Jorgen Roos, quien ya se había inspirado en un cuadro de Wilhelm Freddie (Rechazo definitivo de un beso, 1940), colabora con este en la plasmación del insólito cortometraje titulado Horizontes comidos. Estamos en 1950, cuando Wilhelm Freddie ha vuelto a Copenhague después de seis años de exilio. La censura danesa lo prohibió 16 años, y cuando fue proyectado en el Troisième Festival du Court Sujet, que se celebraba en el Palais de Chaillot, provocó un gran escándalo, con barahúnda de aplausos espontáneos, imprecaciones y silbidos.
Debe ser allí donde vieron la película los surrealistas de L'Âge du cinéma. En el número primero de la revista (marzo de 1951), encontramos una reseña entusiasmada, sin firma. De entrada, podríamos pensar en Kyrou, pero el entusiasmo no es tanto en su libro sobre el amor erótico en el cine cuando se refiere a ella, por lo que habría que sospechar más bien de Benayoun o Goldfayn.
Hoy, aparte dar el enlace de la película, reproduzco la crítica de la revista y el documento del guion, con la curiosidad de que la traducción francesa está corregida y mejorada de puño y letra por José Pierre, a quien pertenecía mi ejemplar del catálogo de la exposición de Freddie en Londres en 1972, catálogo que cierran precisamente estas páginas. José Pierre dedicaría un estupendo ensayo a Freddie en el número 18 de la revista Pleine Marge, para el que se valió, en uno de sus pasajes, de su traducción.