miércoles, 25 de noviembre de 2015

Nicole Espagnol

Nicole Espagnol y Alain Joubert en el Palais del Facteur Cheval, 1974

Il était une dame es una preciosa publicación que reúne todos los escritos de la maravillosa Nicole Espagnol. Edita en Montreal L’Oie de Cravan, e incluye también fotografías, a las que Alain Joubert, compañero de toda su vida, ha puesto títulos.
Nicole Espagnol nació en 1937, y fue lectora juvenil de Jarry, Lautréamont, Sade y Breton y los surrealistas. Determinante fue su encuentro con Alain Joubert en 1958, ya que además la llevó a integrar el grupo surrealista, hasta la ruptura de 1969.
Il était une dame lleva como presentación un bello texto escrito por Marie-Dominique Massoni en 2006, año en que Nicole Espagnol desaparecía. Recordemos que Alain Joubert escribió entonces el emotivo libro Une goutte d’éternité, dedicado “a ti, Nicole, mi heroína, porque viva o muerta, tú eres la que yo amo”, y donde se relata su encuentro ineluctable, inicio del “amor absoluto” entre ambos, prolongado durante cinco décadas.
André Breton es quien publica por primera vez sus poemas, en el n. 7 de La Brèche (1964). Otros aparecen en las décadas siguientes en Le Désir Libertaire, Camouflage, Homnésies y Cahiers de l’umbo (el poema “Mimi écart”, dedicado a Mimi Parent), publicaciones en que se seguía expresando el surrealismo. De 1983 es Little magie, septenario poético con cuatro litografías de Jorge Camacho, que han sido también reproducidas aquí, en todo su color. Cierran el conjunto dos poemas inéditos.
Nicole Espagnol, El sueño de Fantomas
La serie de “Textos varios” comienza para mí con una sorpresa, al descubrir que un precioso texto del catálogo “Armas et bagages” publicado en Lyon en 1975 y firmado por Sophie Des, pertenece a Nicole Espagnol. Como Sophie Des participa también, tres años después, en Huit mois avec sursis, obra de “poética-ficción” en que intervenían Joubert, Georges Sebbag y Paul Virilio, entonces en el colectivo Quando. El catálogo de “Armes et bagages” es una de las más magníficas demostraciones del surrealismo que proseguía, pese a los intentos por enterrarlo de Jean Schuster, quien, escoltado por su par de guardaespaldas, no soltaba la pala en la mano. Precisamente le cabe el honor a Nicole Espagnol de publicar en 1990 un soberbio panfleto contra Jean Schuster, motivado por sus ignominias en un libro de intercambio de cháchara en que se intentó poner a la altura de Michel Leiris, titulándolo Entre augures; definiéndolo como un “impostor”, Nicole concluye: “La única traza que dejará Monsieur Jean Schuster es la tentativa de erradicación del Surrealismo –uno de los movimientos más exaltantes del siglo– por los medios más viles”.
Otros textos son los de Je suis-bête, que publicó también L’Oie de Cravan, en 2003, historias y anécdotas sobre animales, dedicadas a François-René Simon, y las vivaces intervenciones en Le Cerceau, la publicación periódica que entre 1994 y 1998 animó una época particularmente miserable, y cuya originalísima maquetación y título se debieron a ella. En sus artículos y notas, Nicole Espagnol habla de Arno Schmidt, Jean Paul, Ladislav Klima, Robert Walser, Mervyn Peake, etc., con suma inteligencia y suma finura.
Las fotos, que es una pena no sean más, “dan todos sus poderes al azar, al encuentro, a lo insólito que revela lo que palpita en lo más cotidiano, lo más común” –escribe Alain Joubert, quien, al ponerles título, no ha hecho sino seguir un hábito muy del surrealismo. La de portada, en cambio, es un detalle de la que le hizo Robert Lagarde a Nicole con un cuervo en las manos y que inspiró una caja de Alan Glass, reproducida al final del n. 2 de L’Or aux 13 Îles.
He aquí un libro que es bueno que exista. Honra le sea hecha a L’Oie de Cravan.

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Nicole Espagnol, ¿A quién tengo el honor?

Si la foto del cuervo me recuerda el río Erges a su paso fronterizo por la villa portuguesa de Segura –similares piedras graníticas y sobrevolado por cuervos, aparte águilas y cigüeñas negras–, el caballero balzaquiano me hizo pensar de inmediato en el aldeano miñoto de grandes bigotes que me sorprendió dándole la vuelta a la señorial Casa do Bairro de Moure, pero detrás de un muro y más divertido que risueño. Creo que Nicole Espagnol se hubiera deleitado con él.


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En estas dos lujosas páginas del n. 2 de L’Or aux 13 Îles tenemos el texto y la foto de Suis-je bête, junto a la caja de Alan Glass y el comentario de Alain Joubert.