De sensacional –el futuro dirá “legendaria”– puede calificarse la participación de Zuca Sardan en los recientes eventos multitudinarios de Bruselas y Jette.
Invitado como poeta y dibujante al Festival Europalia-Brasil, donde se daban cita músicos populares y eruditos, salvajes amerabas en plumas y collares, negras de faldas blancas y turbante celebrando los vertiginosos ritos del culto candomblé, grupos de danza y teatro, inclusive fantoches, conferencias de sociólogos y críticos literarios, arquitectura, pintura y letras, inclusive poesía, Zuca Sardan, conocida su proverbial versatilidad, tuvo que cumplir una agenda doble, sustituyendo a artistas sumidos en el agotamiento, desde un novelista hasta... un cantante-bailarín hip-hop!
Pero lo mejor fue su exposición en Jette, pequeña ciudad absorbida por Bruselas, y que, como el propio artista nos escribe, “ha adquirido un encanto especial, medio fuera del tiempo, con la llegada de inmigrantes de los más lejanos países, que pasean por la ciudad sus indumentarias nativas en un ambiente de perfecta y exótica armonía”. Nuestro gran Zuca viajó a Jette en un tren suburbano, sorprendiéndose al llegar, pues el alcalde había preparado un cortejo para recibirlo, con fieros guerreros togoleses y encantadoras samaritanas de velos ondeantes, que han desfilado de la estación a la Biblioteca Mercier, siendo solo de lamentar que la Biblioteca estuviera pegada a la estación, pues de no haber sido así el cortejo hubiera adquirido una amplitud insospechada. El alcalde de Jette había además preparado una Exposición-Sorpresa de René Magritte para hacer juego con la de Zuca. En la Biblioteca Mercier, la directora, Marina, con una astucia de sibila, había montado un laberinto de paneles en medio del salón de lectura, de manera que ningún lector pudiera llegar a su mesa sin pasar por decenas de pasillos llenos de los incomparables dibujos zucasianos. El salón estaba atiborrado de lectores y lectoras de las más diversas nacionalidades, y a la entrada había una cola colosal. Gracias a la estratagema de Marina, los visitantes que habían logrado franquear el Laberinto no conseguían salir, mientras que los que esperaban en la cola no lograban entrar.
Zuca se mostró muy agradecido a la gentileza del alcalde de Jette, por haber organizado la Expo-Sorpresa de René Magritte con la intención de que hiciera juego con la suya. La de Magritte estaba al otro lado del pequeño río de Jette, de tal modo que el artista belga, más chiq, siempre con su terno y su sombrero hongo, se ha quedado en la Rive Droite, y Zuca, más bohemio, se ha quedado, no hace falta decirlo, en la Rive Gauche. Magritte, en su Museo de Jette, esperaba que viniera de la Biblioteca Mercier el gran Zuca, quien, al encontrarse con él, le ha dicho: “Mi querido René, Mercier!”
El número final tuvo lugar en la galería Casa do Brasil, en Bruselas, reuniendo a la platea más refinada. Aprovechó la ocasión para ensayar su saga “Capa grande y Bastón”, Mito-Historia de Brasil que él puede recitar a varias voces para representar al Mariscal Ferrolho, el Busto de Augusto Comte, el papagayo Laurel, la Mucama Fosca, el Emperador Petrox y otros de sus entrañables personajes, lo que hizo ora cantando, ora llorando, dando bastonazos en la mesa y aullándole a la platea. Varias damas huyeron, otras se desmayaron, los senadores protestaron, el obispo se bendijo, llamaron a la ambulancia, a los bomberos y a un destacamento de la policía motorizada. En fin, un éxito total. Al día siguiente, de madrugada, nos cuentan que Zuca huyó en un tren, roncando en una butaca para solo despertar al llegar a Hamburgo.
Desde nuestra página lo felicitamos por esta épica aventura que, como decíamos al principio, ya comienza a adquirir los tintes de la leyenda.
Ilustraciones: daguerrotipos de altas personalidades presentes en la inauguración de la expo-Zuca.