No hago por
ahora poco más que anunciar la aparición, hace unos días, de este libro de Jean
Bonnin. Más de 200 páginas a gran tamaño, con buen papel y numerosas
ilustraciones en color, y el tono de lucidez y revuelta propios del gran
surrealismo, que por lo que estoy viendo tiene en estos últimos tiempos como
residencia principal el País de Gales.
Tras una fina
introducción de Patrick Lepetit que comienza evocando a Jean Markale para
situar luego en el surrealismo esta geografía de magia y leyendas, la primera
parte de Surrealism in Wales se dedica a determinar los “elementos” del
surrealismo, con toda fortuna y considerándolo ante todo como una revuelta
contra una civilización actualmente en total y definitiva ruina. Apoyándose en
Chazal, las máscaras primitivas, los aborígenes, Breton, Miró, Magritte, Man
Ray, Leonora, Blake, el conde de Saint Germain, etc., para caracterizar la
naturaleza del surrealismo, este ensayo inicial consta como capítulo muy
novedoso una incursión en la temática del surrealismo y la ciencia ficción.
Naturalmente se empieza con Julio Verne, pero luego se cita el libro de Gavin
Parkinson (un autor de entera confianza) Surrealism, science fiction and
comics y se reivindica al gran escritor J. G. Ballard, un especialista en
distopías de ciencia ficción que reconocía la influencia de la pintura
surrealista en su mundo creativo y consideraba al surrealismo como “la más
grande aventura imaginativa del siglo XX” (no por algo Jeanette Baxter le
dedicó el libro J. G. Ballard’s surrealist imagination). Las referencias
que se nos dan sitúan estas páginas en la estela de aquel magazín fundamental
(nunca me canso de recomendarlo) Surrealism & its popular accomplices,
editado por Franklin Rosemont en 1980. Así, vemos nombrados los comics Captain
Marvel fights the Surrealist Imp (1948, con dos de sus viñetas, las que
hacían burla de las imitaciones del surrealismo plástico, abriendo el volumen
de Rosemont) y Beware the creeper (en este, del año 2003, dos hermanas
gemelas se encuentran en el París de los años 20, siendo una de ellas una
pintora surrealista). Más referencias de mucho interés hay a la malograda Emma
Holister, artista de Gales que vivía en Francia y a quien visita Jean Bonnin, y
el escritor y teósofo Kenneth Vennor Morris (1879-1937).