Péret sigue en
auge editorial. Ahora es la revista literaria Incognita la que le dedica
un número, con la colaboración de la AABP:
“¿De qué te
sirve ser pobre si no tienes mostachos?”
*
Péret es más
conocido de lo que se piensa (aparte de tener sus obras completas reunidas y disfrutar
de numerosos estudios y homenajes magníficos). Voy a contar un ejemplo, por
anecdótico que sea. En 1995 se editó con buena tirada la traducción portuguesa
de uno de los más bellos poemas de amor del surrealismo, Je sublime, que yo compré en marzo de 1996. El
15 de octubre de 2002, aunque ya la tenía, volví a comprarla para fruición en
mis incansables viajes ferroviarios por la tierra portuguesa. Estaba en Oporto
y la encontré en una tienda de libros usados llamada O Mercado do Livro, junto
a la estación de São Bento. El librero era un vejete simpático que, al tomar el
precio de los cuatro o cinco libros que compré, cuando llegó a “Eu sublimo” me
dijo: “Este é muito bom!” ¡Sorprendente, dado que rara vez un librero opina de
un libro, en primer lugar porque no suelen leerlos! (Aquel día, luego, en
Santarém, como detalle peretiano, me encontré en una tasca un reloj hecho de
cuerdas marinas). Doy aquí la portada, con dibujo de Victor Brauner:
*
¿Alguien se
imagina a Benjamin Péret paseando por la calle con un bozal obligatorio, como
los perros, a los cuales, por cierto, también se vacuna y se premia o se castiga según se
porten? Y esto nos lleva a una nueva galería de imágenes sobre el actual
Fascismo Global, instaurado en marzo de 2020 por el Capitalismo Global y que,
como todos los fascismos, tiene los días contados, aunque a tenor de la
amplitud de su complicidad tal vez tardemos años en salir de esta
pocilga:
Y un enlace
sobre la inminente reunión de la élite de mamones criminales, espermatozoos mal
formados, para los incautos que se han estado burlando del “conspiracionismo”
(las conspiraciones han existido siempre, desde la conspiración contra el
colega para ocupar su puesto mejor hasta la de la CIA para deponer a Salvador
Allende y un inmenso e inmundo etcétera):
“El hombre más
inquieto de una cárcel es su director” (George Bernard Shaw)