toca donde nadie estuvo
desapareciendo en la bruma, más profundo que la existencia
líneas largas conectando todo el ser
paredes verdes estableciendo algo en la invasión continua
sustituyendo palabras por líneas y cuerdas
circundando flores coronadas, respirando la noche
corrientes líquidas de fuego a través del día
ecos de campanas-ecos tocando pinceles en el papel
donde desaparecen nubes
Rik Lina, Saba 2009
“Mi paleta es tropical, toda mi pintura mantiene una relación profunda con la floresta tropical y con los arrecifes coralinos.
Aunque los objetos y los motivos de mi trabajo estén inspirados por la naturaleza, no solo el mundo exterior influencia mi obra. La naturaleza, mi único maestro, dicta mi trabajo, pero también sus hermanos gemelos: el sueño y la imaginación”.
Segmento
Para Rik Lina
um corredor amniótico
sombras na sede tropical com pássaros
árvores dormindo na luz
transeuntes bebendo no seio
o silencio da medusa
o piano ergue-se no oceano para respirar as pétalas da terra quente
um sol liquefeito
um crepúsculo cristalizado
um grito em chamas
no seu atelier, a 18 de janeiro de 2010
Miguel de Carvalho
no seu atelier, a 18 de janeiro de 2010
Miguel de Carvalho
Lou Dubois: “Images, mages révélés”
Una nueva exposición de cajas y collages de Lou Dubois, en la galería parisina Les Yeux Fertiles –abierta del 9 de diciembre al 14 de enero–, ha originado un bello catálogo en que se reproducen 26 de las 80 obras expuestas. Se trata del catálogo n. 14 de la galería de la Rue de Seine, que en una década nos ha ofrecido, en formatos dispares, bellas publicaciones de Erro, Lacomblez, Toyen, Baj, Malkine, Sima, Joaquín Ferrer, Mimi Parent (una maravilla absoluta), Yoshiko, Fred Deux, Lepri, Coutaud y Olivier O. Olivier.
Algunas de las obras llevan un texto del autor, habiendo nosotros elegido para su traducción el que refiere el “nacimiento” de una de las cajas, como nos hubiera gustado traducir también el que acompaña “La recherche des pôles”, con su sabor de aventuras viajeras a lo Julio Verne o a lo Edgar Allan Poe.
Como de costumbre en Lou Dubois, abundan las referencias tanto al surrealismo como a su imaginario y a sus cercanías: Lewis Carroll, Georges Méliès, Marcel Duchamp, Hans Bellmer, André Breton, Avida Dollars, Maurice Fourré, Max Ernst... También nuestro amigo Baudelaire marca su presencia, en la impresionante caja “Nymphée de voyage”.
Los recuerdos y las emociones de la infancia conforman no pocas de estas creaciones, pero siempre con la imaginación y el humor eludiendo todo sentimentalismo, aparte el erotismo de imágenes espléndidas como la intraducible “Des seins animés”, que preside el rinoceronte de Lautréamont y Ted Joans.
La “Caja de las tijeras”, que todo collagista podría componer, hay que aproximarla a una obra de Guy Ducornet, otro ilustre autor de collages (muy diferentes por cierto a los de Lou Dubois): “Dream scissors”, de 1991. Otra aproximación la hace el propio Lou Dubois al referírseme a la portada de “Caleidoscopio surrealista”, o sea a la caja “Ouverture” de Óscar Domínguez: “¡Es increíble que el verano pasado haya introducido Ouverture en una caja que forma parte de Images, mages révélés!”. Se refiere a la caja “R de Paris”, donde aparece el célebre frasco aéreo duchampiano –no el de agua de violeta–, y cuyo comentario comienza Lou Dubois con estas palabras que a nosotros nos valen, en cambio, para cerrar esta nota:
“¡Qué importa el frasco, puesto que se tiene la ebriedad! ¡La ebriedad de las imágenes!”
Nacimiento de una caja
Mi mujer es de origen polaco, y desde hace tiempo queríamos ir a Cracovia. A lo largo de la ciudad, he buscado, dejando venir las cosas, recuerdos que encontrarían lugar en la caja.
En el rastro de Plac Nowy, hacía un frío siberiano, algunos vendedores salidos de cuadros de Bruegel esperaban en vano. En una de las tiendas, he comprado una llave. ¿Llave de reloj de remontar el tiempo, llave de juguete mecánico, llave de cuestiones sin respuestas...? Durante toda la estancia la he tenido en el bolsillo de mi abrigo. En una revista polaca de la que no entendía sino las imágenes, una de ellas detuvo mi atención: la misma llave que la comprada en Plac Nowy.
En Cracovia, los vendedores ambulantes de “bretzels” abundan. Una galería comercial había escogido reproducir sobre sus bolsas de papel la vieja foto de un muchacho vendedor, con su cesta llena de los grandes rosquetes de sésamo y amapola. Matrimonio del pasado y el presente. Y yo deseaba su encuentro con el niño que abre el menú del Café Camelot. Dos historias, dos infancias cracovianas. Fotos amarillentas que tapizan los muros de los cafetines iluminados con bujías y que zambullen al visitante en la memoria de la historia.
Un domingo por la mañana hemos descubierto el rastro de Grezegórzecka, donde, en un revoltijo de objetos oxidados y de baratija esparcida por el suelo, metamorfoseadas por el sol, brillaban dos lupas que me evocaron las maravillosas creaciones de Gabriela Morawetz, originaria de la Galitzia. Antes de dejar Grezegórzecka, descubrí acumulaciones de pequeños relojes femeninos en cajas de cartón, a medio camino de Arman y Boltanski. Pese al frío que entumecía mis dedos, con toda calma elegí cinco de ellos. El tendero me miraba con extrañeza.
¡Todos los elementos estaban allí! Dejé entonces rodar por mi cabeza diferentes composiciones posibles. A los dos días de nuestro regreso a París, de las siete al mediodía, hice Yo no olvidaré jamás!, mientras escuchaba la música del Quartet Klezmer Trio, que todas las noches tocaba en el Klezmer Hois. Volviendo a pensar en el café Alchemia, me vino la idea de pintar en negro, sobre el cristal, un pequeño cuadro
de ángulos redondeados como sobre las vitrinas de este establecimiento que da sobre la calle Estery.
¡Que haya un poco de misterio de Cracovia en esta caja! Caja de kantor en el sentido de caja de cambio. Las agujas de los relojes se convierten en pájaros y vuelen en la caja del tiempo suspendido.
Sensacional gira de Zuca Sardan en Bélgica
De sensacional –el futuro dirá “legendaria”– puede calificarse la participación de Zuca Sardan en los recientes eventos multitudinarios de Bruselas y Jette.
Invitado como poeta y dibujante al Festival Europalia-Brasil, donde se daban cita músicos populares y eruditos, salvajes amerabas en plumas y collares, negras de faldas blancas y turbante celebrando los vertiginosos ritos del culto candomblé, grupos de danza y teatro, inclusive fantoches, conferencias de sociólogos y críticos literarios, arquitectura, pintura y letras, inclusive poesía, Zuca Sardan, conocida su proverbial versatilidad, tuvo que cumplir una agenda doble, sustituyendo a artistas sumidos en el agotamiento, desde un novelista hasta... un cantante-bailarín hip-hop!
Pero lo mejor fue su exposición en Jette, pequeña ciudad absorbida por Bruselas, y que, como el propio artista nos escribe, “ha adquirido un encanto especial, medio fuera del tiempo, con la llegada de inmigrantes de los más lejanos países, que pasean por la ciudad sus indumentarias nativas en un ambiente de perfecta y exótica armonía”. Nuestro gran Zuca viajó a Jette en un tren suburbano, sorprendiéndose al llegar, pues el alcalde había preparado un cortejo para recibirlo, con fieros guerreros togoleses y encantadoras samaritanas de velos ondeantes, que han desfilado de la estación a la Biblioteca Mercier, siendo solo de lamentar que la Biblioteca estuviera pegada a la estación, pues de no haber sido así el cortejo hubiera adquirido una amplitud insospechada. El alcalde de Jette había además preparado una Exposición-Sorpresa de René Magritte para hacer juego con la de Zuca. En la Biblioteca Mercier, la directora, Marina, con una astucia de sibila, había montado un laberinto de paneles en medio del salón de lectura, de manera que ningún lector pudiera llegar a su mesa sin pasar por decenas de pasillos llenos de los incomparables dibujos zucasianos. El salón estaba atiborrado de lectores y lectoras de las más diversas nacionalidades, y a la entrada había una cola colosal. Gracias a la estratagema de Marina, los visitantes que habían logrado franquear el Laberinto no conseguían salir, mientras que los que esperaban en la cola no lograban entrar.
Zuca se mostró muy agradecido a la gentileza del alcalde de Jette, por haber organizado la Expo-Sorpresa de René Magritte con la intención de que hiciera juego con la suya. La de Magritte estaba al otro lado del pequeño río de Jette, de tal modo que el artista belga, más chiq, siempre con su terno y su sombrero hongo, se ha quedado en la Rive Droite, y Zuca, más bohemio, se ha quedado, no hace falta decirlo, en la Rive Gauche. Magritte, en su Museo de Jette, esperaba que viniera de la Biblioteca Mercier el gran Zuca, quien, al encontrarse con él, le ha dicho: “Mi querido René, Mercier!”
El número final tuvo lugar en la galería Casa do Brasil, en Bruselas, reuniendo a la platea más refinada. Aprovechó la ocasión para ensayar su saga “Capa grande y Bastón”, Mito-Historia de Brasil que él puede recitar a varias voces para representar al Mariscal Ferrolho, el Busto de Augusto Comte, el papagayo Laurel, la Mucama Fosca, el Emperador Petrox y otros de sus entrañables personajes, lo que hizo ora cantando, ora llorando, dando bastonazos en la mesa y aullándole a la platea. Varias damas huyeron, otras se desmayaron, los senadores protestaron, el obispo se bendijo, llamaron a la ambulancia, a los bomberos y a un destacamento de la policía motorizada. En fin, un éxito total. Al día siguiente, de madrugada, nos cuentan que Zuca huyó en un tren, roncando en una butaca para solo despertar al llegar a Hamburgo.
Desde nuestra página lo felicitamos por esta épica aventura que, como decíamos al principio, ya comienza a adquirir los tintes de la leyenda.
Ilustraciones: daguerrotipos de altas personalidades presentes en la inauguración de la expo-Zuca.
Exposición de Guy Girard
La exposición “Napoleón y algunos otros...” de Guy Girard ha tenido lugar este otoño en la asociación Amarrage de París.
Guy Girard es una de las figuras más dinámicas del actual grupo surrealista parisino. No solo poeta y ensayista, sus pinturas son de una sorprendente frescura, como se aprecia en la imagen que presentamos o, sin ir más lejos, en “El rey de argot”, que hemos nombrado a propósito del n. 2 de L’Or aux 13 îles.
Número 3 de “Phosphor”
Tras la euforia creativa que el grupo surrealista de Leeds tuvo entre los años 1995 y 1998, con los fantásticos números de Black Lamplight, la revista Phosphor viene a ser como una resaca. Lo que no supone ningún cuestionamiento de su valía y de su interés, refrendada en este tercer número, que tiene como tema central la memoria de la infancia, claro que sin absolutamente nada de la babosería sensiblera en que se recrea el vomitivo narcisismo de tanto poeta actual.
La cubierta es de Bill Howe, muy característica, y la nota inicial del director de la revista, Kenneth Cox. El primer texto es conocido del lector español, ya que ha aparecido en Salamandra y luego como prólogo: se trata del ensayo de Krzysztof Fijalkowski sobre Gherasim Luca, contribución de primera magnitud a la bibliografía del gran poeta rumano; el autor a la vez traduce y comenta un poema de Héros-Limite. También se ha leído en Salamandra parte del ensayo de Lurdes Martínez, ilustrado con fotos propias y donde nos encanta la percepción tan aguzada que ha tenido de los barrios populares de Lisboa. Lurdes Martínez es una figura clave del grupo surrealista madrileño, y sus intervenciones están siempre llenas de una sensibilidad y una lucidez que le pertenecen.
“Un tótem de infancia” nos introduce plenamente en materia, recordándonos Bill Howe el juego “Los infortunios de la memoria”, iniciado en 1997, y que era un anticipo de la investigación de ahora. De este juego nos habla Sarah Metcalf con más detenimiento en el texto central de la revista, ya que además nos informa de otros juegos relativos posteriores, en particular el de la ventana y el de la “Memoria-objeto”, juegos de los cuales tenemos en seguida una muestra. Y recordemos que los surrealistas de Leeds son unos verdaderos maestros en la materia.
Otro texto de Sarah se titula “Collar de memoria”, como uno de Mike Peters “Las ruinas de la memoria”, mientras que al de Lurdes Martínez, del grupo madrileño, se suman breves colaboraciones de Eugenio Castro y Noé Ortega. Un segundo escrito de Peters aborda la vigilancia internet-televisión, vista aquella como “un verdaderamente mágico cubo de basura” (sobre la segunda, recordemos a Louis Scutenaire: “De manera incontestablemente más rápida y mejor que los antiguos medios de información, la televisión nos pone ante los ojos la sucia estupidez del hombre”).
La última película de Jan Svankmajer inspira un ensayo de Bruno Solarik, y Sarah Metcalf le formula una serie de cuestiones al cineasta.
En las ilustraciones, merecen destacarse los cuatro “glimpses/glances” de Fijalkowski, retratos lamentables transformados por el humor, en coincidencia con lo que hace Zuca Sardan en las ilustraciones que hoy mismo publicamos, con la diferencia de que aquel elige personas del montón y Zuca a los imbéciles encopetados que han regido la sociedad. Hay además dos dibujos automáticos de Bill Howe y uno de los siempre impresionantes collages de Stephen J. Clark, sobre cuya fuerza extraordinaria ya he llamado antes la atención; en este irrumpe, por una escalera que da a oscuras casas y a brumosos arcos chiriquianos, la Esfinge del Farol, cuya gran boca parece hacerle innecesarios los ojos y cuyos enormes cabellos blancos acaban en llamas preparadas para incendiar el mundo; terrible aparición, que parece dispuesta a todo, pero cuyo aire salvaje y totémico hace que pensemos en ella más como una aliada que como una enemiga.
Entre las reseñas hay una de Insoumission poétique (la recopilación de escritos polémicos y programáticos del grupo parisino que ha hecho Guy Girard), por Michael Löwy; otra sobre la traducción inglesa del libro de este último en torno al surrealismo y el marxismo (hace tiempo traducido al español), por Mike Peters; otra de la edición en dvd de L’invention du monde de Péret y Zimbacca, por Kenneth Cox; y otra sobre la versión inglesa de los cuentos de Le gigot de Benjamin Péret, también por Cox.
Por la página de publicaciones recibidas nos enteramos de que Analogon, la revista coproducida por el grupo surrealista checoeslovaco, va ya por su n. 63, dedicado además a la infancia, y O Farfoulas, del grupo griego, por el 14, cuando creíamos que esta revista había sido sucedida por otra de diferente título. Otras publicaciones surrealistas: Josie Malinowski, West of pure evil (Oyster Moon Press, colección de relatos, poemas y poemas en prosa); Merl Fluin, The Reality Binge Trick (poesías, prosas y textos automáticos por un colaborador de los grupos de Londres y Estocolmo); Ody Saban, Les jeux des lignes et de la volupté (catálogo de una exposición de dibujos en Poitiers).
Cuando nos vamos a despedir de la revista, nos encontramos con un “bonus”, las respuestas a una encuesta lúdica sobre una fotografía de Peter Overton, en que se ven dos zapatos junto a un árbol. No hay arreglo alguno en la foto, como tampoco debe haberlo en otra de Eugenio Castro que se adjunta, y como tampoco lo hay (al menos mío) en esta foto que saqué en Oporto el 23 de agosto de 1994:
Excepcional es la respuesta única de Kathleen Fox, quien ha creado, a partir de un dibujo médico del útero, valiéndose de los zapatos entrecruzados como labios, la cabeza del “Líder de la danza”, quien enseguida nos evocó a las figuras de Raimondo de Sangro fotografiadas por Gilles Ehrmann y de las que habla Edouard Jaguer en Les mystères de la chambre noire.
Las Surrealist Editions del grupo de Leeds acaban además de publicar un libro de John Hartley Williams, incluyendo transformaciones de poemas de Péret y Prévert: Less of That W or I’ll Z You!, con frontispicio de Kathleen Fox.
Cahiers de l’umbo
Jean-Pierre Paraggio prosigue siempre la aventura de los Cahiers de l’umbo. Tras acabar (no hace dos años) la nueva serie con el número que ilustra esta nota, ha surgido L’impromptu, “bulletin de l’umbo”, cuyo n. 3 (realmente el quinto, ya que comenzó con un n. 0 y un n. 00) es de primavera de este mismo año.
Los Cahiers de l’Umbo han sido de 2004 a 2010 una fértil cita con la poesía y con el pensamiento, sin que falten nunca las referencias surrealistas. Aparte las inconfundibles ilustraciones de su director de orquesta, una firma permanente ha sido la de Pierre Peuchmaurd, garantía de lo mejor, como también lo es la que fue su compañera, Anne-Marie Beeckman, quien a su vez ha animado otra bella publicación: Grand I Vert. En la Collection de l’umbo han parecido, precisamente, cuadernos de ambos, así como de Joël Gayraud y otros.
En un rápido viaje por los contenidos de la revista, comenzaré por destacar, en su n. 1, el suplemento de homenaje a Peter Wood, con un gran artículo evocativo de Marie-Dominique Massoni, y en el n. 3 el suplemento dedicado a las cajas de Anne Marbrun, presentadas por Peuchmaurd.
En el n. 4, Bruno Montpied presenta las “traducciones subjetivas”, o sea “traducciones de textos reales escritos en una lengua que los traductores ignoran casi totalmente”, con dos ejemplos a partir del fragmento de una pieza teatral rumana, uno a cargo del propio Montpied y otro por Christine Bruces, quienes se han puesto manos a la obra auxiliados por un diccionario rumano. El resultado es hilarante, superando sin duda el texto de partida.
El humor prosigue en el n. 5 con unas fabulosas cartas de François-René Simon, a su doble, a su psicoanalista, a Dios, etc.
Si en el n. 5bis poco puede interesarnos el dossier Larrea, al que conocemos bastante bien, sí que hay apuntes de interés en el ensayo de Jean-Yves Bériou “El lenguaje y su doble”, que comienza así: “El levantamiento de la gran poesía moderna, a partir de Rimbaud y de Lautréamont, se ha apoyado en el pensamiento de las imágenes que, gracias al surrealismo, se ha convertido en la piedra de toque de todo pensamiento poético, surrealista o no”. Tras señalar la oposición de esa poesía a “la otra cara de la modernidad, a su lado malo, que es el del progreso, es decir, el progreso de la explotación, de la dominación y de la separación”, añade felizmente: “Muchas vanguardias no han sido más que los avances del despliegue de las técnicas de dominio, o se han contentado simplemente con prefigurar o reflejar las peores destrucciones del mundo, de la naturaleza y del hombre (literatura de propaganda, objetivismo desencarnado, teología heideggeriana, retorno a la religión, bazar del «ser», formalismo mecánico, odio del sujeto, voluntad de eliminación del sentido, «postmodernidad», etc.). Al contrario, si se puede hablar de una poesía moderna radical, está en el intento de captar la condición humana en la raíz, y de exaltarla contra todo lo que tiende a encadenar al hombre”. Bériou reflexiona sobre la imagen como “corazón de la poesía”, pero su ensayo es una introducción a la poesía española contemporánea, todo menos objetiva, ya que la objetividad en estas cuestiones “no consiste sino en una ausencia de perspectiva”. De los tiempos anteriores a la guerra, destaca, entre los que se unieron a “la aventura de la moderna poesía radical” a “un cierto Cernuda”, el Lorca de Poeta en Nueva York y el Crimen de Agustín Espinosa, como después a Cirlot, Carlos Edmundo de Ory. Hay tiempo después para hablar con detenimiento de Gamoneda, Blanca Andreu, Claudio Rodríguez, Aníbal Núñez, Ildefonso Rodríguez, Olvido García Valdés.
En Claudio Rodríguez no hay “ningún gusto por la auto-ironía complaciente y la mala conciencia del burgués «de izquierda», ninguna tendencia a apelar a la «separación del hombre» consigo mismo y con el mundo, principio estético de una lenguaje sin pasión”, mientras que Gamoneda es visto como “una figura ejemplar de los poderes de la integridad poética, en el sentido fuerte del término, en la medida en que su poesía no descarta ninguno de los resortes y de los poderes que son los suyos, y rechaza confundirse con los «mensajes» estéticos, poéticos o metafísicos que atestan lo que se llama demasiado a menudo poesía y que no es sino literatura, o sea en el peor caso un oficio y en el mejor una diversión. Lejos de las miserias poéticas datadas (poesía «comprometida», «culta», «formalista», etc.) y actuales (poesía neorreligiosas de la «ausencia» y del «silencio», poesías miserabilistas de la «experiencia» y del «nuevo sentimentalismo», etc.)”. En otro lugar de los Cahiers, Jean-Yves Bériou aludirá al “infesto trascendentalismo filosófico que baña una gran parte de los que se llama «poesía contemporánea»”. Y cerremos con esta nota sobre el automatismo: “Sabemos que el automatismo no es solo automático: que el vértigo de las imágenes puede ser el fruto de conjuros sucesivos, de la memoria alucinada o de la máxima concentración del ojo y del pensamiento, como lo puede ser del sueño o del azar; y sabemos, en fin, que esto poco importa, pues es en la materia del lenguaje donde a cada ocasión se opera la alquimia”.
Desde el n. 6 hay llaman la atención las breves notas de Olivier Chevillard, muy refrescantes y originales. En el 6bis hay una extraordinaria reseña de Pierre Peuchmaurd sobre el bellísimo libro de Marie-Laure Missir Joyce Mansour, une étrange demoiselle, sin que Peuchmaurd deje de subrayar cómo el enfoque biográfico resulta –algo tan raro– “ejemplar de información y de discreción, contándonos solo lo que nos concierne”. Coincidimos con Peuchmaurd cuando afirma que la poesía de Joyce Mansour es “una de las más increíbles y de las más creíbles del surrealismo”. “No escribe sino excepcionalmente sueños: escribe como en sueño, y su voz es abisal”. “Viviendo todavía, gritando, riendo incluso, ella habría, como ninguna otra y casi bastándose ella sola, desasfixiado la poesía”.
Este n. 6bis contiene dos platos fuertes: un texto inédito de Dedé Sunbeam, enigmática figura de La Révolution Surréaliste, y, como suplemento, un homenaje a Georges Henein, donde lo más sobresaliente es un gran poema de Abdul Kader El Janabi para Ounsi El Hage. En el siguiente hay cuatro dibujos de Juan Ismael y –sorpresa para nosotros– la traducción de Lo imprevisto de Domingo López Torres, el poeta surrealista canario asesinado por la canalla falangista, con los dibujos de Ortiz Rosales; traducen Martine Joulia y Jean-Yves Bériou.
En el n. 7bis hay unos dibujos de Georges-Henri Morin y una de mis fotos favoritas de todos los tiempos, que vi por primera vez en De l’éperdu de Annie Le Brun: la del falsificador de moneda Fortino Sámano, en el momento en que lo van ejecutar los enemigos de Zapata, con las manos en los bolsillos un habano en los labios y una sonrisa de total indiferencia.
Alain Joubert firma un magistral artículo titulado “El arte y la manera”, contra la “pintura-pintura”, “esa triste inutilidad”, y celebrando el poder de los títulos. Es una pena no traducir íntegramente este artículo soberbio. Me limito al párrafo en que polemiza con un crítico para quien la pintura de Max Neumann “se basta a sí misma, intensa y extraña, sin propuesta de interpretación”:
“Proclamar esto es operar un desolador retorno al arte por el arte, es pretender que la sola manipulación de los colores y de las formas puede constituir un «acontecimiento», es aislar la pintura en el corazón de un mundo vacío de sentido donde virtuosismo, oficio y satisfacción retiniana ocuparían el lugar del contenido, es descuidar la importancia del ser que pinta y rechazar todo aquello que la fuerza y el deseo le conducen a sacar a la luz”. En cuanto a Alain Joubert, añadamos que en el n. 2 de L’impromptu nos ofrece otro gran texto, reseña del formidable Danser sur la corde del gran Maurice Blanchard.
Uno de los suplementos del n. 8 está dedicado a los amerindios. Su autor es Stéphane Maignan, y sus páginas nos evocan las que Roger Renaud escribió en los años 70 en el Bulletin de Liaison Surréaliste.
Ya abreviando necesariamente, apuntemos en el n. 9 las “ambimages” de Philippe Lemaire y la preciosa colaboración de Jean-Pierre Paraggio y Anne-Marie Beeckman en el suplemento titulado Los tréboles subterráneos. En el n. 10 irrumpe con 4 collages Miguel de Carvalho.
Poco es lo dicho –hay muchos poemas e ilustraciones que merecerían resaltarse–, pero sirva para dar una idea de la gran riqueza de esta aventura que aún prosigue y a la que esperamos seguir bien atentos.