Max Bucaille, La puerta bajo el mar, 1939, colección David y Marcell Fleiss |
El surrealismo, ese pulpo de mirada de rayos, se manifiesta de manera
felizmente desorganizada, pero continua, sin que nunca estén algunos de sus
muchos rejos en acción. En estos dos últimos años, han aparecido en la cresta
de la ola –donde la única presencia fija es la del grupo checo y eslovaco– los mormíridos,
que traen aire fresco en
sus propuestas y actuaciones, a la vez que han sabido aglutinar en sus
revistas, y de modo creciente, a muchas fuerzas dispersas del movimiento
surrealista.
Tras dos primeros números ya excelentes, pero con algo de tanteo, el tercer
número de Peculiar Mormyrid tuvo el
logro del homenaje a Breton, sin duda el mejor que se le ha rendido en su
cincuentenario, junto al blog abierto en Argentina por Carlos Barbarito. Ese
número de plenitud logra ser superado por este, que es una verdadera maravilla,
en 210 páginas certeramente organizadas, repletas de textos e imágenes de valor
sostenido. Los mormíridos responsables son Jason Abdelhadi, Casi Cline, Steven
Cline, Angel Therese Dionne y Patrik Sampler.
El tema elegido es el del surrealismo y el mar, con una encuesta al
principio y luego cuatro partes, dedicadas a los cefalópodos, las babosas
marinas, los crustáceos y las madréporas. La encuesta se titula “El surrealismo
y el mar y el comunismo marino” (cuánto agradeceríamos que espíritus claramente
libertarios sustituyeran esta palabra de obvias connotaciones por la de
“comunitarismo”, que de paso nos llevará siempre, sin ningún equívoco, no solo
a muchas sociedades “primitivas” sino incluso a algunas ejemplares sociedades
rurales del propio Occidente que sobrevivieron en el sur de Europa hasta hace
pocas décadas), con respuestas entre las que destacaría las de Renzo Margonari,
Guy Girard y el grupo de Estocolmo, algunas, según la cuestión, de carácter
delirante. Guy Girard alude al “gnóstico humor negro” de Lovecraft, encadenando
una serie de referencias a este autor que han venido surgiendo muy últimamente
en los medios surrealistas. Otras respuestas son de T. D. Typaldos, Mary Jacobs, John Thomas Allen, Dale Houstman, Jesús García Rodríguez y Craig S. Wilson, resultando un conjunto muy sustancioso.
“Cephalopoda” cuenta con tentáculos de Jason Abdelhadi (en un agudo texto
que vale como preámbulo general), Penelope Rosemont (haciendo retornar a
Godzilla, en un texto que demuestra que toda su bella energía sigue incólume),
Josie Malinowska (“Octopocalypse”), Dale Houstman (poemas), Mattias Forshage
(textos automáticos), Patrik Sampler (pasajes de The ocean container, novela cuya publicación se anuncia para 2017),
Andrew Mendez (un sueño con collages), Casi Cline (“Crystalline octopus”),
Maurizio Brancaleoni (el poema “A leviathan, in the end”, con su dibujo “El
mar”), Pierre-André Sauvageot (con su fantástica serie de collages “Paris.
Grandes mareas de equinoxio”, comentadas ya aquí) y Pieter J. Schermer (un
poema).
“Nudibranchia” incluye textos de Emma Lundenmark, Arthur David Spota (“Un
sueño de Mirabella”), Dominick Coppi, Paul McRandle, David Nadeau (“El mar
hermético”, ensayo, con un poema), Steven Cline (“Ocean murmur”), Ody Saban (en
francés, con dos de sus pinturas), R. W. Spryszak (“El comedor de ostras”), Gale
Ahrens y Laura Lake. Señalemos que de Steven Cline puede verse también el
precioso cortometraje “La inundación onírica” (http://peculiarmormyrid.com/ocean-murmur/).
Max Bucaille, collage |
En “Crustacea”
los textos son de Ken Kennedy, T. D. Typaldos, Emma Lundenmark, Beth Garon,
Neko Linda. Stephen Kirin (no podían faltar las sirenas, aquí en un texto y un
objeto), Merl Fluin, Allan Vilu, Stelli Kerk, Pieter J. Schermer, Kate
Tattersfield, Maria Brothers, Fresh Dirt (que remite a un audio que o no está
incorporado o yo no logro oír), Beatriz Hausner (“La música del mar”, poema
sobre un collage de Ludwig Zeller, incrustando frases del canto segundo de
Maldoror), Rik Lina y Joël Gayraud. Rik Lina escribe en un texto tan breve como
fascinante sobre la fabulosa fragata portuguesa, de las que yo vi regado una
vez el arenal inmenso de la Costa de Caparica, al sur de Lisboa, en pleno
invierno, bañándome en acto temerario, por no decir suicida, sin que nada me
ocurriera; esta fragata portuguesa es vista por Rik Lina, y también en uno de
sus cuadros, como una “ciudad a la deriva” volcada al futuro. Excepcional
también es el ensayo de Joël Gayraud, “Surrealismo o barbarie”, que me recordó
aquel pasaje de Crimen, todavía se
estaba en 1934:
“¿Qué sueña el
mar estos amaneceres de agosto para que sea su canto tan tierno, tan sutil su
espuma, tan sonriente su azul, tan melodioso su oleaje? Siguen las
alcantarillas desembocando en sus aguas. Neptuno le ha olvidado ya. Las
antiguas sirenas habitan ahora estrellas distantes. Pero el mar sueña aún no sé
qué deliciosos sueños, pues es tierno su canto y sutil su espuma y sonriente su
azul y melodioso su oleaje”.
Joël Gayraud
cierra su artículo con esta reflexión que no podía faltar en un número
surrealista sobre el mar: “¿Será preciso esperar a la última extinción para que
alguien responda –demasiado tarde– a la cuestión decisiva y ya centenaria: «¿Surrealismo
o barbarie»?”
“Madrepora” es
una sección en que predominan los juegos y experiencias colectivos. La abre el
grupo de Leeds con un juego de creación de collages y siguen las respuestas del
de Estocolmo a algunas de las cuestiones de la encuesta, en la misma vena –este
grupo, por cierto, cumplió hace poco sus 30 años de existencia. De Jason
Abdelhadi hay un juego con Amber Craig y la retoma a partir de Michael Löwy de
la “Filozoofía marina”. Se dan a conocer los Surrealist London Under Takers,
con un vídeo cuya espantosa música me hizo quitarle el sonido a los quince
segundos. Los mormídeos formulan luego unas cuestiones sobre el mar e inventan
una serie de proverbios y supersticiones oceánicos. Para cerrar con nuestro
humor negro, el juego del entierro en el mar consiste en redactar una serie de
obituarios que empiezan con el de la Corriente del Golfo.
Las
ilustraciones son de Steven Cline, Casi Cline, Tim White, Rik Lina, Rikki
Ducornet, Sheila Higgins, Alex Januário, Deborah Stevenson, Jesse Treece, Bruno
Barnabé, Karl Howeth, Megan Leach (que ha hecho también la cubierta), Bill
Wolak, Janice Hathaway, Stephen Kirin, Guy Girard, Michael Richardson, Renzo
Margonari, Christian Girard, Joffrey Floyd Doyon, Heidi Bird, John Welson,
Laura Lake, John Richardson, Steve Morrison, Fresh Dirt, Maria Brothers y el
Inner Island Group. Un gran elenco, con predominio del collage.
Esta es una
publicación excepcional, demostrando nuevamente la vigencia y pujanza del
surrealismo. Ha sido para mí el regalo más espléndido para festejar los cinco
años de este blog consagrado sin aliento al surrealismo (empezamos el 23 de
noviembre de 2011, como un simple apoyo al Caleidoscopio
surrealista, adquiriendo luego valor en sí, y esperando continuarlo
mientras andemos por la isla).
Max Bucaille, Un gran ojo flotó, colección David y Marcell Fleiss |